El mundo sólo conoce las patatas, y eso no puede ser. Embárcate en una aventura cultivacional en el análisis de Harvest Moon: Un Mundo Único.
Llega a Nintendo Switch una nueva entrega de la franquicia de cultivar todo lo que veas, y generoso seas. Desde la división entre Story of Seasons y Harvest Moon esta última ha perdido un poco más, pero hoy puede ser diferente. Veamos cómo le va en este análisis de Harvest Moon: Un Mundo Único.
Devolviendo al mundo sus cultivos
Lo primero que se nos presenta en este Harvest Moon: Un Mundo Único es la historia que envuelve a nuestro protagonista. Y es que la cantidad de diferentes hortalizas que conocemos no existe como tal, hasta que nuestro avatar descubre un Duende de la Cosecha, que nos ayuda con otro tipo de cultivo.
A partir de aquí empieza una aventura en la que haremos uso de la granja expansiva, una característica en la que llevamos todas nuestras instalaciones en el bolsillo, pudiendo cultivar en cualquier sitio idóneo. De esta forma el juego nos permite salir a la aventura sin perder esa esencia de granjeo que lo caracteriza.
El objetivo es conseguir los seis medallones para traer de vuelta a la diosa, y para ello visitaremos cada zona del mundo. En cada una de ellas nos focalizaremos en una parte de la vida de la granja, ya sea cultivar, cuidar el ganado o pescar. La sensación que da es de ser un gran tutorial.
Porque aunque la premisa que nos presenta Harvest Moon: Un Mundo Único es muy buena, la ejecución no lo es tanto. El mundo se nota algo vacío, y las misiones secundarias son genéricas a más no poder. El desarrollo de la aventura también es predecible en el sentido de jugabilidad.
Llegamos a un sitio nuevo, vemos que están en la miseria absoluta en cuanto a su medio de vida y les ayudamos. Conocemos a dos potenciales cónyuges y finalmente conseguimos el medallón. Venga, a la siguiente zona. Así es el desarrollo del juego básicamente.
La vida en la granja expansiva
Sabiendo qué nos espera en esta aventura, ¿cómo es nuestro día a día? Con la granja expansiva podremos avanzar sin miedo a volver al punto de inicio, simplemente encontrando una zona decente para asentar todas las instalaciones y empezar a cultivar y cuidar animales.
Sin embargo, los cultivos en sí no se trasladan, sino que permanecen en la tierra fértil. Es decir, si hay algunos que aún no han dado frutos y te largas, o vuelves a cuidarlos u olvídate de ellos. Es la pega de no poderse llevar la tierra también con la granja, aunque no tiene sentido, ¿no? Jugaríamos a ser dioses.
De esta manera, conforme avanzamos en la aventura Doc nos irá proporcionando diferentes instalaciones y mejoras en la granja expansiva. Todas estas facilitarán la vida a la hora de generar más riquezas, o de conseguir materiales más raros de adquirir. Eso sí, hay que pagarle por sus servicios, como no puede ser de otra manera.
Lo cierto es que cultivar no tiene dificultad alguna, ya que sigue la misma premisa que cualquier juego de Harvest Moon. Además, la cantidad ingente de duendes que nos iremos encontrando nos proporcionarán semillas a tutiplén. Así que nuestra única preocupación es regar, cosechar y comprar animales.
Porque esa es otra, en esta entrega de la franquicia hay más animales que domesticar. Ya no sólo aquellos típicos de la ganadería, como vacas y ovejas, sino algunos más… excéntricos. Te puedes encontrar osos y tigres y domarlos dándoles cositas ricas. A ver quién es el guapo que intenta robar en una granja con dos tigres y un oso (más fuerte que Thanos).
Por supuesto, como no podía ser de otra forma hablando de Harvest Moon, podemos casarnos con determinados individuos. En cada zona hay dos posibles, hombre y mujer, que conoceremos mientras conseguimos los medallones. De esta forma podemos ir decidiendo a quién seducir con ingentes cantidades de regalos.
Aparte, hay distintos eventos a los que acudir, los cuales suelen estar relacionados con algún ámbito de la granja. Eso sí, también existen otro meramente lúdicos en los que disfrutar con nuestra pareja del juego (o potencial). Finalmente, pasaremos por el altar para seguir con nuestras vidas granjeriles con un nuevo miembro.
En cuanto al apartado gráfico, todo el título derrocha color. Tanto los escenarios como los personajes tienen tonalidades muy vivas, acorde con el espíritu del juego. Sin embargo, las localizaciones del mundo no ofrecen nada especial dentro de su ambiente. Además, las animaciones son muy, muy sencillas. Por otro lado, las melodías que acompañan al juego son acordes al título alegre que es, aunque se repiten demasiado.
Una idea interesante pero incompleta
En este análisis de Harvest Moon: Un Mundo Único tengo sentimientos encontrados. Por una parte, al principio la premisa que presenta de recorrer el mundo con tu granja era magnífica, con la capacidad de añadir ese factor aventura a la conocida fórmula de la franquicia.
Sin embargo, la monotonía de cada zona, así como en la poca variedad de situaciones, hace que Harvest Moon: Un Mundo Único sea como otro título de la saga, pero en el que andas más de un lado para otro. Una lástima que no se haya podido pulir más esta premisa.