Los fans de las caricaturas de Cyanide & Happiness ya pueden desquitarse en su videojuego. Veamos qué tal luce en este análisis de Rapture Rejects para Steam.
Aunque no es el primer videojuego oficial basado en esta serie de comedia, sí es el primero en ver de la luz del sol. Las grotescas y desternillantes caricaturas de Cyanide & Happiness llevarán su negro sentido del humor al terreno de los Battle Royale, y aquí estamos nosotros para relataros que tal funciona con nuestro análisis de Rapture Rejects para Steam.
Cyanide & Happiness es un web-cómic que vio la luz en Explosm.net. Su autor, Kris Wilson, buscaba expresar su opinión sobre temas de actualidad de una forma sarcástica, sin pelos en la lengua. Desde 2004 la serie sigue en activo y ha traspasado la frontera de las redes sociales hasta tener su propia serie de animación en la misma Youtube.
No es de extrañar que, viendo el éxito del fenómeno, la licencia intentase hacerse un hueco en el terreno del videojuego. Así pues, dio su primer paso con Cyanide & Happiness: The Adventure en Kickstarter. El proyecto, aunque logró batir récords de recaudación, sigue sin fecha de salida desde 2017, así que ningún culpable sabe de su porvenir.
No obstante, los chicos de Galvanic Games se hicieron con la licencia para extrapolarla al género más manido del presente año: Los Battle Royale. Conservando su sentido del humor tan bestia y el estilo visual que tanto le caracteriza, Rapture Rejects se convierte en la primera fusión de Cyanide & Happiness con el formato videolúdico en dar el salto a las tiendas digitales.
Las viñetas cobran vida en un mundo tornado al Apocalipsis
Como decimos, el aspecto visual tan característico de Cyanide & Happiness se mantiene con toda su gracilidad. Si sois fans del web-cómic, os sentiréis a gusto con el despliegue visual del videojuego, porque de verdad, es tal cual como si viésemos algunos de sus episodios en movimiento.
A nivel efectos, la cosa también sigue a tono con el estilo artístico. El fuego, el humo, el polvo que levantamos al correr, las salpicaduras de sangre… Todo va en sintonía con el formato del dibujo, sin desentonar un ápice. Las texturas gozan de un acabado 2D cellshading supremo y la resolución trabaja bien con las líneas que perfilan los modelos, dando lugar a sensaciones ya encontradas en las últimas revisiones de The Binding Of Isaac (Edmun McMillen, 2011), para que os hagáis una idea.
La optimización tampoco hace ascos en el programa. El juego corre fluido y sin ningún tipo de problema en ordenadores de gama baja y media (los que pudimos probar en la redacción), así que se convierte en una opción interesante para aquellos culpables que no puedan acceder a Battle Royales más punteros, como PlayerUnknown’s Underground (Bluehole, 2017).
Hospedando el fin del mundo con toda la épica posible
La banda sonora se balancea en la cuerda de la épica, temerosa de caer en el vacío de los chorus angelicales que nos asolan en la tienda o los solos de guitarra que acontecen cuando entramos en una partida. En su línea, solo habrá un tema complejo, por así decirlo, que ambienta el menú principal del juegovídeo.
Las partidas, como era de suponer, no tienen pistas sonoras de fondo, ya que buscan que el jugador se concentre en los ruidos del ambiente, uno de los pilares fundamentales de los Battle Royale.
El sonido, a grandes rasgos, busca encasillarse con el tono del dibujo. Sonidos destartalados y humorísticos amenizan cada vez que abrimos una caja, disparamos nuestras armas rudimentarias o pegamos un grito de dolor.
Si mi casa se quema, enviarte al infierno es mi lema
Aunque los Battle Royale no suelen tener una historia detrás que dé sentido al porqué de que nos matemos entre todos, Rapture Rejects nos da un pequeño contexto en su caso.
Básicamente, llegó el fin de los días y en el cielo no hay sitio para todo el mundo. ¿Qué propone el mismo Dios para escoger a los agraciados? Pues nada, que se maten en un Battle Royale en una Tierra cada vez más cercada por el infierno.
Con esta disparatada premisa, tendremos que crear nuestro personaje con un editor, algo escueto pero interesante, y saltar a la palestra. Como es menester en el género, apareceremos sin nada en el inventario y tendremos que pertrecharnos con lo que encontremos por el mapa.
Y no, culpables, no saltaremos de un avión o derivados, directamente aparecemos en un punto aleatorio del mapa, sin más.
Los mapas se generan de forma procedural dando lugar a pueblos con parques, casas desvalijadas, carreteras, etcétera. Los exploraremos desde una perspectiva cenital, estando los lugares cubiertos fuera de nuestro alcance de visión, lo que nos obligará a atender al oído para saber si hay sorpresas desagradables dentro. Como supondréis, habrá cajas y objetos tirados por doquier: Armas, municiones, objetos de curación, granadas… El inventario es variado y necesitaremos echar mano de riñoneras para ampliar nuestra capacidad.
Mención a que el armamento es bastante rocambolesco. Rifles de clavos, pistolas que escupen estacas envenenadas, supresores de aire, martillos neumáticos que congelan… Nada de armas de fuego reglamentarias. Lo mismo pasa con las armas arrojadizas, con botes de nitrógeno líquido, mini-bombas atómicas caseras y hasta botes de ratas que trasmiten la peste.
Mientras tanto, el infierno asola los mapas emulando la famosa zona de peligro que delimita la zona de combate. Si el infierno nos pilla, nuestra salud se irá mermando, de forma cada vez más bruta según se estire el tiempo de la partida.
Dios nos juzga, culpables, seamos el elegido para subir al cielo
Las partidas pueden albergar hasta un máximo de 8 jugadores por mapa. No es una cantidad muy alta, si comparamos con los números de otros Battle Royale, pero suficiente para desembocar en partidas rápidas y llenas de tensión.
Los mapas, pese a que son procedurales, albergan unas dimensiones muy limitadas y no nos dejan mucho albedrío para perdernos. De hecho, encontrarse con enemigos es mucho más probable que en otros juegos del género, dando lugar a batallas encarnizadas en compases muy tempranos de las partidas.
Como buen shooter cenital que es, apuntaremos con el ratón siguiendo una línea de tiro simple y rápida. Moverse de forma lateral y parapetarnos con los elementos del escenario es clave para sobrevivir a las contiendas, donde prima los reflejos y la paciencia, por encima de lanzarse a lo loco o pillar por sorpresa.
Lo gracioso de este sistema de tiroteos, es que cuando se suman 3, 4 o más adversarios, la cosa se torna a un pseudo-bullet hell, donde vamos a pasarlas canutas para estar atentos a todo disparo que nos llegará en sendas direcciones.
Humor negro en detrimento de contenido jugable
Llegando ya a las conclusiones, Rapture Rejects nos pone sobre la mesa un Battle Royale muy divertido, directo y que respeta al máximo las bazas de Cyanide & Happiness.
Con una traducción excelente y una puesta en escena épica, el juegovídeo de Galvanic Games se convierte en un caramelo obligatorio para todos los amantes del género y que no tengan medios para disfrutar de las obras más punteras.
No obstante, entre los problemas que presenta el programa, la falta de contenido quizás sea el más grave, siendo complicado desbloquear cosas para tunear a nuestro personaje, con unos boletos que cuestan muchísimas partidas conseguir.
Si con el tiempo añaden más formas de recompensar al jugador por las partidas, podríamos afirmar estar ante uno de los Battle Royale más sólidos jamás vistos.