Vuelve el equipo del Boina Verde para ponerle las cosas chungas a los nazis. Comprobamos si aguantan el tirón con este análisis de Commandos 2: Remastered.
Hace 19 años, Pyro Studios nos asombró a todos con una secuela de Commandos, un juegovídeo de estrategia y táctica que nos ponía en manos de un escuadrón multinacional para frustrar el avance del Eje durante la Segunda Guerra Mundial. Considerado de culto, Kalypso Media vislumbró la oportunidad traerlo de vuelta a la vida en pleno 2020 con una suerte de remasterización. Hoy os vamos a contar si le pesan los años a la unidad del irlandés Jack O’Hara o, por contra, se encuentra en buena forma con el siguiente análisis de Commandos 2: Remastered.
Repaso al clásico que disfrutamos en 2001
Pyro Studios, estudio español artífice de juegos tan conocidos como Pretorians, fue el encargado de insuflar vida a esta curiosa propuesta de la Segunda Guerra Mundial. El juego se dividía en diferentes misiones con objetivos a cumplir aprovechando las habilidades de los personajes disponibles. En mapeados llenos de detalles y secciones con las que interactuar, teníamos que desplazarnos trasteando con una cámara cenital y diferentes mécanicas, desde conos de visión o gestión de inventarios hasta calculando valores como el ruido o el frío. Teniendo en mente estos elementos, el núcleo consistía en establecer sinergias entre los diferentes personajes para salir airosos.
Cada soldado es un mundo del que hay que aprender infinidad de variables. Por ejemplo, Lupin es el más rápido y puede colarse por sitios donde otros no pueden, sin embargo, no puede amordazar enemigos ni usar tantas armas como el resto. Natasha puede valerse de sus conocimientos de alemán y de su sensualidad para entretener a guardias e infiltrarse en sitios muy poblados. Y así tendremos que ir haciéndonos con cada «comando» para poder trazar las mejores tácticas para cada misión.
Huelga decir que la dificultad no se anda con tonterías. La IA es implacable y no da tregua si nos detecta. Hablamos de un juego muy cuidado a la hora de colocar sus recursos por los mapeados, donde toca estrujarse la neurona antes de actuar para no liarla parda. Es por ende que la filosofía «savescum» aquí es casi una mecánica implícita en el tejido jugable, pues guardar y cargar con F1 y F2 es una práctica reiterativa. En las últimas misiones hasta nos dolía la muñeca de tanto repetir la macro.
Trayendo la guerra a las resoluciones de la actualidad
Kalyso Media es la distribuidora que ahora mismo posee los derechos de la franquicia. Han visto bien traer de vuelta la segunda entrega con algunos cambios visuales que nos permitan acostumbrarnos a un título tan viejuno. Sin embargo, no es oro todo lo que reluce y el hecho de omitir algunas funcionalidades nos ha decepcionado.
Pero antes de entrar a lo malo hablemos de lo que más salta a la vista: la remasterización gráfica. El juego original contaba con fondos prerrenderizados y modelos de siluetas 2D/3D a los que los años han pasado factura. No miento, basta con que juguéis a la versión relanzada en Steam y GOG para comprobar que distinguir algo del fondo cuesta lo suyo. No obstante, en esta remasterización han remodelado los fondos para ajustarlos a resoluciones modernas y los personajes cuentan con un modelado mejor definido.
¿Es una mejora muy radical? Para nada, pero cumple lo suficiente para que nos sumerjamos al mismo nivel que cuando jugábamos al original a inicios del siglo XXI. Lo mismo podría decirse de la navegación por los menús y las fuentes de los subtítulos. Todos sustituidos por versiones en HD que erosionan la pixelización para alegría de nuestros ojos.
Commandos 2: Remastered propone una forma de jugar un tanto oxidada
Este subgénero es bastante curioso y minimalista. No hablamos de un RTS de forma práctica, si no de micro-gestión de personajes únicos en un entorno muy hostil donde el enfrentamiento es tan secundario que hasta se castiga de las peores formas posibles. Es por tanto, una aventura de infiltración que nos obliga a tomar todo recurso posible para superar nuestros objetivos sin ser vistos. Vale que hay tiroteos, pero casi todos se desenvuelven en la lengua de las emboscadas y atrayendo enemigos a puntos calientes donde tengamos unidades apostadas.
Puede que a algunos esto os suene gracias a Shadow Tactics. Este juego de Minimi Games ofrece la misma experiencia que la saga Commandos, pero usando a personajes de la era feudal japonesa. Es una aventura moderna, con mecánicas que no existían en Commandos y que propone los mismos niveles de desafío sin apoyarse en una jugabilidad ortopédica. No es el casco de Commandos 2: Remastered, el cual trae -sin tocar- sus mecánicas de control y estas se notan muy desfasadas.
El uso de los botones del ratón es ilógico, los atajos del teclado -aunque mapeables- son duros de aprender y en situaciones de emergencia, donde tenemos que pensar y actuar con rapidez, nos topamos con barreras mecánicas que Shadow Tactics sabe solventar con celeridad. Sin contar que no tiene opción de usar mandos para resumir las funcionalidades de cada personaje. No veáis el tostón que es tener que navegar por las pestañas del inventario de cada uno para encontrar el arma o la habilidad idónea en momentos de estrés.
Ausencia de modos y conceptualmente difícil de hacerse con él
Cuando citaba que había cosas malas en apartados anteriores me refería a esto, la ausencia de modos importantes del original como el multijugador, que nos permitía jugar online o local, con amigos controlando cada uno a un soldado en tiempo real. No me malentendáis, jugar solo y gestionando todos los personajes a la vez es divertido y súper desafiante, pero la gracia estaba en crear sinergias rápidas con otros jugadores. No da la misma satisfacción tener que estar pendiente de dos personajes para crear una acción ajustada al milímetro que si un jugador hace su parte y tú la tuya, desembocando en una acción exitosa.
En esta remasterización no hay modos multijugador de ninguna clase. Solo se conservan las misiones bonus, que son escenarios con objetivos sencillos para cumplir en tiempo récord. Una idea que ahora también se puede aplicar a las misiones de la campaña principal para picarnos a cumplir objetivos en el menor tiempo posible. Supongo que lo habrán introducido como aliciente para los jugadores veteranos y que ya se saben todos los truquitos del original.
Y es que si no eres versado, sumergirse en el universo de Commandos puede ser una experiencia farragosa. Solo hay dos misiones de tutorial donde todo se explica vagamente con cuadros de texto. Algo que me parece insuficiente dado el nivel de dificultad del título, sumado a que los menús in-game no ayudan por su diseño clasificado en pestañas. No es lógico pretender a día de hoy que un jugador novel intente aprenderse un montón de atajos y macros, más cuando ni se aconseja en ningún tutorial. Al final, las horas y la experiencia es lo que te llevará a darte cuenta de esto pero puede que no todo el mundo esté dispuesto a invertir el suficiente tiempo para descubrirlo.
Mateo Pascual dotó a Commandos 2 de composiciones militares llenas de matices y una variabilidad nunca vista antes en producciones bélicas.
Commandos 2 ha vuelto pero se ha equivocado de tiempo
Parece que el tono del análisis es muy negativo, pero al juego también hay que dedicarle algún piropo. Si somos pacientes, muy pacientes, descubriremos una de sus mayores bondades: la rejugabilidad. Repetir una y otra vez misiones para probar tácticas nuevas es de un gozo sin nombre. En este aspecto es más elástico que el citado Shadow Tactics, el cual solo dejaba margen para una o dos formas de solventar las misiones. Aquí no, si somos mínimamente creativos o espabilados, podremos conquistar cualquier objetivo a placer de nuestros planes estratégicos.
Cierto es que el que esté tan oxidado en lo mecánico dificulta la realización de varias acciones al mismo tiempo. Pero lo dicho, la experiencia lo es todo en este videojuego, uno que gana más enteros conforme desbloqueemos más misiones y repitamos las disponibles para saciar nuestro espíritu creativo. Una pena, porque creo que el grueso del público no está hecho para este tipo de experiencias y la falta de pulido en muchas áreas relegan a Commandos 2: Remastered al estatus de producto anacrónico.