Cuando me dijeron que tendría que analizar NBA 2k17, una sensación de alegría invadió todo mi ser. Desde los 12 años, para mí el deporte rey no es el fútbol (que también me encanta), sino el baloncesto. Por lo tanto, tendría que dejar de únicamente jugar a este juego y analizar en qué despunta, en qué flojea… en fin, «bucear» en él. Y para mí no ha sido nada fácil.
2k lleva muchas entregas a sus espaldas de esta saga, y en todas se supera. Cada año hay algo nuevo que la hace mejor, que la hace seguir manteniendo la corona de los simuladores deportivos (sí, de todos). Cada año, NBA 2k sigue en lo más alto.
Jugabilidad
Sobre la jugabilidad recae siempre, por suerte o por desgracia, la mayor parte de las impresiones de un juego. Si los controles son erráticos, si el juego no es lo que prometía, si la duración no es adecuada… todo ello influye directamente en el resultado final de este apartado. Por suerte, NBA 2k17 tiene pocas pegas que ponerle.
Jugablemente sigue siendo una delicia de las de saborear con el paladar. Los controles no fallan casi nunca y cada jugador tiene bien marcado lo que puede hacer y lo que no. Es decir, no vamos a pedir a Shaq que meta algún triple porque eso es muy raro que pase.
Sin embargo, me considero que llevo ya varios años viendo NBA y sí que noto que ciertas cosas chirrían. Si vamos manejando a un tirador (véase Carmelo Anthony, que enchufa de 3, Danny Green o Davin Booker) en un contraataque y paramos totalmente SOLOS en la línea de 6,75 para tirar, el 90% de las veces el tiro saldrá fuera. ¿Con esto que quiero decir? Que es lógico que se fallen, pues van en carrera, van cansados etc. pero en la vida real los tres ejemplos que he dado la meten 8 de cada 10 veces. Y eso acaba por frustrar: falta un poco de realismo en este sentido.
Otra cosa negativa a comentar es la IA. Resulta chocante jugar contra Orlando Magic en el Modo Dominación del My Team y que Evan Fournier las meta de todos los colores, al igual que Vucevic o… ¡IBAKA!. Que sí, que tiran todos muy bien. Pero Ibaka no ha metido un triple tras bote en su vida. Y eso, también, frustra.
Por tanto, me atrevo a decir que la máquina te quiere enseñar a jugar cruelmente. Y está bien que no te perdonen ni un mínimo error, porque a la hora de jugar online, se nota quién sabe defender realmente y quién no. Parece un apartado inútil del juego, pero la defensa es sumamente clave en este simulador.
Para acabar de darle palos a la jugabilidad, diré que muchos jugadores celebran una canasta de tres cuando pierden de 30 puntos que cuando es un «buzzer beater». Al igual sucede cuando metemos canasta y sacamos personal: lo celebran como descosidos cuando, en la vida real, ni sonreirían. No es que sea algo que merezca una crítica dura, pero le quita realismo, la verdad.
A pesar de sacar estos tres puntillos que no me han gustado mucho de la jugabilidad, no quiero caer en lo absurdo de menospreciarla ni mucho menos ya que es excelente. No hay simulador que la haga frente en este ámbito y eso, los amantes del baloncesto, lo notamos en cuanto cogemos el mando.
Este contenido es puramente in-game, es decir, el que sucede cuando ya entramos en faena. Pero para ello es necesario elegir un modo de juego y ponerse a ello, ¿no?.
De las modalidades jugables poco se puede reprochar, sinceramente. Me centraré en dos, My Team y My Career, aunque el resto de modos poco tienen que reprochar (Temporadas Online, Blacktop que es baloncesto callejero, Modo Práctica etc.).
My Team coloca al jugador al mando de una franquicia donde hay que gestionar todo: quinteto, entrenador, pabellón, balón etc. Es un modo genial porque empezamos con un equipo «malo», con jugadores buenos pero no tanto. Poco a poco, habrá que ganar partidos para obtener monedas, necesarias para fichar jugadores, abrir sobres y completar nuestra plantilla.
Por lo tanto, podemos decir que My Team es a NBA lo que Ultimate Team a FIFA, para que los más futboleros me entiendan. Este tipo de juego hace al usuario sentir progresión, al obtener mejor equipo poco a poco y enfrentarse con otros jugadores que persiguen el mismo objetivo que tú: tener el mejor equipo posible.
Después, My Career es el modo insignia de NBA 2K. Todo amante del baloncesto ha soñado con codearse con LeBron, Durant y Curry. Gracias a My Career, ya será posible. Pero eso es algo que siempre ha presentado la saga. ¿En qué ha cambiado?
Lo más destacable es que el viaje empieza antes, eligiendo la universidad a la que acudir y disputar varios partidos universitarios, batiéndonos el cobre hasta llegar a la Final Four. En estas disputas iremos aumentando o disminuyendo nuestra progresión en el draft, depende de las actuaciones que cuajemos cada noche.
Llega el draft, NBA y empieza lo bueno. Somos dueños de nuestra propia vida: podemos estructurar los días libres para entrenar si queremos o para ir a temas publicitarios, con las consecuencias que todo ello conlleva. Si entrenamos libremente, damos mejor imagen a compañeros y entrenador, mientras que si decidimos «comercializarnos», obtendremos más monedas… pero peor imagen frente al equipo. Lo que sucede en la NBA todos los días, vaya…
Hay que anotar que ambos modos de juego contienen microtransacciones que no son absolutamente necesarias para progresar, pero que nos harán dar pasos agigantados hacia el éxito. Allá el que quiera usarlas, pero la experiencia será mucho peor si gastamos nuestros euros ya que no sentiremos progresión.
Aparte de ambos modos y, aunque es de perogrullo, recordar que están disponibles todos los equipos NBA actuales, el Dream Team, el Team Usa, los equipos de Euroliga… a pesar de no tener una competición de Euroliga como tal, se agradece que existan estos equipos.
La jugabilidad en 2k17 es excelente, aunque no perfecta. Tiene fallos como todos los juegos, y esperemos que con el paso del tiempo, se vayan puliendo ciertas cosas.
Sonido
El sonido es uno de los campos en los que 2k ha puesto un mayor entusiasmo, y puedo afirmarlo con total seguridad. Ello se ve en numerosos aspectos, pero el primero son las más de tres horas grabadas de comentarios de Antoni Daimiel, Sixto Miguel Serrano y Jorge Quiroga. Los puretas prefieren el inglés, y es totalmente aceptable, pero es un signo a tener muy en cuenta por parte de la desarrolladora.
También es una auténtica flipada los comentarios que suelta nuestro jugador en el modo My Career estando en el propio juego. Perlas como «You can’t stop me», o «I’m the Pres!» nos hacen sentir un jugador puro en el campo. Igualmente contamos con declaraciones reales grabadas de los jugadores al acabar un partido, o la voz de Mike Krzyzewski. Para quedar extasiados.
Pero si ya queremos reventarlo por completo, sabed que el equipo de 2k ha ido campo por campo de todos los equipos de la liga para recoger los sonidos ambiente de cada pabellón, para luego plasmarlo a la hora de jugar contra según qué equipo. Esto ya sí que me dejó «el culo roto», hablando mal y pronto. Chapó en este aspecto.
Gráficos
Es el aspecto en el que 2K ha trabajado «menos». No quiere decir que no hayan hecho hincapié, por supuesto, pero es lo que menos salto cualitativo tiene con respecto a la entrega previa.
Para ejemplificarlo, el público asistente a los pabellones siguen siendo muñecos. No vamos a pedir que sean personas con DNI ni mucho menos, pero no están excesivamente logradas. También sucede lo mismo con algunas caras de jugadores, que no hacen justicia.
Aún así, la gran mayoría de superestrellas está muy bien lograda, las luces y los rituales iniciales se muestran con mucha fidelidad y el balón se comporta como si fuese pura realidad. Muy buen resultado, pero se queda estancado.
Conclusión
Si eres un amante del deporte de la pelota naranja, no encontrarás nada más divertido que este juego. Muchos modos, sensación de realidad, todos los equipos… Quizá desesperen algunos aspectos a la hora de jugar, pero eso no quita que enganche hasta límites insospechados.
NBA 2k17 mantiene la corona, como hace LeBron James en la propia liga. Si te gusta la NBA, este es tu juego sin dudarlo. Si te gusta el deporte, este es tu juego sin dudarlo. Si te picas con los amigos, este es tu juego sin dudarlo. ¡No tengas miedo y dale caña a la pelota naranja!.