Una joven perdida, multitud de islas por explorar, y una enorme y misteriosa criatura os esperan en nuestro análisis de Windbound.
Desde hace tiempo, los videojuegos de supervivencia han cogido una enorme popularidad. Títulos como Rust, Subnautica, o Ark, son buenas muestras de ello. Así que no es raro que otros estudios intenten replicar la fórmula añadiendo su toque personal. Obviamente no todos consiguen el mismo éxito, o son tan profundos como los grandes del género. En este análisis de Windbound, vamos a poder comprobar el nivel alcanzado por esta obra independiente.
Para mí, uno de los peros que les puedo poner a los juegos sobre supervivencia, es el de sobrevivir por sobrevivir. Es decir, el no tener un objetivo más allá de aguantar vivos el máximo tiempo posible. Esto consigue que al final aunque me gusten mucho, me termine por cansar. Y eso mismo han debido de pensar los chicos de 5 Lives Studios, ya que en su nuevo trabajo nos han proporcionado una meta a alcanzar, mientras tratamos de no morir en el intento. Y eso es algo que agradezco.
La odisea de Kara
Kara nuestra protagonista, naufraga mientras viajaba con su clan y termina sola en una pequeña isla desconocida. Su objetivo es volver a reunirse con su grupo, para lo cual deberá aprender a sobrevivir por su cuenta, y construirse una barca que le permita desplazarse entre islotes. Además, por el camino descubriremos vestigios de una civilización pasada, y nos encontraremos con una gigantesca criatura cuyas intenciones desconocemos. El argumento es bastante simple la verdad, pero al menos tenemos uno.
Con esta premisa, nos encontramos ante un juego de supervivencia en tercera persona, con elementos roguelike y una narrativa bastante sutil. A lo largo de cinco capítulos y como ya hemos visto en títulos similares, nos tocará craftear diferentes materiales, crear armas y objetos útiles, y combatir a las distintas bestias que habitan este mundo. Aquí tenemos una de cal y otra de arena.
Por un lado la parte de recolectar y crear es sencilla y rápida, de tal modo que no llega a cansar como en otras producciones similares. En unos pocos minutos tendremos más que suficiente para crear muchas cosas. Pero por otra parte, el combate se siente demasiado simple. Apenas tendremos movimientos más allá de un ataque básico, la posibilidad de esquivar, o el tener que gestionar nuestra barra de resistencia. Es cierto que también podremos construir un arco o una honda, y usarlos para pelear a distancia. Pero aún así las luchas son algo toscas y poco apetecibles.
Sobrevive o disfruta
Menos mal que por si no somos muy duchos en este tipo de videojuegos, tenemos dos niveles de dificultad para elegir. Uno es el llamado modo historia, en el que si morimos conservaremos los objetos que llevemos con nosotros, y todo el progreso realizado hasta el momento. Perfecto para principiantes, o los que gusten de disfrutar con el argumento. Por otra parte el denominado modo supervivencia, nos obligará a comenzar desde el comienzo con cada muerte, lo que es un gran reto, pero puede frustrar a más de uno.
Una vez seleccionemos el nivel que más nos guste, nos encontraremos en la primera isla únicamente armados con un pequeño cuchillo. Este arma nos servirá para craftear, y de paso como defensa de los primeros enemigos. Según recolectemos algunos tipos de materiales, se nos comenzarán a desbloquear recetas con las que crear nuevos objetos que nos permitan conseguir otros nuevos, y con ellos llegarán más planos. Nada que no hayamos visto en títulos similares incontables veces.
Supervivencia con objetivo
La diferencia aquí, radica en que nuestra principal meta será construirnos una embarcación, con la que movernos a otras islas. El movernos entre ubicaciones tendrá dos objetivos. El primero será buscar nuevos recursos, tras agotar los de la localización anterior. Pero lo primordial será encontrar unas torres de piedra, las cuales en su cima guardan un pequeño fragmento, que se vincula con el colgante de Kara. Cuando consigamos reunir los tres que hay dispersos en el mapa, deberemos encontrar el santuario donde al utilizarlos, donde se nos permitirá viajar hasta una nueva zona, pasando así al siguiente capítulo.
Cuando consigamos esto, podremos adquirir una mejora permanente como nadar más rápido, comenzar siempre con un arma ancestral, que la comida aguante más tiempo antes de pudrirse, etc. Para hacernos con cualquiera de ellas deberemos ofrecer a cambio Fragmentos Marinos. Este tipo de material lo encontraremos explorando a fondo los diferentes archipiélagos. Principalmente estarán en las ruinas que existen en algunas islas, pero también los habrá escondidos en pequeños islotes.
Explorar y sobrevivir
Esto pone de manifiesto el énfasis del juego por la exploración. De hecho el crafteo, a parte de para la supervivencia, está muy pensado para mejorar nuestra embarcación y así visitar más localizaciones. Si nos lo tomamos con calma, podremos encontrar mucho más que materiales en nuestras expediciones, como mejoras para nuestra vida y resistencia, o los citados Fragmentos Marinos.
Claro que también nos encontraremos peligros, y no sólo en tierra firme. Durante los trayectos sobre el océano deberemos tener cuidado, ya que tampoco estaremos completamente a salvo. Por un lado y como no podía ser de otro modo, navegar en sí ya es un reto. Esquivar las rocas o tratar de que la embarcación no vuelque será vital si no queremos ahogarnos, ya que Kara no aguantará mucho tiempo nadando pues se le agotará la resistencia. Pero hay más. También seremos ser víctimas de ataques de tiburones, medusas, e incluso pequeños cangrejos. No bajéis la guardia.
Gráficos y sonido
Gráficamente Windbound alterna luces y sombras. Por un lado luce bastante bien, recordando enormemente a Zelda The Wind Waker o a Rime. Así pues la ambientación de las islas, la recreación del mar, o el aspecto de todo en general, es muy bonito. Pero por contra, se nota que técnicamente estamos ante una obra independiente. Kara no tiene muchas animaciones, al generarse el mundo de forma aleatoria casi todo resulta muy similar, y tampoco existe mucha variedad de enemigos.
Siguiendo la tónica general del título, el sonido también tiene pros y contras. Las melodías son bastante bellas, e incluso épicas, pero apenas tenemos dos o tres de ellas. El sonido del mar es muy relajante e inmersivo, mas el resto del ambiente no destaca demasiado. Eso sí, a destacar el hecho de que cada enemigo cuenta con su propia melodía, por lo que sabremos a cuál nos enfrentamos incluso antes de verlos.
En definitiva, estamos un nuevo intento de juego de supervivencia, que como novedad contiene elementos de roguelike, y una meta más allá de sobrevivir por sobrevivir. Por desgracia este cruce de caminos, deja a Windbound un poco en tierra de nadie, sobre todo por sus simples mecánicas de combate y su apartado técnico al que se le nota la falta de presupuesto. Aún así es un título muy recomendable, y que nos hará disfrutar unas cuantas horas.
Allons-y!