Después del tropiezo anterior, Frozenbyte se deja de experimentos y nos trae un juego de plataformas y puzles en dos dimensiones que es una maravilla. Veamos cuánto en nuestro análisis de Trine 4: The Nightmare Prince.
No, no vamos a escribir este análisis de Trine 4 entre tres, aunque quizás sería lo más justo para esta nueva entrega de la saga. Para los que no sepáis a qué me refiero con esto, es muy sencillo. Los juegos de Frozenbyte están protagonizados por tres héroes, cada uno con sus habilidades. Eligiendo el más adecuado en cada situación deberemos ir superando todos los obstáculos y puzles que se nos presentan. En esta ocasión todo vuelve a la normalidad y los niveles son de scroll lateral. Nada de 3D como en Trine 3.
Es cierto que esa dimensión de más llenaba de posibilidades al juego, pero el resultado final en cuanto a calidad y duración se vio demasiado comprometido. Algo que no pasa en este Trine 4: The Nightmare Prince. Como ya es habitual, nos pondremos a los mandos de cada uno de nuestros héroes. Amadeus, Zoya y Pontius repiten tridente de lujo para luchar y solucionar los problemas que se les pongan delante.
No es un título especialmente complicado, pero si que nos va a obligar a pensar y utilizar nuestros recursos de maneras bastante imaginativas. Lo que también tiene es una duración más que adecuada. Alrededor de las diez horas para terminar la historia principal. Eso sin dedicarle demasiado tiempo a rebuscar los secretos que nos ofrece cada pantalla y quedándome enganchado en algún que otro punto. Podríamos hablar tranquilamente de unas 10-15 horas para sacarle todo el jugo. Eso sin contar el modo multijugador.
Búscate un par de amigos
Porque sí, Trine 4 está pensado para jugar con otros. Puedes hacerlo al estilo ermitaño sin ningún problema, pero hacerlo con un par de amigos es una buena experiencia. Aunque tiene dos filos. Si lo haces en local, hablando y planeando lo que hacer, puede facilitar bastante el avance. Pero hacerlo con alguien al otro lado del mundo con el que no te puedes entender para repartir esfuerzos, puede ser bastante desesperante. Los que me hayáis leído alguna otra vez sabréis que no soy muy amante de los juegos online, pero creo que Trine 4 tiene una base ideal para serlo.
Además, los puzzles y los retos varían si juegas solo o si lo haces en compañía. Lo realmente interesante es la variedad que ofrece. Multijugador online o local con dos modos, Unlimited y clásico. El modo ilimitado permite hasta cuatro jugadores en pantalla y cualquier jugador puede usar cualquier personaje. Aunque se repitan. En el modo clásico, cada uno debe elegir uno de nuestro héroes. Como os digo, suficientes opciones para que no se haga aburrido y que demuestran que no se han incluido porque sí, si no porque está pensado como tal desde el principio.
Estoy seguro que puede llegar a ser muy divertido jugarlo tres personas uno al lado del otro mirando la misma pantalla. Como aquellas partidas que echábamos en las recreativas. Lo ideal, además, es hacerlo con algún tipo de mando de consola. En mi caso, la respuesta con el mando de Xbox 360 es perfecta. De hecho, la jugabilidad está muy bien trabajada y con un poco de habilidad los obstáculos se pueden ir superando sin demasiados problemas. Excepto los que tienes que pararte a pensar, que también los hay.
Otro mundo espectacular
Tal y como ya estamos acostumbrado con la saga Trine, esta nueva entrega es visualmente una delicia. No sólo por el colorido y la originalidad de las pantallas, si no por todos los detalles que incluyen. Y es que el auténtico mérito de Frozenbyte como estudio no es sólo que produzca unos juegos divertidos, es que además son un regalo para la vista, para el oído, con historias originales y que suponen un reto para todo tipo de jugadores. Es verdad que el anterior título de la saga fue un traspiés, pero con Trine 4 se han superado en todos los aspectos.
Esta aventura está dividida en cinco actos. Uno inicial que nos sirve a modo de tutorial y presentación de cada uno de los personajes y los otros cuatro en los que deberemos rescatar al príncipe Selius de sus propias pesadillas. Lo haremos a través de bosques, ríos, montañas nevadas, cavernas, palacios e, incluso, hasta en los mismos sueños del príncipe. Lucharemos contra las sombras hasta poder salvarle de él mismo. Aunque también tendremos que enfrentarnos a nuestros propios miedos encarnados en diferentes jefes finales.
La variedad de escenarios también implica diferentes maneras de tener que solucionar los rompecabezas que nos impiden avanzar. Plataformas móviles, interruptores, agua, fuego, hielo, fuerza bruta y las diversas habilidades de nuestros héroes serán los recursos que tendremos que emplear a fondo para seguir adelante. Unas físicas muy bien trabajadas y unos controles sencillos hacen que se puedan solucionar los problemas de varias maneras, siempre dependiendo de nuestra habilidad preferida.
Desafía a tus miedos
Trine 4: The Nightmare Prince tiene, además, un gran trabajo narrativo. Puede que no estemos ante una obra maestra del género, pero aunque a simple vista sus textos sean bastante simples y vayan más en busca de la sonrisa que de la reflexión, algo de mensaje hay. Los jefes finales de cada acto representan el mayor miedo de cada uno de los personajes. Los tres héroes y el príncipe. Y enfrentarse a ellos y superarlos es la única manera de avanzar. A veces no se trata de analizarlos o esconderlos bajo la alfombra, si no de plantarles cara. Aunque sea con las rodillas temblando y sólo un poquito de convicción.
Las voces, sobre todo en su versión en inglés están muy bien elegidas y la actuación es más que notable. No es que el conjunto necesite una cantidad de registros como otras obras, pero cumplen a la perfección con su cometido. De la misma forma que lo hace la banda sonora. De esas que casi que parece que no están pero que llenan la experiencia y que echaríamos mucho de menos si no estuvieran ahí. Como todos esos detalles que tenemos al fondo de los escenarios o los breves comentarios que van haciendo nuestros héroes.
No tienen ningún tipo de relevancia en cuanto al desarrollo del juego, pero si quitáramos todo ese mimo puesto en cada segundo del juego, estaríamos hablando de algo mucho más prescindible. En cambio, el hecho de que Frozenbyte rellene con tanto cuidado el segundo plano visual y auditivo, hacer que resulte mucho más llamativo el conjunto en si. Incluso el tiempo de juego se mantiene en unos niveles adecuados, para que no dé la sensación ni de ser corto ni de haber sido alargado con objetivos innecesarios.
Conclusiones
Vamos llegando al final de este análisis de Trine 4: The Nightmare Prince y quisiera hacer hincapié una vez más en el tropiezo que supuso la anterior entrega y lo bien que se ha repuesto de ello el estudio Frozenbyte, volviendo a ofrecer una aventura a la altura de la serie y con la que todos los amantes de las plataformas disfrutarán de lo lindo. Tanto por su jugabilidad, que suele ser lo principal en este tipo de juegos, como del aspecto visual, sonoro y narrativo.
Además, como ya es habitual, también se puede hacer en compañía de amigos (lo más divertido) o probar suerte e intentarlo con desconocidos. Sea como sea, Trine 4 nos ofrece las suficiente horas de entretenimiento de calidad como para que la compra esté más que justificada. Porque productos de este nivel de calidad son los que deseamos que salgan a la calle un año tras otro.