El terror y la supervivencia no necesitan de gráficos fotorealistas para existir, como comprobaremos en nuestro análisis de Darkwood para Nintendo Switch.
Normalmente asociamos el género survival horror a juegos como Silent hill, Resident Evil, Outlast o Alien Isolation. Pero no siempre esa tiene que ser la premisa. El título del que hoy os venimos a hablar, no necesita de tanta espectacularidad o artificio para dejarnos mal cuerpo. Una enrevesada historia con unos inquietantes diseños, pueden ser más que suficientes. Y de eso tenemos un rato en nuestro análisis de Darkwood para Nintendo Switch.
Los chicos de Acid Wizard Studio, parece que se embarcaron en un viaje de dicha sustancia a la hora de crear esta extraña obra. Después de pasar desde 2014 en Early Access, su lanzamiento oficial fue en agosto de 2017 para PC. Ahora con otros dos años más a sus espaldas, llega a nuestras PlayStation 4, Xbox one y Nintendo Switch, de la que hoy os traemos nuestras impresiones, tras haberlo sufrido durante unas cuantas horas.
En el bosque nadie puede oír tus gritos
No quiero contaros demasiado del argumento, pues parte de la grandeza del juego está en ir descubriéndolo por nosotros mismos. Aún así y para ponernos en contexto, os avanzamos que una misteriosa plaga ha azotado el misterioso lugar en el que nos encontramos. Debido a ella, casi todo el mundo ha muerto, todo se halla en ruinas, y los árboles han crecido de manera desorbitada bloqueando cualquier ruta de escape.
Así que nuestro objetivo principal será sobrevivir mientras descubrimos lo sucedido y tratamos de hallar una salida. Para ello nos tocará explorar a fondo, el mundo semiabierto que sus creadores han puesto ante nosotros. Pero deberemos tener sumo cuidado, ya que no estaremos solos. Perros salvajes, mutantes e incluso alces, no dudarán en atacarnos si nos cruzamos por su camino.
Caminante sin camino
De este modo, salir a la luz del sol a buscar valiosos recursos o nuevas pistas que nos ayuden a desentrañar lo sucedido, se convertirá en nuestra rutina diaria. Habrá que darse toda la prisa posible, ya que cuando oscurezca lo mejor será que estemos en nuestra cabaña si no queremos darnos por muertos. E incluso ahí, estaremos en peligro si no nos hemos preparado bien.
Gracias a los materiales obtenidos durante nuestro periplo matutino, podremos crearnos múltiples objetos tales como armas, antorchas o vendajes. También será de gran importancia fortificar nuestras defensas. Para ello podremos atrancar las ventanas con tablones de madera o poner trampas que dañen a nuestros enemigos. Pero quizá lo más importante, sea tener el generador con gasolina suficiente para que mantenga la casa alumbrada toda la noche. De este modo algunas criaturas no podrán acceder a nuestro refugio.
Ahora que ya sabéis cual va a ser vuestro objetivo principal durante la aventura, vamos a ver el modo de lograrlo. Y os aviso desde ya de que no os va a resultar fácil. Hay varios motivos para ello, todos creados con toda la intención del mundo por parte de los desarrolladores.
Supervivencia extrema
De primeras y pese a que desde la vista aérea de la que hace gala el título veamos los objetos que nos rodean como árboles o ruinas, no será así con nuestros enemigos o recursos. Sólo podremos ver lo que esté delante de nuestro rango de visión. Eso durante el día o en lugares iluminados, puesto que donde no llegue la luz no veremos más allá de un palmo. A no ser que portemos alguna antorcha, linterna o farol, y aún así estaremos limitados.
Por otro lado si durante nuestras pesquisas nos vemos obligados a combatir, tampoco lo tendremos sencillo. Como viene siendo habitual últimamente, en el juego contaremos con una barra de resistencia que disminuirá rápidamente al correr o golpear. Así que no será raro quedarnos vendidos ante los enemigos si no tenemos cuidado. Menos mal que los escasos alimentos que descubramos, nos permitirán ralentizar la velocidad a la que desciende el vigor.
Además y por si no teníamos suficiente, los objetos que portamos tienen una durabilidad limitada. Nuestras baterías de la linterna se gastarán, las antorchas se agotarán y cualquier arma se terminará por romper. Por supuesto podremos repararlas, o crear algunas nuevas aunque lo primero requerirá de menos recursos. También será posible localizar pilas con las que recargar nuestra fuente de luz.
Gestiona bien tus recursos
Tampoco hemos de olvidar que nuestro inventario es limitado, por lo que en ocasiones deberemos elegir dejar algún suministro en pos de otro que nos sea de mayor utilidad. De todos modos siempre podemos volver a por ellos, ya que se mantienen en en el lugar sin desaparecer.
Bueno, eso si recordamos donde los dejamos, ya que dependemos totalmente de nuestra propia capacidad de orientación. Porque aunque tengamos un mapa, en ningún momento nos mostrará nuestra posición exacta, salvo que nos encontremos en alguna localización que hayamos descubierto previamente. Estás, quedarán marcadas en el plano de manera constante, y nos servirán de guía para movernos por el escenario.
Esencia revitalizadora
Pero no todo iban a ser malas noticias. Pese a no tratarse de un juego de rol, nuestro personaje podrá mejorar y añadir habilidades a su escaso repertorio. Para ello, tendremos que crear un elixir del que posteriormente nos inyectaremos una dosis. Esto lo lograremos a base de cocinar algunos elementos como setas o carne de conejo. No será fácil porque cada una de estas piezas llena una pequeña parte de la jeringuilla que deberemos completar, pero el esfuerzo tendrá su recompensa.
Cuando consigamos la cantidad necesaria, pasaremos directamente a un apartado en el que elegir la mejora deseada. Algunas de estas mejoras pasan por ver a mayor distancia, correr durante más tiempo o poder saber una vez al día el punto exacto del mapa en el que nos encontramos. No nos convertirán en ningún superhéroe, pero nos facilitarán un poco las cosas.
Estética y sonido al servicio del argumento
Todas estas mecánicas de supervivencia, no serían nada sin la magistral ambientación de la que goza el título. Ya hemos comentado que gráficamente no es una obra puntera, pero tampoco lo pretende. Es en su diseño artístico, donde debemos centrar nuestro foco. Toda la estética del juego es apagada y deprimente, casi en blanco y negro, en consonancia con lo que se nos quiere contar. Esto choca contra otros momentos sobre todo cuando amanece, cuando el tono rojizo copa todo el escenario como si renaciéramos, tras la larga noche.
Tampoco podemos olvidarnos del diseño de los enemigos a los que haremos frente, o de los pocos personajes con los que podremos entablaba conversación o comerciar durante la aventura. Creo que no exagero si digo que podían ser parte de cualquier obra de Miyazaki.
A esto ayuda el magistral apartado sonoro del que goza la obra. Tendremos muchos momentos de absoluto silencio, mientras exploramos los lúgubres parajes que nos aguardan. Esto más allá de darnos tranquilidad nos mantendrá en tensión, ya que cada crujido, gruñido o incluso nuestros propios jadeos, nos harán saltar del susto y ponernos a la defensiva. Pero cuando tenemos música la cosa no es menos relajada, puesto que la música es de lo más inquietante y nos pondrá los pelos de punta.
Estamos pues ante un juego exigente que no se casa con nadie. No da apenas facilidades al jugador, por lo que no es recomendable para aquellos que busquen algo más liviano. Eso sí, para los que gusten de experiencias difíciles o que les hagan esforzarse al máximo, Darkwood es su juego.
Allons-y!