Los españoles de Nuclear Tales sorprenden con una atípica aventura gráfica con tintes de drama social y un trasfondo jugable muy curioso. Descúbrelo en nuestro análisis de Out of the Box para Nintendo Switch.
Lo cierto es que en los últimos meses no hemos parado de recibir lanzamientos de juegos indies la mar de molones y entretenidos para la consola híbrida de Nintendo, y que además suponen un buen y jugoso porcentaje de su excelente catálogo. En esta ocasión, llega nuestra cita al análisis de Out of the Box, que ya está disponible en Nintendo Switch desde la eShop.
Nuclear Tales es la desarrolladora española detrás de Out of the Box. Un videojuego que, como veremos, esconde matices de aventura gráfica muy interesantes disfrazados y desdibujados dentro de una especie de simulador de portero de discoteca.
Volviendo a empezar.
En Out of the Box encarnamos a un hombre rudo y tatuado llamado Warren. Un ex-presidiario que ha estado una temporada «a la sombra» por haberse dedicado a la mala vida de los bajos fondos de la sociedad, metido en chanchullos de legalidad cuestionables y cometiendo al final un homicidio.
La historia arranca en el punto donde, una vez cumplida nuestra condena y como un hombre libre que no tiene a dónde ir o a dónde acudir, nos entrevistamos con nuestro antiguo patrón y causante del ingreso en prisión de nuestro protagonista, gracias a que Warren no testificó en su contra durante el juicio. Gracias a esto, nuestro agradecido Patrón le brinda a Warren la oportunidad de rehacer su vida, trabajando como portero en el club nocturno The Box, en un principio, alejado de toda la morralla ilegal que causó su caída y entrada en la cárcel.
Pero pronto descubriremos que el pasado siempre vuelve, e irremediablemente al volver a estar bajo el mismo jefe, las consecuencias de los negocios turbios, los sobornos y las acciones cuestionables, vuelven a la vida de Warren, que además tendrá que afrontar otros problemas, como pagar la manutención de su hija, el alquiler de su vivienda, el tratamiento farmacológico al que está sometido por problemas psicológicos y el gimnasio, si queremos estar fuertes y no ser unos tirillas para poder afrontar nuestro nuevo trabajo como portero de un club nocturno. Y además, una vez al mes tendremos que ir a hablar con el agente de la condicional, que tampoco es el hombre más dulce y comprensivo de la tierra.
Dos vertientes, un solo juego.
Es en este dualismo, donde encontramos la originalidad de Out of the Box como un producto que se sale de lo visto dentro del propio género de las aventuras gráficas. Nuclear Tales realiza una propuesta arriesgada, aunque fresca, en el desarrollo del juego y nos ofrece por un lado una vertiente de aventura gráfica donde tendremos que decidir el destino de Warren, tomando algunas decisiones que modificarán la trama; como es decidir invertir (o no) el dinero que ganamos como portero de The Box a cada elemento que hemos mencionado anteriormente.
La otra parte del juego, es un curioso simulador que recuerda vagamente a juegos como Papers, please. Dado que ofrece una jugabilidad basada en admitir o no a personas que forman una cola para entrar al club nocturno. A partir de aquí, nosotros como portero de dicho club tenemos que atender a una serie de variables que van escalando en dificultad y complejidad: tenemos que asegurarnos que los clientes que pasan al local no sean menores de edad (comprobando su fecha de nacimiento al pedirles el carnet de identidad), tampoco pueden estar borrachos o drogados, tampoco pueden ser unos pordioseros indeseables, ¡Ah! ni llevar mochilas, bolsos u objetos que puedan usarse como arma dentro del local…
Por tanto, la jugabilidad de Out of the Box cuando estamos haciendo las labores de portero será esta. Lógicamente, lo que de entrada parece algo sencillo y rutinario poco a poco se nos va complicando cuando aparecen más variables a las que ir atendiendo, como mediar con algunas broncas y peleas que se montan en la cola, pudiendo ser razonables, o atajar por la calle de enmedio, pegándoles un guantazo para que dejen de molestar. También deberemos atender a la lista de VIPs del local lo antes posible; lo interesante es ver cómo llegan personas que dicen ser X y tener que comprobarlo.
Lo que decidamos hacer con los clientes y nuestros reflejos, así como si aceptamos sobornos o no, será lo que haga que ganemos más o menos dinero. Si repartimos muchas tortas, llegarán denuncias y facturas de hospital que se nos descontarán. Si se nos cuelan menores, podrán multarnos.
Desgraciadamente, las jornadas de trabajo se antojan algo cortas, ya que cuando hemos cogido el punto al control y a la selección de clientes, nos anuncian el final del trabajo y el juego pasa sin más miramientos al siguiente segmento.
La jugabilidad abre puertas.
En lo que a jugabilidad respecta, en las noches de portero, la velocidad y los reflejos a la hora de decidir a quién dejas entrar o no, son fundamentales para el éxito y las ganancias de Warren. A final de mes, recibirá la paga total añadiéndose los bonus por acciones especiales y los descuentos.
Básicamente, tendremos que tener bien interiorizados los mapas de control y qué hace cada botón de nuestra consola, para poder seleccionar a cada persona de la fila y poder evaluarla de la forma más rápida y diligente posible.
Existe una barra superior en la pantalla que es la que nos indica el índice de cupo del local y los beneficios que obtiene. Si pasada la noche no hemos logrado un beneficio satisfactorio, nuestro jefe nos echará la bronca y nos despedirá, lo que significará el fin de la partida.
En las escenas más dedicadas al desarrollo de la trama, tendremos diálogos y algún momento donde decidir qué decir o qué hacer para seguir la trama de la historia de Warren. De vosotros dependerá, culpables, el llevarle por el buen camino o el volver a las andadas…
Un apartado artístico con personalidad.
El apartado técnico de Out of the Box tiene sus luces y sus sombras. Por un lado, tenemos un diseño de personajes y fondos que están bastante bien, recordando a un grafismo parecido a de muchos cómics de factura Europea. Los diseños de los personajes son caricaturescos y muy expresivos, el diseño general es bastante llamativo.
Además, en la pantalla de Switch, en el modo portátil, se ve super nítido y suave sin ningún problema de rendimiento apreciable. El juego corre bajo el motor Unity.
No obstante, al tratarse de un juego en dos dimensiones, llega el momento de ver cómo los personajes y los elementos cobran vida con las animaciones. No os voy a engañar si os digo que el juego recuerda un montón a una producción hecha en Flash, de estas que podemos ver en el PC, aunque lógicamente, cuenta con unos valores de producción muy correctos. Las animaciones son básicas y los personajes, aunque muy expresivos en su diseño, apenas lucen cambios faciales. Esto lastra un poquillo el buen hacer en el apartado artístico, y desluce la percepción general del juego al no verse como un juego de tecnología reciente.
La música es correcta, no destaca especialmente en ningún tema y sirve como buen fondo para ambientar la trama y el ambiente nocturno algo decadente que los creadores desean representar.
Lo cierto es que el conjunto y el particular apartado artístico resulta vistoso en la pantalla de Switch, y siendo el tipo de juego que es no vais a tener ningún problema en disfrutar de todo lo que puede ofrecer.
Conclusiones.
Out of the Box es una propuesta interesante y atípica. Nos introduce en una historia ambientada en un drama social apoyado en los hombros de alguien que desea rehacer su vida. La vertiente de aventura gráfica se ve, no obstante, algo cortada por la acción de las noches como portero de The Box.
Sin embargo, lo que debería ser una aventura llena de buenas subtramas y alternativas reales, se convierte en una historia que bebe de demasiado tópicos y a la larga se estanca, ofreciendo un desarrollo bastante lineal en la estructura general y un complemento jugable que a la postre peca de repetitivo.
Lo único que puede mantener realmente nuestro interés es ir descubriendo el argumento y la evolución de Warren. Con todo, es un título original, correcto en su planteamiento pero bastante justo en el plano técnico, luciendo bastante desfasado.