Captain Fantastic es la nueva película de Viggo Mortensen y llega cargada de sentimientos enfrentados. Está llena de crítica a la sociedad consumista actual, de drama y de toques de comedia para quitar hierro a las cuestiones tan fundamentales y complejas que plantea. Matt Ross, actor de la serie Silicon Valley y director de 28 Hotel Rooms, orquesta su segundo largometraje creando también el guión.
Una familia de seis vástagos y un cabeza de familia (Mortensen) viven en el bosque lejos de la sociedad moderna. Cazan, cultivan, estudian, entrenan… Llevan una vida alternativa truncada cuando muere la madre. A partir de aquí comenzará una batalla por discernir cuál es el ámbito idóneo para criar a una familia.
Captain Fantastic cuestiona el capitalismo exacerbado estadounidense, el materialismo e incluso, la efectividad de su enseñanza. Enfrenta valores de la opulencia contra la sencillez y la naturaleza y, aunque deja lugar para que lo reflexionemos, bien es cierto que quiere posicionarnos más a favor de la segunda premisa.
La película está llena de drama, de lágrima incluso en ciertos momentos, sin embargo, hay cabida para la comedia y la alegría, para la celebración de la vida pese a la muerte de una madre enferma que ha dejado a seis hijos. Vemos a un Viggo Mortensen muy interesante, que sabe transmitir su sentimiento de culpabilidad pero a la vez, de convencimiento por sus ideas y forma de vida. Pese a que tengamos discrepancias frente a sus decisiones, es un personaje que no provoca rechazo. La prole también está bien elegida y convence, desde el mayor, interpretado por George MacKay (Amanece en Edimburgo), hasta el más pequeño del clan (Charlie Shotwell). El reparto se completa con Frank Langella, quien el contrapunto al estilo de vida de la familia protagonista, Kathryn Hahn y Steve Zahn.
Además del largometraje en sí, valen la pena las instantáneas en el bosque, los detalles en los que se reflejan la vida alternativa y un final musical precioso. Si huis de los estrenos palomiteros y sois fans de Mortensen, no dudéis en echarle el diente a Captain Fantastic.