Hoy os traemos el análisis del Razer Blade 17, el portátil de gama alta de Razer, para que flipéis en colores con su increíble potencia.
Creo que el término «Master Race» se suele usar muy a la ligera. Pocos son los ordenadores merecedores de ese meme-galardón, pero si ahora mismo me preguntaseis cuál es el PC pre-montado que se lo merecería, el primero que se me vendría a la mente es la última brutalidad que ha sacado Razer al mercado. Hoy os vamos a entretener con el análisis del Razer Blade 17 para desmontar el mito de que los portátiles «no sirven para jugar».
Presentación fina, minimalista y directa para recrearte con lo que importa
¿Os acordáis de cómo era sacar una Xbox Series X de su caja? Pocos papeles y plásticos, en un envoltorio hecho con mucho cariño para sacar la consola y enchufarla sin muchas dilaciones. Con este portátil sucede lo mismo, estamos ante una caja de cartón reciclado que alberga una segunda caja protegida por bolsas de aire. La misma se abre como si fuese una maleta para darnos el «bicho», provisto de un chasis de aluminio CNC negro con el logo (retroiluminado) de color verde de Razer.
A mayores del propio portátil se viene un transformador de 280 vatios y el cable para conectarlo a la corriente, el cual, lamentablemente, usa un enchufe de formato británico, por lo que tuvimos que tirar de un adaptador para poder tenerlo enchufado a la corriente. Curioso también el propio conector de la fuente al portátil, siendo de estilo propietario, para evitar que el usuario utilice de otras marcas.
Al abrir el portátil nos damos de bruces con una pantalla de casi 17 pulgadas y media, cuyos bordes laterales son mínimos (7 milímetros) para aprovechar al máximo la imagen. Por otra parte, el bisel superior es de 12 milímetros, cosa lógica pues tiene que dejar hueco para la webcam. En cuanto al peso, no esperéis que sea ligero como una pluma, es todo lo contrario. Casi 3 kilos de mastodonte, aunque he de reconocerle que es «poco» para el tamaño de su pantalla.
Una sorpresa bienvenida ha sido ver la distribución de las gomas de la base. Dos pequeñas y una grande ofrecen una estabilidad perfecta en cualquier superficie, a mayores la ventilación (compuesta por 3 ventiladores) tiene el suficiente espacio para respirar, siempre y cuando no estemos sobre una superficie blanda. En general, no se calienta demasiado (para ser el portátil que es con estas prestaciones) llegando a unos topes de 75º-80º sin causar thermal-throttling, aunque sí se vuelve un reactor a reacción cuando lo ponemos a tope, haciendo bastante ruido, algo inevitable siendo justos.
Lo externo – Conexiones y teclado dentro de lo esperado, acompañados por una pantalla demencial
Centrándonos en las conexiones, por un lado tenemos el conector para la corriente, otro para conectarlo a la red vía LAN, dos puertos USB 3.2 de segunda generación y un USB-C también 3.2 de segunda generación. Tampoco podía faltar por este lado un conector de jack de 3,5 milímetros para enchufar auriculares o un micrófono. Por el otro lado tenemos un lector de tarjetas SD, otro USB-C y otro USB 3.2, sumados a un puerto HDMI 2.1 (sí, de estos que ya soportan 4K hasta 120 hercios) y un botón para bloquear la apertura de la pantalla.
Saltando al teclado, si esperabais uno mecánico con los clásicos switch de colores de Razer, lo siento por vosotros. El mismo que trae es de membrana (chiclet) pero nos trae lucecitas de discoteca. Las mismas son LED RGB y podemos personalizarle los colores tecla a tecla gracias a Razer Synapse, una aplicación incluida que permite gestionar los dispositivos de la compañía a niveles enfermizos, incluso catalogarlos por diferentes perfiles. Volviendo al teclado, al ser portátil incluye un ratón táctil bastante amplio y centrado, además de 8 altavoces (cuatro a cada lado del teclado) la leche de potentes, sacando provecho de la tecnología THX Spatial Audio de Razer.
En cuanto a la pantalla, la que posee nuestro modelo no es otra que una QHD de 240 hercios, sin embargo, se ofrecen otros modelos con diferentes pantallas: uno con pantalla UHD a 144 hz y otra más, favorita entre los culpables que buscan jugar con latencia mínima, FHD a 320 hercios. Pero en la nuestra podemos sacar pecho de que su panel emite 17 millones de colores 100% sRGB. Esto, sumado a los 240 hz, hace que la fluidez de simplemente transitar por el escritorio sea sensacional.
No quiero cerrar este apartado sin antes hablaros de su cámara web. La misma ofrece una resolución de 1080p y 60 FPS, con lo cual se sitúa como una de las mejores (por no decir la mejor) webcam de portátiles del mercado. Prácticamente al nivel de una Logitech 920c.
Lo Interno – Procesador, ram, gráficos y disco duro de INFARTO
Empezamos por el procesador. El condenado lleva consigo un i7-12800H de 14 núcleos (6P y 8E) y 20 hilos con HyperThreading. Esto, traducido a palabras mortales, es un «super saiyan» de procesador para un portátil que trabaja a casi 5 Ghz en modo turbo sin necesidad de overclock.
Pero esto se quedaría en paja si la memoria RAM no acompañase en potencia. Por supuesto, así es el caso. Tenemos aquí 32 GB de RAM DDR5 a 4.800 Mhz (una absoluta burrada) con una tasa de escritura y lectura que ascienden a los 65 GB/s.
Sin embargo, donde la cosa se calienta más es con la tarjeta gráfica. Razer Blade 17 nos trae una Nvidia GeForce RTX 3080 Ti (además de una gráfica integrada Intel Iris Xe), siendo la gráfica más potente jamás fabricada para un portátil. La misma cuenta con 7.500 núcleos CUDA a 1.400 MHz, 16 GB de memoria GDDR6 a 2000 MHz con un ancho de banda de 512 GB/s. ¿Queréis ver en que se traduce esto jugando? Pues pasad a este artículo donde os hablo del rendimiento de diferentes juegos con los que he probado el portátil a fondo.
Por último, su disco duro no es otro que un SSSTC CA6-8D1024, un disco duro sólido de 1TB capaz de llegar a 7 GB/s de lectura y más de 4,5 GB/s de escritura. Lo que significa que los tiempos de carga en los juegos son ínfimos y el sistema operativo arranca en cuestión de pocos segundos.
Y con toda esta potencia, ¿cuánto dura su autonomía? Pues teniendo una batería de 5.400 mAh, lo cual es muy poco para un bicho así, podremos darle uso durante 3 horas para navegar por internet, tareas de ofimática o ver alguna serie/película. Ahora, para jugar a la máxima caña posible, preparaos, porque ni a la hora llega. Jugando a Fortnite con todo al máximo me ha aguantado solamente 40 minutos en modo autonomía.
Conclusiones del análisis de Razer Blade 17 – Mucho «monstro» compacto en un solo portátil
Así como en el análisis de Razer Blade 15 os dijimos que su lacra era la ausencia de un puerto de red para jugar a juegos competitivos sin depender del wifi, con Razer Blade 17 esto no es un problema. Es más potente en todo que este, pero también es más caro. El modelo 17 cuesta unos módicos 4.300€ en tiendas como Amazon, así que obviamente no es apto para los bolsillos de cualquier culpable.
Alternativas por ese precio en portátiles tampoco es que haya muchas, aunque sí podemos montarnos una torre de PC de sobremesa más potente por menos de la mitad de su precio. Si tu objetivo es jugar a lo bestia, y la portabilidad te da lo mismo, lo mejor es que huyas de este cacharro.
Sin embargo, si quieres jugar a los títulos más punteros con las mejores prestaciones sin romperte la cabeza y en cualquier parte, vas a amar el Razer Blade 17 con todo tu corazón.
¿Lo malo? Su batería no da ni para pipas si jugamos con títulos muy exigentes y el ruido que hace cuando está a tope puede llegar a resultar molesto, pero tampoco es que sea un mal que se pueda evitar dada las limitaciones de un portátil para refrigerar. Por lo demás, el teclado me hubiese gustado que fuese NKRO y el enchufe podría traer una variante española para evitar depender de adaptadores.