Hace ya tiempo que los eSports se convirtieron en auténticos fenómenos de masas y los confinamientos vividos en 2020 multiplicaron su impacto. Sin embargo, los clubes y los futbolistas no están reaccionando ante ello de la misma manera. Aquí repasamos dos formas opuestas de afrontar este boom.
Los clubes se suben al barco
Como vía de fidelizar aficionados o como nueva forma para obtener ingresos económicos, lo cierto es que cada vez son más los clubes de fútbol que tienen su propio equipo de eSports, participando en los principales campeonatos con algunos de los mejores gamers en sus filas.
La lista es muy larga y abarca prácticamente todos los países donde el fútbol es el deporte rey. Se pueden citar el Bayern y el Schalke 04 en Alemania, el Manchester City y el Liverpool en Reino Unido, el Valencia, el Levante o el FC Barcelona en España, el PSG o el Mónaco en Francia, la Roma en Italia o la mayoría de clubes en Argentina.
Jugadores, entre el entusiasmo y el rechazo
Mayor división de opiniones hay entre los futbolistas. Aunque muchos de ellos no se han posicionado al respecto, mostrando indiferencia o desconocimiento, otros tantos se han posicionado en los extremos opuestos.
Por un lado, se puede citar a futbolistas que, además de jugadores profesionales sobre el césped, son grandes gamers en sus ratos libres. Ese es el caso de Thibaut Courtois, portero del Real Madrid, o ‘Kun’ Agüero, delantero del Manchester City, asiduos a las partidas online con el youtuber Ibai Llanos. En cambio, otros se han mostrado contrarios a que la FIFA y su colaborador oficial de eSports, EA Sports, utilicen su imagen en el famoso videojuego FIFA 21. Zlatan Ibrahimovic ha abanderado la causa, a la que se unen compañeros de profesión que estarían ligados al agente Mino Raiola, según indican fuentes del diario británico The Telegraph.
Del entretenimiento a la profesionalización
Haya acuerdo o no entre los jugadores díscolos y la FIFA, lo cierto es que los eSports van camino de institucionalizarse definitivamente, como puede apreciarse en muchos detalles. Por supuesto, la base de la profesionalización son los altos ingresos económicos que reciben los gamers que participan en torneos internacionales.
Eso indica, indirectamente, que los patrocinadores realizan grandes inversiones publicitarias porque les resultan rentables para sus intereses. Además, hace ya tiempo que existen asociaciones y federaciones que aglutinan a gamers y clubes, destacando la IESF (International eSports Federation), con sede en Busán, Corea del Sur.
Y otro detalle, no menos significativo, es la inclusión de los partidos de eSports en el catálogo de apuestas deportivas de los principales salones de juego online. Una clara muestra de que, al tiempo que se celebran los eventos virtuales, hay una gran masa de aficionados siguiéndolos en vivo y en directo.
Todo ello hace presagiar que en los próximos años esta actividad mantendrá su crecimiento, ya sea como entretenimiento casero o como profesión para jugadores y desarrolladores.