Kyn se podría definir como un RPG táctico con toques de hack ‘n slash, pero, aunque tiene algunas ideas interesantes, querer abarcar tanto lo deja un poco a medio camino de todo. Sus creadores, el pequeño estudio holandés Tangrin, ha llevado a cabo un trabajo más que aceptable, sobretodo teniendo en cuenta que son sólo dos personas las que se han encargado de todo el desarrollo.
El mayor problema que tiene Kyn, dejando a un lado el poco margen de inventiva que permite un género como el RPG isométrico, es quizás la falta de carisma. Sin una historia definida que nos haga empatizar con nuestros aliados o sin actores que den voz a los protagonistas, Alrik y Bram, es complicado engancharse a un juego. Es cierto que a medida que vamos completando misiones, vamos conociendo el porqué de lo que nos piden hacer, pero a estas alturas es necesario algo más para diferenciarse.
Kyn no sorprende, pero entretiene
Como todo juego del género, Kyn se basa en matar todo bicho que se nos ponga por delante, recoger el botín antes de que toque el suelo y hacerle caso a los personajes que cortan el bacalao en cada una de las zonas que visitaremos. Para ello, como ya os he dicho, contaremos con nuestros dos héroes, Alrik y Bram, pero a lo largo del camino, otros héroes nos ayudarán a derrotar a los enemigos. Empezaremos la aventura con un arquero y un guerrero, pero sus armas y habilidades podrán variarse en cualquier momento, permitiendo que nos adaptemos a las necesidades de nuestras misiones. En parte no es mala idea, pero le quita importancia a nuestras decisiones y contribuye a la sensación de que no hay ningún vínculo entre el jugador y los personajes.
Al principio el juego es bastante sencillo y no penaliza demasiado el no saber aprovechar las características y habilidades de Alrik y Bram, pero a medida que los enemigos se van volviendo más fuertes se hace evidente la necesidad de controlar mejor las acciones y no limitarse a clickar el ratón sin miramientos. Aquí es donde aparece el factor táctico y, aunque sea de forma limitada, Kyn nos permite parar el tiempo y planificar los enfrentamientos. La pena es que este sistema no es 100% fiable y a veces veremos como nuestros héroes no hacen exactamente lo que esperábamos.
Kyn pasa de puntillas por tu vida
Tangrin también han incluido un sistema de crafteo bastante complejo, pero de cara al jugador, es tan simple como recolectar todo lo que dejan caer los monstruos y visitar al herrero de la tribu. Él nos dirá qué objetos nos puede crear con el material que tenemos y listos. Como con el resto del juego, se echa de menos algo de profundidad, algo que nos involucre en el juego y le dé valor a nuestras decisiones. No hay que perder de vista quién lo ha hecho y con qué recursos, pero quizás ha faltado algo de ambición a la hora de darle vida al juego.
Aunque pueda parecer que mi análisis es negativo, no quiero perder de vista el mérito que supone hacer un juego entre dos personas y que el resultado sea positivo. Recientemente he probado juegos similares de estudios mucho más veteranos que quedaban por debajo de lo que Kyn nos ofrece, así que me gustaría que esto se entendiera como una crítica constructiva. Teniendo unos gráficos aceptables y un planteamiento inicial interesante, quizás una tercera cabeza que se hubiera dedicado a darle forma al juego sobre el papel hubiera ayudado a conseguir un conjunto mucho más redondo.