Antes o después tenía que acabar ocurriendo que un MOBA terminase en consolas. La llegada de Smite a Xbox One que Microsoft ha anunciado en la Gamescom se toma como el precursor de esta tendencia que de seguro irá en aumento tras el primer paso que dió en su momento Guardianes de la Tierra Media.
Smite es un battle arena online que a diferencia de muchos otros juegos de su género, se juega en tercera persona para dar una mayor rango de visión frontal, aunque pierde en la global, algo que le otorga mayor espectacularidad a la mayoría de combates que los dioses libran en el campo de batalla.
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Además, el título de Hi-Rez Studios luce el motor gráfico Unreal Engine 3, por lo que a nivel gráfico es incluso uno de los que más despuntan. Smite se ha ido ganando poco a poco el respeto de muchos jugadores profesionales y ya cuenta con un gran número de torneos en todo el mundo.