Seguimos con las aventuras de Falcon y Bucky con esta crítica de Falcon y el Soldado de Invierno 1×02. Qué infravalorados están los pobres.
Si ya comenzó fuerte la nueva serie de Disney+ y Marvel, este segundo episodio sigue la línea ascendente del anterior. Aquí tenéis nuestra reseña de ese primer capítulo, pero eso ya es agua pasada. ¿Cómo le van las cosas a nuestra nueva pareja favorita? Vamos a verlo en esta crítica de Falcon y el Soldado de Invierno 1×02. Por supuesto, SPOILERS.
Ojito al nuevo Capi
Y comenzamos este capítulo con la explicación a la pregunta, «¿quién Mephistos es este nuevo Capitán América?». Pues bien, se trata de un soldado altamente cualificado, James Walker, el cual es seleccionado para reencarnar al icono salvador. Muy interesante, tanto la presentación como la entrevista, en la que se deja caer las buenas intenciones de este nuevo personaje.
Por otro lado, Sam y Bucky salen a cumplir una operación para parar a los «Sin banderas», esa organización tan extraña. En todo el episodio apreciamos esa tensión entre ambos, debido a su forma de actuar pero, sobre todo, a la decisión de Falcon de entregar el legado de Steve. Algo que parece que no se va a perdonar en un futuro cercano, y que se irá desarrollando en la serie.
La operación sale algo mal, ya que los amateurs terroristas estos son supersoldados. Sí, como el antiguo Capi y Bucky. En una trepidante escena de acción sobre camiones, Falcon y el Soldado de Invierno salen escaldados, junto con la aparición repentina de Walker y su compañero Estrella de Combate.
Aquí tenemos otra de esas escenas top del capítulo, en la que observamos las diferencias entre ambos dúos. Por un lado, un Capitán América que busca hacer lo correcto pero menospreciando ligeramente a los Vengadores, tratándolos como «ayudantes del Capi». Por otro parte, dos héroes que no quieren pasar por el aro de alguien que no es digno del escudo.
Se nos presenta a Isaiah, otro Capitán América, esta vez afroamericano, el cual fue maltratado por su propia nación aún siendo un héroe que le pegó semejante paliza a Bucky. Finalmente, este último es arrestado por no acudir a la sesión de terapia, siendo sacado de la cárcel por… ¡el flamante Capitán América! Quiere unir fuerzas, pero sigue con esa actitud algo arrogante.
Desde el punto de vista de los terroristas, el Gobierno sólo ayuda a los regresados del Lapso. ¿Quién mueve sus hilos? No hay respuestas… aún. El capítulo acaba con nuestros protagonistas buscando respuestas, dirigiéndose hacia donde se encuentra el Barón Zemo. Ya sabéis, Civil War.
In crescendo
Cuidao, yo fui el primero en criticar la adición de este Capitán América. Sin embargo, en este episodio se expone magníficamente su historia, así como sus ambiciones y deseos. Parecía que iba a ser el antihéroe de los protagonistas (y puede ser), pero consigue que sientas empatía por él. Un tío normal que quiere ayudar en todo lo posible esforzándose al máximo.
La relación Bucky – Sam se expone sobre la mesa definitivamente en este capítulo. Unas escenas que combinan momentos de humor (el diálogo con la psicóloga y en el aeropuerto, sublimes) con situaciones tensas y de acción. Ya hemos visto que luchando en equipo son un caos y no se complementan. Ya os digo yo que estos al final de la serie van a ser uña y carne.
Una de las cosas que más me han gustado han sido las situaciones sobre el racismo. No se ha notado nada forzado (a diferencia de cierta escena de Endgame), sino que se han añadido de forma natural, tanto la discusión en la calle entre Sam y Bucky como el trato hacia Isaiah. Por cierto, DESEO ver más de este personaje, porque tiene muy buena pinta en el poco tiempo en pantalla que ha estado.
Una pega que le pongo a este episodio es que, en un momento, intenta que empaticemos con los terroristas, que piensan que su causa es justa. Sin embargo, ni la líder consigue que empaticemos ni el mantra general que profesan. Tienen pinta de chivos expiatorios, pero para darle un suero de supersoldado…
En definitiva, en este segundo episodio se da más importancia a la construcción de las relaciones entre personajes, así como de añadir más aristas al conflicto general. Un capítulo que no baja las revoluciones en cuanto a acción ni que pierde ritmo. Todo lo que ocurre es importante. Y ese final con Zemo promete y mucho. Menos mal que se recupera a este genio que puso en jaque a los Vengadores.