Un estudio de la Flinders University (Australia) ha analizado los efectos sobre el sueño que puede tener el jugar demasiado tiempo a videojuegos antes de echarse a dormir, y ha concluido que puede alterar los estados del sueño.
Los 17 participantes que formaron parte del estudio estuvieron jugando por dos noches a un título de reciente lanzamiento de temática violenta (sin especificar) durante entre 50 y 150 minutos, tomando monitorizaciones del sueño y las pulsaciones.
Concluyeron que esos 17 jóvenes tardaron en conciliar el sueño una media de 39 minutos más que si no hubieran tocado el mando. Evidentemente, la proporción de ese tiempo era proporcional al tiempo empleado en el juego.
Con lo cual, ya sabéis, si al día siguiente toca madrugar, no caigáis en la tentación y… ¡dejad el mando tranquilo!