Un Benedict Cumberbatch espectacular es el protagonista indiscutible de Doctor Extraño, y tira él solito de la película dándonos un personaje carismático y digno de los cómics.
El primer film que inició el universo cinematográfico de Marvel, Iron-Man, triunfó en gran medida por el carisma y la actuación de Robert Downey Jr. Toda la película giraba en torno a su papel y resaltaba el buen trabajo que hacía. Con Doctor Strange (Doctor Extraño) pasa exactamente lo mismo. Benedict Cumberbatch destaca (algo habitual en sus papeles) y logra tirar de la película él solo.
Marvel ha explotado muy bien la temática inherente al personaje del Doctor Extraño, la magia y el misticismo, para hacer una película de superhéroes pero que en realidad no es de superhéroes. El relato que cuenta es habitual en todas sus películas y cómics: una historia de superación personal por problemas físicos. Tony Stark tenía la metralla de su corazón y Steve Rogers su cuerpo enfermizo antes de inyectarse el suero del supersoldado. Hasta Thor entra dentro de esta monohistoria, pues perdió sus poderes de asgardiano.
La historia personal de Stephen Strange es exactamente la misma. Un accidente de coche le destrozó las manos, y con ellas se fue su brillante carrera de neurocirujano. Así que el viaje personal de Strange se mueve entre la espiral de autodestrucción como consecuencia por haber perdido su trabajo, que era todo su mundo para él, y la esperanza de curarse para volver a ser lo que era y reconstruir ese mundo perdido.
Este continuo viaje y su deseo de sanarse lleva a Strange hasta Nepal, ante lo que aparentemente parece una especie de culto budista. A partir de ahí, Strange no deja de aprender y sorprenderse a cada rato; y los espectadores lo hacen con él. Esta es una película de superhéroes sin superhéroes, así que toda la magia que rodea la nueva vida del Doctor Extraño es nueva, tanto para él como para los fans del cine de Marvel.
La apuesta por lo místico en lugar de por lo terrenal hace que las secuencias de acción se alejan de las coreografías de peleas con contacto físico. En su lugar, toma protagonismo la magia, los hechizos, la deformación de la realidad. Es un cambio de perspectiva importante porque implica hacer al espacio partícipe de la acción. Ya no importan tanto los personajes sino que también compra protagonismo el dónde están, por dónde se mueven y hasta en qué plano de la realidad se encuentran.
Eso es importante porque la película explota mucho los espacios y los ambientes. La acción hace uso de la magia y esta, a su vez, hace uso de los escenarios. Los hechizos que se lanzan los personajes modifican su mundo, alteran su realidad y todo esto se explota visualmente en el film. Ciudades que se doblan, caídas sin fin, cambios de gravedad. El escenario baila continuamente en cuadro y se convierte por méritos propios en un personaje más de las secuencias. Un buen referente de todo esto que digo es Origen, la película de Christopher Nolan. El tratamiento de los espacios es muy similar y las comparaciones son bastante evidentes. Doctor Extraño va en esa línea, aunque el tratamiento que hace del tiempo no está tan trabajado. La película de Marvel también tiene un componente temporal en su argumento pero luego eso no se traslada a un tratamiento formal, salvo hacia el final de la película.
Pero todo ese buen trabajo en sorprender al público y en intentar romper con lo anterior, se deshace por culpa de la propia Marvel. La manía de meter chascarrillos y bromas sin venir a cuento cada poco rato se carga cualquier película. Hacer una película para todos los públicos no implica que tenga que tener humor sí o sí. Y el empeño de Marvel en que sus films tengan secuencias de humor, mal llevadas casi siempre, lo único que consigue es descolocar al espectador y romper ese momento en el que se está totalmente sumergido en la historia.
Imagino que la culpa de esto la tienen los productores y no tanto el director. Doctor Extraño no deja de ser una película más dentro del todo que es el universo cinematográfico de Marvel. Se entiende la lógica de querer darle una consistencia y una homogeneidad, pero debería ser de formas que no perjudiquen al producto final. Además, en ese sentido, apenas se puede destacar nada a nivel de dirección. Son películas tan comerciales, tan medidas y tan cuadriculadas que no dejan espacio a la innovación formal. Tampoco es algo que se le pide, realmente, pues ni el público ni el propósito mismo de estas películas deja lugar a ello.
Doctor Extraño era la película que necesitaba Marvel para renovar su plantilla de actores y aportarle algo nuevo a su universo. Y Cumberbatch y su personaje tienen todas las papeletas para convertirse en la nueva estrella del universo Marvel.