Cada 100 años Drácula vuelve de entre los muertos para sembrar el caos y la destrucción en el mundo. Por muy crudo que pueda parecer que se pinte el panorama, el príncipe de las tinieblas no lo tendrá nada fácil. Para llevar a cabo sus maquiavélicos planes deberá hacer frente a la estirpe de los Belmont, valerosos guerreros capaces de enfrentarse a tan maligno ser. Con la reciente publicación de Castlevania: Lords of Shadow 2 no teníamos mejor excusa para afilar nuestras estacas y realizar este especial sobre Castlevania.
Con el actual final de la trilogía Lords of Shadow se ha cerrado el reinicio de la saga, pero por seguro que sabéis que la estela del nombre Castlevania viene de mucho tiempo atrás. El enfrentamiento del bien contra el mal, representado por los Belmont y Drácula respectivamente, es tan antiguo como el propio tiempo.
Muchos han sido los títulos que han visto la luz, todos ellos con muchas cosas en común, pero muchas más diferencias entre ellos. Mientras que en Europa y USA todos los juegos han sido publicados bajo el nombre de Castlevania (más algún añadido), no ocurre lo mismo en Japón. El nombre original de la saga es Akumajō Dorakyura, cuya traducción literal es, El Castillo Demoníaco de Drácula. Aunque esto no ha sido excusa para evitar que a lo largo de cada nueva publicación se haya cambiado la denominación de los juegos con cada novedad. The Legend of Dracula, Dracula a secas, Vampire Killer (no confundir con la versión Europea) y lógicamente Castlevania son los distintos nombres con los que se han llegado al mercado algunos de los títulos en tierras del imperio del sol naciente.
Como he dicho antes, hay cosas que son comunes a todos los juegos, otras no tanto. Pero a pesar de ello, todos son lo suficientemente distintos entre ellos y aun así mantienen la esencia fundamental de la saga. En su mayoría controlaremos a un miembro de la familia Belmont, cazavampiros por excelencia y portadores del mítico látigo Vampire Killer. Pero también tendremos la oportunidad de controlar otros personajes, ya sean humanos (que no sean de la estirpe de los Belmont), vampiros, antiguos súbditos del maligno o a la propia reencarnación de Drácula. Esta variedad de personajes nos brinda la posibilidad de hacer uso de distintas jugabilidades, ya que cada uno de esos personajes tienen habilidades muy distintas a las de los Belmont, pueden hacer uso de otro tipo de armas o incluso pueden hacer uso de la magia o de poderes sobrenaturales.
La jugabilidad/controles tampoco se ve drásticamente afectada, ya que se mantiene con cada nueva entrega. Según avanzamos en nuestra aventura deberemos recolectar in-situ (destrozando los icónicos candelabros) armas secundarias y corazones que nos permitirán usarlas, bolsas de dinero… aunque bueno, puede que si que haya habido un cambio bastante radical en la jugabilidad. Los primeros títulos eran bastante lineales. Debíamos avanzar del punto A al punto B hasta llegar al final boss de la pantalla y pasar a la siguiente pantalla. Así, hasta enfrentarnos al mismísimo Drácula. Afortunadamente ha habido cambios que han sido más que apropiados. A muchos os vendrán a la cabeza los elementos RPG de Simphony of the Night, y aunque fue en ese título donde alcanzaron la perfección, el primer juego en el que se incluyeron fue en Simon’s Quest, todo un hito si tenemos en cuenta que fue publicado en 1987.
Otro de los cambios más notables con cada nueva entrega es el grafismo. Vale que como es lógico, con el paso del tiempo los sistemas son mejores y permiten mejores gráficos, pero no me refiero a eso. Mientras que en los primeros títulos los diseños de los personajes y enemigos son más robustos, el diseño ha ido derivando a un estilo mucho más definido, estilizado e incluso realista. Ha habido de todo tipo, y no es que todos ellos tengan cabida en el universo Castlevania, si no que han quedado grabados en nuestra memoria, como si a pesar de las diferencias entre los diseños, todos formasen parte de la “personalidad” de la saga.
Y siguiendo con la parte artística, no podemos olvidarnos de las BSO. No es que sean buenas, no es que sean espectaculares, no es que sean magistrales… es que son simplemente obras de arte. No son pocas las BSO de Castlevania que se han puesto a la venta en formato Audio CD. No son simples reproducciones de la música in-game, es que hay canciones que a pesar de estar compuestas para sonar en una determinada pantalla, parecen obras del más delicado y virtuoso músico. No son simples canciones, son un auténtico regalo para nuestros oídos.
Aunque con lo larga que es la saga, también ha dado de sí en relación a extrañas anécdotas. Desde que Koji Igarashi se hizo con la producción de la saga hizo ciertos cambios. Según “el tío del sombrero” (así me gusta llamarle), había ciertos juegos que suponían incongruencias en la línea argumental general.
Por ejemplo, Castlevania Lords of Shadow se desarrolla en el año 1.047, mientras que el Castlevania original (muuuy anterior) transcurre en el año 1.691. Esto ocurre con cada nuevo juego publicado, lo que puede provocar que haya ciertos detalles inconexos, pero el señor Igarashi decidió que eran demasiado importantes, así que “quitó” de la cronología oficial más de uno juego, tales como Castlevania Legends (Game Boy), Circle of the Moon (Game Boy Advance) o las versiones de Nintendo 64.
Y por fin, antes de acabar por hoy, os dejo con un breve repaso al primer primerísimo de todos los Castlevania. Publicado, no cronológico.
Castlevania (8 bits)
Este primer Castlevania nos pone en el papel de Simon Belmont quien debe adentrarse en el castillo de Drácula para enfrentarse al mal que ha vuelto al mundo y que fue sellado hace 100 años por su antepasado Christopher Belmont.
Armado con el látigo Vampire Killer que ha pasado de generación tras generación en la familia Belmont, Simon dará comienzo a una aventura en la que se juega el destino del mundo.
La profundidad del juego no se puede comparar a los últimos que hemos podido disfrutar. El desarrollo del mismo es totalmente lineal, más cerca de las plataformas que de la acción. El factor de exploración que quedó como estándar en la saga desde hace algún tiempo, todavía no estaba presente.
Con esta perspectiva jugable deberemos superar seis fases que consisten en avanzar de principio a fin derrotando a todo enemigo que se nos ponga por delante. No es que los escenarios no sean variados, ya que representarán las distintas estancias del lúgubre castillo, pero por mucho que en algunas situaciones nos podamos encontrar con variaciones en el camino, siempre habrá una única opción de seguir adelante. Y esa opción siempre estará disponible, da igual que vayamos de primeras o que demos un rodeo. A pesar de esta limitación jugable, ciertos factores que hoy consideramos parte fundamental de cada nuevo juego, ya fueron mostrados en este título.
Los icónicos candelabros hicieron acto de presencia por primera vez para ser destruidos y así poder conseguir distintos objetos que nos ayudarán a avanzar en nuestra aventura.
Los objetos que con mayor facilidad encontraremos cada vez que empecemos la partida o cada vez que volvamos a empezar tras perder una vida, serán los que nos permitirán mejorar el látigo. Dos para ser exactos. La primera de las mejoras nos otorgará más poder de ataque dándole un aspecto de cadena con una pequeña maza al final del látigo. La segunda mantiene el nuevo aspecto adquirido pero aumenta la distancia de alcance del látigo, facilitándonos poder atacar a una mayor distancia.
Otros elementos que podremos recoger son el que nos rellenan toda la barra de energía o el que acaba con todos los enemigos que haya en la pantalla en ese momento. Aunque son tremendamente efectivos, tienen la desventaja de que sólo se usan en el momento de cogerlos, no los podemos almacenar para usarlos más tarde.
Y cómo no, otros objetos que podremos ir recogiendo serán las armas secundarias. Dagas, hachas, paralizar el tiempo, agua bendita o “cruzarangs” (si Konami puede hacer un juego de palabras con castle y Transilvania, yo puedo hacerlo con cruz y boomerang) entre otros. Armas secundarias totalmente necesarias para poder hacer frente a las hordas de no-muertos y demás seres de ultratumba que se nos pondrán por delante. Y ya en este juego se daba la circunstancia de que sólo podemos llevar una sola arma equipada.
¿Y qué hacemos para usar estar armas? Pues recolectar todos los corazones posibles que también se esconden en los candelabros del castillo. Ya sabéis que las armas secundarias no se pueden usar así como así, sin corazones es como si no tuviésemos ningún arma equipada. Mientras tengamos suficientes, podremos usarlas tantas veces como queramos, a costa de ir consumiendo nuestro contador de corazones.
Todos estos objetos son una gran ayuda que necesitamos para derrotar a los final bosses que nos encontraremos al final de cada pantalla. Aunque sus mecánicas han ido mejorando con cada nueva entrega, no os penséis que los de este Castlevania original son poca cosa. Nos costará más de un mamporro aprendernos sus modus operandi y así esquivar sus ataques y dañarles cuando bajen sus defensas. Y ni con esas tenemos asegurada la victoria. Por mucho que podamos preveer cada movimiento del enemigo, debemos ser capaces de adelantarnos a ese movimiento. ¿De qué sirve aprenderse su rutina si es tan rápido que no podemos esquivarlo?
De todos modos, todavía no os he contado lo más curioso de este juego. Si os preguntasen que en qué consola fue publicado seguro que diríais que fue en NES, pues no. El 26 de Septiembre de 1986, fecha en que el juego fue publicado en tierras niponas, Akumajō Dorakyura llegó en forma de disquette para el Famicon Disk, la famosa disquetera de Nintendo para su 8 bits.
¿Entonces, cómo es posible que disfrutásemos de este juego cuando la “NESquetera” (chistaaaco) jamás llegó por estos lares? Básicamente se debe al éxito que tuvo. Gracias a ello se realizó un port en formato cartucho para NES que fue publicado en 1987 en Estados Unidos, y un año más tarde en Europa. Fueron estos dos lanzamientos los primeros en hacerlo con el nombre de Castlevania.
Pero es que hay más, porque en 1986 se puso a la venta también Vampire Killer en Japón y Europa. ¿Dos Castlevania casi al mismo tiempo? Pues más bien no. Ambos juegos son exactamente el mismo, sólo que la versión Vampire Killer sólo se puso a la venta en ordenadores MSX2.
Larga es la sombra de Drácula, por eso queda todavía mucho de lo que hablar de la saga Castlevania. Estad atentos culpables, esto no acaba aquí.