¡Ya está aquí el verano culpables! Una época ideal, ante la falta de novedades, para repescar esos juegos que por unos u otros motivos se te pasaron en su momento. Y por si en esta sección no te hemos ido dando ya suficientes ideas, esta semana venimos con una recomendación que encaja de maravilla con las temperaturas de esta época del año. Nos referimos a Spec Ops: The Line, shooter en tercera persona desarrollado por los alemanes Yager Development (que en el reciente E3 han presentado Dead Island 2 y otro proyecto llamado Dreadnought) y que salió a la venta para Xbox 360, PlayStation 3 y PC allá por junio de 2012 . Posteriormente, ya en 2013, también apareció para Mac.
Independientemente de la tremenda saturación a la que se ha visto sometido el género en los últimos tiempos, he de reconocer que tengo una especial predilección por este juego. Y no digo esto precisamente por su jugabilidad, pues adelanto que en cuestión de gameplay estamos ante un clon descarado de Gears of War, sino porque Spec Ops: The Line me parece un grandísimo ejemplo de cómo un pequeño estudio sin excesivos recursos puede, a base de jugar bien sus cartas, hacerse un hueco entre los grandes nombres que acaparan el mercado de los shooters.
Conscientes de sus limitaciones, en Yager vieron claro que no podían competir “de tú a tú” en la vertiente multijugador competitiva, excesivamente sobrevalorada en mi opinión, por lo que dedicaron todos sus esfuerzos a potenciar al máximo la campaña individual gracias a una ambientación única y, sobre todo, ofreciendo una historia adulta y con una carga moral capaz de dejar “rayado” al más curtido “veterano” en los shooters bélicos.
Y es que ¿puede haber entorno más exótico y sorprendente para liarnos a tiros que la ciudad de Dubai convertida en una mastodóntica ruina a causa de una serie de brutales tormentas de arena?
Encarnando al capitán Mark Walker y acompañados de otros dos miembros del escuadrón Delta, nuestra misión será llegar a la que en otro tiempo fue la capital de la ostentación y del exceso para comprobar la situación de los supervivientes que pudieran quedar; especialmente la del coronel John Konrad que, en un supuesto acto de heroísmo, acudió a la ciudad junto a su batallón (los “Malditos” del 33) cuando se iniciaron las tormentas de arena con la intención de evacuar a las víctimas. Una misión de reconocimiento y de rescate que no tarda en torcerse y en convertirse en un empicado descenso a los infiernos del trío de protagonistas.
Sin duda, el punto fuerte del juego está en este argumento, que empieza muy fuerte y que no pierde fuelle durante las ocho horas que dura la aventura, más bien lo contrario, hasta llegar a un clímax que aunque se va intuyendo conforme nos acercamos al final, no deja por ello de ser menos impactante.
https://www.youtube.com/watch?v=HDi99odpK2Y
Sin entrar en detalles, estamos ante una historia llena de dilemas éticos y difíciles decisiones (ríete tú de la polémica que creó con la misión No Russian de COD Modern Warfare 2…) que nos harán reflexionar sobre la condición humana y sobre la delgada línea que a veces existe entre las mejores intenciones y las mayores atrocidades. La idea de fondo es clara: en la guerra no hay héroes ni villanos, ganadores o perdedores, sólo víctimas.
Lamentablemente, esta originalidad que vemos en el argumento no contagia para nada al desarrollo jugable, donde, como antes hemos apuntado, nos encontramos con un shooter totalmente convencional que sigue a rajatabla todos los estereotipos marcados por los grandes del género (coberturas, regeneración automática de salud, ejecuciones…). Aun así, hay pequeños detalles que le dan al juego algo de personalidad diferenciadora, como el hecho de que los enemigos mueren de pocos disparos (se acabó eso de vaciar todo un cargador sobre un oponente y que el muy cabrón siga en pie) o el peso que el contexto tiene en los combates, ya sea por la aparición de tormentas de arena (que afectan considerablemente a la jugabilidad) o por la posibilidad de utilizar elementos del escenario en nuestro beneficio. No obstante, da la sensación de que no se le acaba de sacar todo el partido posible a esta influencia de los entornos en el desarrollo del juego.
Algo parecido se puede decir del apartado técnico, que en ningún momento se sale de lo común. Gráficamente, la mejor parte se la lleva la representación de la cuidad de Dubai, con grandes contrastes entre las secciones que transcurren en el exterior (donde la arena es la protagonista) y las partes en que nos adentramos en el interior de los desolados rascacielos. Pero como digo, estamos ante un apartado visual más efectista que efectivo, que sabe distraernos con estampas para el recuerdo (como la visión del ruinoso skyline de Dubai) pero que si nos detenemos a fijarnos en los detalles… no pasa de lo meramente correcto.
Se echa también muy en falta una IA más trabajada. Se supone que los soldados del ‘33’ son perros curtidos en mil batallas, pero a la hora de la verdad la mayoría se quedan clavados como dianas de tiro al blanco y casi nunca elaborarán estrategias de equipo para flanquearnos y obligarnos a salir de las coberturas. Un consejo: si sois expertos en estas lides, id directamente a los niveles de dificultad más elevados si no queréis que el juego sea un completo paseo militar.
Con todo, la mayor decepción viene de la imposibilidad de jugar la campaña en compañía. Desde Yager siempre apuntaron que estaban centrados en crear una sólida experiencia single player, con lo que, a pesar de que vamos casi siempre acompañados de nuestros compañeros Adams y Lugo (o al menos por uno de los dos), según ellos, la inclusión de un modo cooperativo afectaría a la sensación de inmersión que querían transmitir con la historia. Una decisión que suena más a excusa para enmascarar la falta de tiempo o de recursos que a otra cosa, especialmente si tenemos en cuenta que entorno a un mes después de la salida del título se intentó mitigar en parte esta importe carencia con el lanzamiento de un dlc gratuito con cuatro misiones cooperativas (bastante descafeinadas y anodinas debido a su falta de conexión con la campaña, todo sea dicho).
En conclusión, puede que Spec Ops: The Line no sea ningún portento técnico y que en lo jugable resulte demasiado conservador y clónico. Sin embargo, su potente ambientación y la fuerza del argumento vienen a compensar sobradamente estas carencias, ofreciendo momentos, imágenes y diálogos (el juego está íntegramente doblado al castellano) capaces de grabarse profundamente en la memoria de cualquier jugador. No es un juego largo ni rejugable, pero lo que dura, os aseguro que lo disfrutaréis intensamente.
https://www.youtube.com/watch?v=GDEsdjGS4zY