Sonic y compañía regresan en una aventura clásica disfrazada de modernidad. ¿Habrá salido bien la jugada? Te lo cuento en el análisis de Sonic Superstars.
En un otoño más o menos normal, no como este que nos mortifica este año, me gustaría recordaros la bonita sensación que te invade cuando llegas a casa después de haber estado pasando fresquete todo el día. Esa calidez que te revive y te hace sentir cómodo y a salvo. Sega ha querido hacer algo parecido, pero estrena piso y claro, no todo es tan bucólico cuando aún te quedan cajas por desembalar y colocar. Te lo cuento más en profundidad en este análisis de Sonic Superstars.
Este muerto está muy vivo
Al bueno de Sonic le han dado por muerto un montón de veces en el último par de décadas, y todo porque los pupilos de Yuji Naka han intentado reinventar el buque insignia de la compañía una y otra vez. Algunas veces se la han pegado pero bien y otras nos hemos encontrado con productos más o menos competentes. Cuando más exigentes nos hemos puesto los usuarios es cuando nos han tocado al Sonic gordito, y es normal. Con él se han forjado grandes historias de amor al videojuego, que hoy perduran en el corazón de muchos cuarentones y cuarentonas.
Superstars intenta darle una patina de modernidad a algo que seguía funcionando bien a golpe de sprite, como ya demostró Sonicmania. Pero bueno, es su Sonic y lo moldean como quieren. Ya hemos visto que otras apuestas, como la llevada a cabo por Nintendo con Mario, ha salido de rechupete, y a este título de la extensa saga del erizo azul tampoco le va mal en ese sentido.
«Nuevo» envoltorio, sensación clásica
Como digo, el nuevo entorno gráfico tridimensional, pero en fases bidimensionales, le queda muy bien a Superstars. Los gráficos son bonitos y los modelados aguantan el tipo ,aunque se echa en falta algo de expresividad en las caras, algo que ha sabido ver muy bien Wonder. Los enemigos también tienen una pinta estupenda, y los escenarios son simplemente preciosos, llenos de detalle y variedad.
Todo se mueve fluido pero sin dar sensación de demasiado caos, por lo que, sí, podemos decir que este «nuevo» look 3D dentro del esquema 2D funciona bien. Entrecomillo lo de nuevo porque ya tuvimos una buena ración de juego bastante similar en Sonic Generations, si bien no era una aventura clásica al uso.
¿Modo historia? Sí por favor
A ver, historia hay poca, no os quiero engañar. Me refiero más bien a que tenemos un conjunto de mundos y fases y vamos a llegar hasta el final, ya me entendéis. En esta ocasión el elenco de héroes está compuesto por Sonic, Tails, Knuckles y Amy. El equipo villano lo capitanea, cómo no, el doctor Robotnik, que en esta ocasión se rodea de Fang y Star Gazer, aunque pintan más bien poco.
Me gusta de este modo historia que se aleja de la estructura cláscia de los Sonic 16bit, habiendo mundos de una fase, de dos y de tres. Me ha gustado que haya muchos jefes de final de fase, pero a la vez me ha quedado un regusto amargo, pues muchos de ellos son algo tediosos de afrontar, y quizás un pelín largos de ajusticiar. Da muchísima rabia que te maten ya casi al final y que tengas que empezar desde el principio. Un checkpoint intermedio le habría venido bien al juego.
La cantidad de fases me parece idónea, ya que no nos quedamos cortos, pero tampoco se estira el chicle hasta el hastío. Mención especial al diseño de las mismas, ofreciendo multitud de caminos alternativos y secretillos en forma de frutas, monedas, fases de bonus al más puro estilo Sonic 1 y anillacos para conseguir esmeraldas del caos. Por cierto, en este juego las esmeraldas nos otorgarán poderes especiales, a modo de power-ups. No os los desvelaré porque tiene su aquel descubrirlos, pero si os soy sincero, no los he utilizado ni una sola vez en el devenir de la aventura. ¿por qué? Porque no hace falta. Así de triste…
Modo multijugador, a caballo entre lo desesperante y lo tedioso
Las comparaciones son odiosas, pero quiero regresar a Mario Wonder para explicar por qué el modo multijugador en Sonic Origins no termina de ser satisfactorio. Wonder tiene el tempo justo para que todos, desde el más habilidoso hasta tu primo el torpe, lo pasemos bien. En Origins, y me refiero al modo historia cooperativo, todo es un caos continuo. A ver, Sonic tiene ese tempo acelerado en el que incluso jugando tú solo a veces no te enteras de lo que está pasando, ¿verdad? Pues añádele más jugadores. Un verdadero follón. Al final alguien llevará la voz cantante y al resto no le quedará más remedio que ir respawneando a su alrededor. Sin duda algo muy alejado de mi definición de pasarlo bien.
Además de esta camapaña cooperativa, Sega nos ha querido agasajar con un multijugador -online o local- en el que vamos subiendo de nivel mientras nos batimos el cobre con los amiguis. Pues bien, las diferentes pruebas no terminan de engancharme, y los diferentes cosméticos que podemos aplicar -a costa de gastar moneditas del juego- tampoco son una razón lo suficientemente poderosa como para regresar al juego todos los días. Ahí hay potencial, pero hay que pulirlo bastante.
A mí me gustado esto
A modo de conclusión, te diré que este Sonic acierta en casi todo lo que tiene que ver con un jugador y se queda muy verde en lo que respecta al multi. El modo batalla está lejísimos de entretener a casi nadie, mientras que la historia coop hace aguas porque la esencia misma del juego, de la saga clásica incluso, hacen inviable una experiencia satisfactoria.
Aún así, si perdonamos algunas tonterías con los jefes finales, Sonic Superstars es un plataformas satisfactorio, brillante a ratos, que sabrá entretener a los fans del erizo supersónico.