Inmortales, intrigas y el peso del deber se funden en un juego al estilo Final Fantasy Tactics. Conócelo con nuestro análisis de Fell Seal: Arbiter’s Mark.
No son pocos los títulos indie que se basan en otros de grandes compañías para lanzar un juego del mismo estilo. Mirad por ejemplo Undertale, que mezclaba un batiburrillo de muchas aventuras distintas, creando algo único. Pero no hace falta una macedonia de elementos para hacer algo bueno. Basta con tener las ideas bien claras, como les ha ocurrido a los chicos de 6EyesStudio, y os lo vamos a mostrar con el análisis de Fell Seal: Arbiter’s Mark.
Teora, el lugar donde los inmortales gobiernan
El mundo estaba azotado por una monstruosa criatura: Las Fauces. Esta arrasaba todo cuanto estaba a su paso, trayendo el caos consigo. Por suerte, unos valientes héroes ponen fin a su era del caos al derrotarla en combate. Estos adquieren por ello notables poderes, a la par que una longevidad sin precedentes. Se les conoce como Inmortales, los cuáles ahora rigen sobre la tierra. Pero el gestionar un territorio no es sencillo, más siendo tan pocos. Es ahí donde surge la figura del Mediador, que hará actuar la ley en toda Teora.
El juego ya nos da, desde un comienzo, una buena base narrativa para que nos situemos de manera correcta en su mundo. Porque, a fin de cuentas, no vamos a ir de la mano de los Inmortales: vamos a acompañar a la Mediadora Kyrie y su grupo por el mundo, resolviendo entuertos. Vale, puede parecer una cosa bastante manida, pero os aseguro que la cosa mejora por momentos, dentro de un límite. A fin de cuentas, cuando se es la ley, y se tiene el poder, es normal desviarse del camino.
Sí, culpables, eso que se oye de fondo son intrigas políticas y corrupción a cascoporro. Y nosotros, como los chicos buenos que somos, tendremos que destapar todo esto y hacer prevalecer la justicia. Suena interesante, desde luego, pero quiero comentar que, pese a ello, la cosa es bastante simple, al igual que su desarrollo. Básicamente te vas oliendo venir las cosas desde bastante. Pero, curiosamente, al irtelas mostrando poco a poco saben generar un cierto interés, amén de que los diálogos y conversaciones con los personajes amenizan bastante el asunto. Estos no es que sean especialmente novedosos, pero dejan entreveer su personalidad pese a ser bastante estándar en el género, lo que hace, como digo, bastante disfrutable cada escena de diálogo.
¿Final Fantasy Tactics, eres tú?
Lo voy a repetir una y mil veces: Fell Seal’s: Arbiter’s Mark bebe por los cuatro costados de Final Fantasy Tactics. Se nota en todo, tanto en la estética del juego, como el estilo de combate, e incluso las clases. Y teniendo esto en mente, se puede decir que han hecho un trabajo prácticamente impecable.
El sistema de combate nos presenta un escenario por casillas limitado con el que interactuar. El rango de movimiento de nuestro personaje nos permitirá desplazarnos más o menos por él, aunque a veces necesitaremos de ciertas habilidades para acceder a ciertas zonas. Sí, os miro a vosotros, cofres en lo alto de los riscos. Con esto pretendo decir que el mapeado, aunque simple, es bastante dinámico. Hay elementos que impiden nuestro avance, diferentes alturas que dependen de las capacidades de nuestro personaje… ¡E incluso mecanismos ocultos que sólo activaremos si estamos en el lugar correcto!
Todo ello, por lo general, nos pondrá trabas o facilitará los combates. El sistema es simple: te acercas lo suficiente a un enemigo como para tenerlo en tu radio de acción y le pegas. Si le pegas de frente, bueno, vale, no había otra cosa, es daño que recibe. Pero lo importante es flanquearlo por los lados y, en especial, atacar desde la retaguardia. Eso dará una base de daño extra que sin duda sienta realmente bien. Para nosotros claro, para ellos es terriblemente doloroso. Claro que esto también se aplica a nuestros personajes, así que supongo que estamos empatados.
Pero no es lo mismo que te pegue un mago flojucho que como mucho ha levantado un libro en su vida a un Hombre Lobo, ¿verdad? Queda patente que las clases son un elemento clave para hacer más o menos daño. En especial gracias al uso de sus distintas habilidades. Que si Salto, que si Espada Sagrada… Venga, si hasta los flojuchos magos pueden dejarte sin dientes con un buen ataque mágico por la espalda. Ah, quién diría que los libros guardaban tan poderosos secretos. Lo cierto es que, pese a que, como he dicho en un principio, las clases se basen en FF Tactics en demasía, luego saben bifurcarse creando ramas originales en algunos casos, o con notables diferencias respecto a este en otro.
Vale, seguro que tras lo del Hombre Lobo habéis pensado que qué carajos, vosotros queréis ser un archimago de fama mundial. Así que, ¿cómo se mejoran los trabajos? Sencillo, vas, combates, y ganas PH. Al tener determinadas habilidades de clase desbloqueadas por esto, surgen nuevas clases. Así, un Maestro de la Plaga, por ejemplo, necesita PH determinado de Mago y Clérigo. «Un momento, un momento… ¿necesito ir cambiando al personaje cada dos por tres de trabajo para ello?» No, mi querido culpable, dado que tenemos a nuestra disposición la flamante opción del trabajo secundario. Esta nos permite hacer uso de las habilidades de esa clase aunque estemos en otra rama distinta, por lo que todo fluye mejor.
Pero no todo es «basado en», sino que cuenta con elementos propios bastante interesantes. Es el caso de los objetos. ¿Sabéis ese síndrome en el que quieres guardar todo objeto que encuentres, abandonándolo en el inventario? Pues aquí olvídalo, dado que los objetos que uses se resetean al final de la batalla. Toca gastar pociones a cascoporro, sí. Pero eso no es todo. Los objetos no sólo son consumibles, también es equipamiento.
Y en el caso del equipamiento (al igual que en los objetos, vaya) podremos tener la bonita función de crear y mejorarlo en el menú del campamento del juego. Luchas un par de veces, consigues… qué se yo, un cuerno de unicornio y sangre de dragón, y ello sirve para crear la espada más poderosa del juego, tomando como base una espada mugrosa. O igual creas la panacea que cure todos los males, o el artefacto que acabe con el mundo… las posibilidades están ahí y la imaginación es nuestro límite… y la lista de combinación, claro está.
Suena todo maravillosamente fantástico, pero siempre hay un pero. Y en este caso son pocos, pero hay que nombrarlos. En primer lugar, hay que mencionar que el juego es terriblemente exigente. Nos invita a que pensemos bien las combinaciones de trabajo e incluso nos obligará a levear habilidades si no queremos que nos barran. En serio.
Ha habido fases donde casi quise tirar el mando por la ventana. La composición del terreno, estados alterados de los enemigos, que estos puedan revivirse unos a otros x veces… han puesto a prueba mi paciencia, sin duda. Todo esto puede ser esquivable, claro está, si llevamos una combinación de trabajos que sea la segunda venida de los dioses, pero en una primera partida lo veo un tanto complejo. Más aún si los combates son lentos a rabiar. Una opción de tiempo aumentado le hubiera venido a las mil maravillas.
El ratio de golpeo de personajes también entraría en ello. Creedme que no he visto en mi vida un 90-95% de acierto que se esquive más veces. Los enemigos deben de tener sentido arácnido o algo, porque mis personajes ni de broma hacen esos esquives. Vas toda confiada a dar matarile al enemigo de enfrente, con un índice de ataque del 97% y fallas. Tres veces seguidas. Vamos, hombre, que yo era de las que tenía suerte en videojuegos. He cogido un trauma por ello.
Menos mal que los personajes no mueren al caer en batalla, sólo quedan heridos y ven sus estadísticas reducidas en el siguiente combate si no los dejamos descansar un enfrentamiento pero… digamos que en un momento dado mis filas parecían más bien un casting a Urgencias. Aunque siempre puedes gestionar los elementos de dificultad base, para que así el juego te eche una manill y evitar todos estos incómodos momentos, pero aquí es que somos masoquistas.
Un atuendo especial para cada ocasión
Gráficamente, el juego parece simple, pero es bastante variado y detallado. Los personajes reciclan algún que otro movimiento y muchos enemigos son un recoloreo de otros, sí. Pero en el resto de factores hay que alabar la labor del equipo artístico. Los personajes principales guardan un diseño simple, pero llamativo, que los hace distinguirse unos de otros fácilmente en batalla.
Los personajes que creemos en el gremio a la hora de aumentar nuestras filas, por su parte, dejan a nuestra disposción un amplio abanico de posibilidades. Que no se diga que los secundarios no lucen palmito. Así, podremos tunear los sprites con una variedad pasmosa, poniéndoles tocados, ropajes de un color u otro… hay para todos los gustos, y el grado de detalle es muy bueno. Amén de los retratos de personaje, cuyo estilo realista cuaja verdaderamente bien, con tonos más oscuros, para contrastar con el estilo más brillante del resto del juego.
En lo referente al sonido… bueno, tiene sus más y sus menos. Tiene temas interesantes, pero por lo general veo un exceso de trompetas en muchos temas del juego. Las reminiscencias a Hoenn son fuertes. Si además tenemos en cuenta, como he dicho antes, que los combates son lentos, al final la misma tonadilla se repetirá hasta la saciedad en tu cabeza, acabando con tu cordura. En cuanto a los efectos de sonido, están bien, abusan de repeticiones en ciertos casos, pero por lo general cumplen y no molestan.
Conclusiones del análisis de Fell Seal: Arbiter’s Mark
Vine buscando cobre y encontré oro. En eso puede resumirse mi experiencia con este título. Es un juego muy completo, que ofrece jugabilidad para rato. Pese a que tuve que pararme para levear, el juego puede llevarte perfectamente entre 25-30 horas. Y ojo, eso es sólo si vamos a piñón fijo con la historia, dado que tenemos submisiones, charlas y demás que nos irán amenizando el mapa, ofreciendo algunas horas más de diversión.
Pero hay que tener en cuenta cómo es: es un juego enormemente exigente, lento, que va a exigir mucho al jugador, por lo que toca ser consciente de ello si buscas aventurarte en esta historia. Una historia entretenida, sin aspiraciones a volarte la cabeza en cuanto a complejidad, pero que te va a acompañar a las mil maravillas con una jugabilidad estupenda. Si te gusta Final Fantasy, no lo dudes, vas a disfrutarlo como nada.