Train Valley no me parece que se pueda considerar un simulador de trenes. Eso para empezar. Tampoco es un simulador de gestión como los famosos Tycoon. Es un juego en el que tienes que poner las vías de manera correcta para que los trenes lleguen de una estación a otra. Y si mientras las colocas creas una intersección, pues tienes que ir vigilando que el tren que está en marcha coja el desvío correcto. ¿Sabéis los típicos juegos de tuberías que tienes que hacer llegar el agua de un extremo al otro? Pues más o menos.
Train Valley es como un juego para Facebook
¿Quiere decir que es un mal juego? No necesariamente. De hecho las primeras partidas son bastante divertidas, el problema está en que las siguientes son más de lo mismo. Una y otra vez. Ni siquiera los dos modos de juego le dan algo de frescura. Por un lado está el modo historia, que no sigue ninguna historia sino que nos presenta cuatro regiones y épocas con un límite de tiempo por pantalla. Para darle algo de emoción (la misma que ver comer a un perezoso a la hora de la siesta), además de aguantar los 5 minutos aproximadamente que dura cada nivel, tendremos tres retos para cumplir. Lo malo es que la variedad de esos retos es bastante reducida y se limitan a gastar X dinero, no dejar que los trenes lleguen a una estación equivocada, no dejar que los trenes choquen, no parar ningún tren, no desmontar ninguna vía o no demoler cosas por encima de X valor.
En caso de sentir una imparable necesidad de seguir disfrutando de Train Valley, también podemos probar el modo sandbox, que es exactamente lo mismo que el modo historia, pero sin límite de tiempo. El sueño de nadie, diría yo. Lo realmente preocupante es que el juego no tiene más alicientes. A parte de la colocación de vías, la única decisión que se nos permite tomar es cuando un tren debe abandonar la estación, pero no hacia donde va ni su carga, ni su velocidad, ni nada. Tampoco podemos elegir donde aparecen las estaciones, sino que es algo preestablecido por el juego.
Si te gusta hacer lo mismo una y otra vez…
En teoría, según su descripción en Steam, tiene 15 tipos de locomotoras y 18 de vagones, pero como tampoco puedes hacer nada con todos ellos y no se sabe si son reproducciones de modelos reales o no, pues a los entusiastas de los trenes les va a dar más bien igual. Como si ponen 50 de cada. Sí que es verdad que a medida que avanzan los años, van cambiando de forma, aunque los gráficos tampoco son nada del otro mundo. Lo único que se aprecia es que los modernos corren más que los antiguos, pero vamos, no es algo que tenga mucho mérito haber pensado eso.
Train Valley sería más divertido si al menos te diera alguna recompensa, en forma de nuevos trenes, algún tipo de power-up o cosas por el estilo, pero se juega exactamente igual en el primer nivel que en el último, sólo que con más trenes y más cruces. A esta sensación de poca variedad en lo que ves y lo que puedes hacer, se le suma el oír continuamente los mismos sonidos una y otra vez. Si que es verdad que cada pantalla tiene su propia melodía, pero son 15 ó 20 segundos que se repiten sin parar. Es más agradable el despertador de las siete de la mañana, sinceramente.
En definitiva, un juego que debería tener un planteamiento más casual y haberse orientado a Facebook (o algo así) en vez de querer pasar como un simulador de trenes o de gestión. Sobre todo teniendo en cuenta que hay centenares de juegos «gratuitos» con más opciones y más profundidad. Una verdadera lástima haberle dedicado ocho horas de mi tiempo, pero alguien se tenía que sacrificar. Lo hacemos por vosotros, culpables.