Atlus se pasa a la híbrida nintendera. Comprueba con nuestro análisis de Catherine: Full Body para Ninntendo Switch si los cambios valen la pena.
Hace unos años algo estalló entre la comunidad de los juegos de Atlus. Una chispa de disconformidad, que impulsaba a los fans a pedir a la compañía algo diferente a los juegos de la rama Shin Megami Tensei, cansados de repetir la misma premisa en fórmulas diferentes como Persona, Devil Survivor o Digital Devil Saga. Atlus entendió el mensaje y se pusieron manos a la obra con un proyecto totalmente nuevo pero que llevaba impreso su sello de calidad sobresaliente. Sí, culpables, hablamos de Catherine, una obra ya atemporal que los nipones no han querido dejar en el olvido, trayéndonos una remasterización que aporta más de lo que parece. Así pues, tras haberlo analizado en su versión de PlayStation 4, os invitamos a leer nuestro análisis de Catherine: Full Body para Nintendo Switch y descubrir lo que os espera en la nueva cruzada amorosa de Vincent Brooks.
Tres amores para un tío con la vida desordenada
La premisa argumental de Catherine no es algo a lo que podamos tildar de banal, sosa o simple. En Atlus entienden el concepto del videojuego como un medio para contar una historia donde en otras formas de comunicación se quedaría a medias. Por tanto, se valen de muchos canales, como el anime, el formato visual novel, la narración por sustracción, el lenguaje mecánico y otras herramientas que combinan en un único producto.
Esto da como resultado una historia que es capaz de despertar un interés desmedido y permite, tanto al escritor como al consumidor, disfrutar de conceptos que serían difíciles de asimilar por medios más simples. Así que no esperéis en Catherine una historia que sigue el arquetipo de un shonen o una comedia amorosa sin más. Estamos ante una obra muy madura que explora temas controvertidos, sobre todo para el modo de vida japonés, como las responsabilidades que la sociedad le adjunta a uno al llegar a una determinada edad o la libertad para amar sin importar los convencionalismos establecidos.
Así pues, cada una de las tres Catherine representa una serie de valores diferentes y ojo, que ninguna de ellas va ser mejor o peor que otra. Los jugadores se encargarán de guiar a Vincent con sus acciones y decisiones hacia los brazos de cada una. ¿Te adaptarías a una relación liberal fundamentada en el sexo? ¿Eres capaz de amar a alguien sin importar su pasado y su condición? ¿Prefieres asentar la cabeza en una relación tradicional y tranquila?
El culto al Diablo se imbuye también en Catherine
Atlus es incapaz de despegarse de sus propios clichés y Catherine no es capaz de librarse de ellos. Si sois seguidores de los juegos de esta compañía sabéis de buena tinta que si no hay demonios de por medio, Atlus no firma el juego.
En el título que nos concierne ahora mismo, el infierno, el fin del mundo y los megaten se concentran en las pesadillas del protagonista. Durante el día daremos coba a la vida social del mismo en el bar Stray Sheep, donde conversaremos con nuestros amigos de toda la vida, la diferente clientela que vaya pisando el establecimiento, los trabajadores e incluso nuestras parejas cuando quedemos con ellas allí. Por otra parte, cada vez que nos echemos en cama y Pedro Chosco nos coja de lleno, soñaremos con un mundo diabólico donde tendremos que ir superando diferentes fases plataformeras. Estas se componen de desafíos en formato puzle y nos tocará lidiar con cubos de propiedades diferentes para construirnos un camino hasta la cima.
Entre cada fase llegaremos a una especie de capilla en la cual podremos interactuar con los carneros, otros hombres que sufren la misma pesadilla que nosotros. Conforme más avancemos en la aventura, más conoceremos a estos personajes. Todos cuentan con historias muy interesantes que pueden desembocar en sorpresas que no os desvelaremos dada su calidad de spoiler.
Un trío de campeonato: Hashino, Soejima y Meguro
Estos tres «mendas» son la creme de la creme en Atlus, y trabajando juntos la cosa no podría ir mejor. Hasino es el director y guionista, capaz de unir todas las escenas y momentos del juego sin que desentonen un ápice; Un maestro a la hora de combinar diferentes formatos narrativos para que todo se sienta fluido y natural. Soejima es el ilustrador, con un toque genuino y muy característico, experto en atribuir significado al color de sus obras, transgredir mensajes a lo puramente estético y crear diseños de personajes que chocan contra los estereotipos establecidos.
Por su parte, Meguro es el compositor. De sobra conocido por sus aportaciones maestras a la saga Persona y que aquí vuelve a hacer de las suyas con todo un despliegue de temas que capturan la esencia de las pesadillas, el confort de Stray Sheep y las inquietudes emocionales de Vincent en cada momento. Además, en esta revisión se incluyen hasta 21 canciones nuevas que se suman a las ya oídas y las de otros juegos como Persona 5, disponibles en la gramola del bar.
Leyendo esto comprenderéis que la factura audiovisual y narrativa de Catherine: Full Body es para quitar el hipo aunque un estilo tan personal puede molestar a los menos transigentes.
Una obra no apta para inseguros
La base de su jugabilidad se centra en las elecciones. Cada acción que hagamos influirá en un medidor de karma que oscilará para un lado u otro en función del alineamiento de dicha acción. Por ejemplo, si nuestra novia nos llama preocupada por nosotros y le colgamos, el medidor se desplazará hacia la izquierda, el lado rojo de la maldad.
Las decisiones más influyentes las tomaremos en la capilla, al responder a las preguntas del confesionario. Estas serán decisivas para el final y aunque las respuestas puedan parecer muy claras para que alineamiento tiran, el matiz gris de las mismas nos harán meter la pata, todo con el objetivo de que el jugador responda con sinceridad y no con la mente puesta en conseguir caer mejor a una de las novias en concreto.
Y ojo, culpables, que hablamos de la posibilidad de desbloquear multitud de finales. El Catherine original contaba con 8 finales y este Full Body nos trae 5 a mayores. Verlos todos nos empujará a rejugar muchas veces la aventura, una que nos durará 10 horas como mucho en cada pasada que le demos.
¿Qué cambios nos trae Full Body frente al original?
En lo puramente técnico, el juego se ha rehecho de cero con la última build del motor de la compañía. Básicamente, estamos ante un Catherine con la factura técnica de Persona 5. Siendo ahora un producto más estable en todos los puntos, que alcanza los 1080p y los 720p (en modo portátil) sin problemas de framerate por el camino. Además, el cambio de motor permite algunos cambios jugables. Por ejemplo, el uso de una cámara de 360º que nos permite ver la parte de atrás de las pilas de bloques sin que tengamos que avanzar por ellos a ciegas.
En cuanto a contenido, la cosa se desmadra. Por una parte, se han añadido el doble de puzles, pudiendo jugar la historia con los rompecabezas del Catherine original o con las remezclas hechas expresamente para Full Body. Si vienes del original, sentirás frescura con la nueva serie de fases, más todavía si atendemos al hecho de que hay más modos de dificultad. Los que no se encuentren cómodos con los puzles y solo quieran disfrutar de la historia pueden hacerlo con un modo automático -llamado Seguro- donde Vicent escalará sin que tengamos que intervenir.
Por otra, la inclusión de una tercera Catherine modifica sustancialmente algunas cinemáticas, momentos visual novel y el formato de las decisiones. Ahora, aparte de clasificarse como buenas o malas, nuestras acciones y decisiones pueden ser de carácter neutral (las que rompen el medidor), lo que nos guiará a acabar con la tercera Catherine o a la soltería del primer juego. Este personaje, conocido como Rin, también aparecerá en las pesadillas y tocará un piano en las fases de Jefe, creando una barrera con su música que bloquea el avance de los mismos.
Modos multijugador también potenciados
Full Body no se olvida de las características online y añade algunas novedades sumadas a las ya conocidas. Como ya ocurría en el original, cada vez que supremos una fase en el modo historia, nos saldrá un esquema circular con el porcentaje de las decisiones de otros jugadores. Es algo similar a lo visto en los juegos de Telltale al finalizar cada episodio. Fuera de este modo, podremos jugar duelos con otro jugador en la misma consola. Los mismos consisten en subir más rápido que el otro durante una fase plataformera. Sin olvidar que se puede hacer lo propio de manera online.
También tenemos el modo Desafío. Aquí nos enfrentaremos a fases más duras que las del modo historia, con modificadores que cambian bastante la experiencia y nos pondrán las cosas todavía más difíciles. Para ir desbloqueando nuevos temas y fases, tendremos que avanzar en el modo Historia.
El resto de modos se centran en una suerte de competitivo de plataformas. Según nuestro tiempo, combos, puntos y muertes, iremos escalando en una pizarra de rankings. Hay eventos e incluso ligas, por lo que si le cogéis el vicio a las plataformas que plantea Catherine, este modo os va absorber horas infinitas.
¿Cambios o novedades en su versión de Nintendo Switch?
Pues la verdad, culpables, es que tenemos un port 100% idéntico a la versión que ya pudimos disfrutar en PlayStation 4. el juego corre a 1080p en modo dock y 720p en modo portátil. Se muestra a 30 frames por segundo en ambas modalidades, tal y como ya pasaba en Full Body original.
Quitando una reducción en la resolución de las texturas, una que tampoco es para tirarnos de los pelos, el juego luce prácticamente igual. Es un lujo disfrutar de una obra tan vistosa en lo artístico en nuestras Nintendo Switch y el trabajo de porteo es encomiable. Eso sí, una pena que no se hubiese aprovechado para meter algún modo extra en este relanzamiento para la híbrida nintendera. Fuere como fuere, estamos ante uno de los mejores ports de la consola. Así que no te lo pienses, deberías echarle el guante si no los has probado todavía en PlayStation 4