Los Reyes Magos nos han dejado mucha nieve. Páramos helados y nuevos monstruos, todo en nuestro análisis de Monster Hunter World: Iceborne para PC.
Lo mejor se deja para el final, o eso deben pensar los jugadores de PC con Monster Hunter. Es normal, ya que están siendo siempre los últimos en disfrutar de la última entrega de la franquicia de cazadores de monstruos (valga la traducción). Pero por fin se acabó la espera, ya que tenemos con nosotros la expansión que todos esperábamos. A lo mejor no te coge de nuevas si ya la has vivido en consolas, pero si aún tienes dudas te invito a leer este nuestro análisis de Monster Hunter World: Iceborne para PC. Por cierto, podéis echarle un ojo a la review de la versión PS4, que os dejo por aquí.
Pero primero os dejo con las características más importantes del sistema utilizado para correr este título.
- Procesador: Intel Core i7-8700 3.2GHz
- Memoria: DDR4 3000 PC4-24000 16GB 2x8GB CL15
- Gráfica: GTX 1660 OC 6GB GDDR5
Parte del mundo
Porque si en una cosa se ha caracterizado Monster Hunter World es en colocarnos dentro del ecosistema, dando un motivo de la existencia de los cazadores. Este mantra continúa en Iceborne, más bestia si cabe. Todo gira en torno a esta premisa, tanto la aparición de los nuevos (o viejos conocidos) monstruos como la historia en sí. En este caso es la aparición del Velkhana, el dragón anciano insignia de esta expansión, el que amenaza con destruir todo el equilibrio en el Nuevo Mundo. Y claro, nosotros como el cazador estrella de la expedición tendremos que subsanar este problema.
No busques en esta expansión nuevas fórmulas, ya que el desarrollo es exactamente igual al juego base, solo que mostrándonos nuevas subespecies o monstruos añadidos en Iceborne. Hablando de este tema, no han sido precisamente pocos, ya que casi todas las bestias grandes tienen ahora una subespecie. Gracias a esto se añade más posibilidades a las armas en cuanto a elementos y variedad, aunque sí es cierto que a veces se echa en falta más frescura en los diseños de los monstruos, ya que completamente nuevos no hay tantos.
En cuanto a la parte jugable, Iceborne añade nuevas funciones que permiten mejorar la ya de por sí excelente jugabilidad de la que hacía gala el juego original. Con la garra retráctil se ha conseguido dotar de más dinamismo a los combates, con más posibilidades a la hora de abarcar el duelo con el monstruo. Además, ahora es más sencillo que nunca no perderles la pista, ya que podemos montar alguna fauna local para llegar mucho más rápido (y de manera automatizada) a la localización de nuestra presa. Como ya he mencionado, varios añadidos que mejoran y agilizan lo mejor de este título.
Porque los combates con monstruos siguen siendo la base, la crema, la fantasía de una saga que sigue mostrando de lo que es capaz. Ahora tenemos a nuestra disposición más movimientos en cada arma, que dotan de más variedad a nuestro repertorio de ataques. Y es que si en algo ha ido mejorando esta entrega, y que sigue puliendo Iceborne, es la sensación de agilidad en el personaje. Tanto en la exploración como en el combate.
Mejorando lo visto en consolas
Y vamos a pasar a lo que nos interesa de verdad. A lo que marca la diferencia entre esta versión y las de consolas. Para ello me he tomado la libertad de ir comparando versiones al unísono, y he de decir que hay una desigualdad palpable. Si comparamos la configuración Máxima o incluso Alta con la versión PS4, la diferencia radica en la iluminación, la calidad de las texturas a media/larga distancia y el movimiento de la cámara.
Lo primero que me ha entrado por los ojos ha sido la calidad de la iluminación. No tiene ni punto de comparación con PS4, y eso que esta es buena. Pero al hacer la comparativa he podido apreciar que la versión de PC posee una luz mucho más natural, que baña los elementos de la pantalla de forma uniforme y realista. Además, las texturas de estos es bastante más detallada, como por ejemplo la madera, la vegetación y el agua. Estas diferencias se hacen más notorias si lo comprobamos a media distancia.
Pero claro, en Iceborne lo que abunda es la nieve, y he de decir que está muy bien trabajada, tanto la textura como el contacto con el personaje. La nueva zona helada, el Arroyo de Escarcha, tiene una dimensión parecida al Bosque Primigenio, con grutas subterráneas, hielo por doquier y una nueva tribu de grimalkynes.
Lo que más me ha gustado ha sido la suavidad de la cámara. En PS4 a veces se nota algún pequeño tirón a la hora de girarla o de utilizar la escenografía. Sin embargo, en PC va completamente suave, con giros de cámara completamente limpios. Y esto no es cosa de la configuración Máxima, ya que en Media también sucede. Eso sí, no recomiendo bajarlo de ahí, ya que los acabados son bastante cutres si utilizamos la configuración Baja que nos proporciona el título.
En cuanto al apartado sonoro, no hay mucha diferencia con respecto al juego base. Sigue mejorando y trabajando la línea utilizada, añadiendo algunos temas icónicos debido al regreso de monstruos como Zinogre o Glavenus. Eso sí, la calidad de los temas nuevos sigue siendo altísima, pudiendo disfrutar de ellos en combates memorables (atentos al Velkhana, por ejemplo).
El ecosistema evoluciona
Monster Hunter World se expande finalmente en PC con Iceborne, el nuevo añadido helado de una entrega completísima. La cantidad de bichos nuevos (la mayoría subespecies) y el regreso de míticas bestias dotan de más variedad el plantel de la entrega. Además, la jugabilidad sigue mejorando por el camino correcto gracias a las nuevas herramientas, con la garra retráctil como objeto indispensable en nuestras cacerías.
Además, Iceborne seguirá actualizándose con nuevos monstruos, los cuales irán aterrizando en PC paulatinamente. Pero, hasta que llegue ese momento, tenemos en nuestras manos una expansión recomendadísima (y obligatoria) para aquellos que disfrutaron en su momento World. Porque Iceborne tiene al Zinogre.