La tediosa guerra entre lo digital y lo físico ya es un clásico en las conversaciones entre borrachos. Uno de los argumentos más blandidos por los defensores del formato físico es lo perdurable del cacho de plástico que contiene el juego, frente a lo efímero de un puñado de megas en un servidor de vete tú a saber que isla de la conchinchina.
Este argumento a priori irrebatible se tambalea hoy más que nunca y es que estas líneas surgen desde el puro choque con la dura experiencia. Seguro que muchos os sentís identificados con lo que me pasó.
Feliz me hallo con mi PSVita y su pantallón. Pese a un catálogo escaso la idea de emular un segundo stick en Peace Walker o Monster Hunter me ponía tontorrón, pero claaaaro, ¿donde meto yo mi UMD… ?
Los formatos avanzan y son superados. El UMD era un formato que estaba abocado al ostracismo desde el momento en que un desafortunado ingiero lo diseñó. Una capacidad de almacenamiento escasa, una funda plástica cutre y fea que termina por abrirse en dos, y un ruido que despierta a mi perro si juego de noche. Pero algunos imbéciles como servidor tenemos una colección importante de juegos, una colección de esas de las que te sientes orgulloso y, amigos, tardará unos miles de años en degradarse porque es puro plástico. A pesar de ello es una colección abocada a la estantería por el mero hecho de no poder disfrutarla en mi Vita. Pero hay unos seres, unos seres a los que hoy odio más que nunca, que están descargándose todos sus juegos de PSP para verlos en una pantalla OLED de 5 pulgadas. Esos son los poseedores de PSP Go! Muchos y mucho nos mofamos de ellos, de lo tontos que eran porque «realmente no tenían sus juegos», pero el tiempo ha mostrado que ellos por casualidad o por visionarios son los que tienen su colección aprovechable, mientras nosotros tenemos un puñado de plástico en un cajón. Paradójicamente ellos están recordando viejos clásicos, mientras nosotros estamos quejándonos por los foros de que Sony no lance tropecientas novedades al primer mes de Vita estar a la venta.
¿Y sabéis cual es el resultado de esta historia? Que como buen gilipollas he comprado algunos de mis juegos de PSP dos veces, porque ¿para qué engañarnos? Tengo PSP, podría jugar en ella, pero soy lo suficientemente esnob para que me de pereza sacarla de su funda cuando tengo PS Vita reluciendo en la mesita. Además, si hablásemos de una sobremesa, hay sitio para dos consolas bajo el televisor, pero si me voy un fin de semana de viaje me pongo muy nervioso al pensar en llevar dos portátiles con sus respectivos cargadores, haciendo esto, el concepto portátil se me escurre entre los dedos y es un concepto que ya está en la cuerda floja gracias a baterías de 4 horas.
Gritábamos a las puertas de las compañías «!Fuera formato digital!», «¡¿Qué va a ser del mundo retro?!». Pues mierda para nosotros, porque si lo retro está tan de moda hoy día en gran parte es gracias también a lo digital. Solo hace falta pegarse una vuelta por el bazar del Live y el 80% de los juegos son clásicos. Sucio negocio por otra parte ya que estamos pagando doble en muchas ocasiones, pero si miramos a 10 años vista, los juegos que hoy tenemos en formato físico serán comepolvo en estanterías porque la historia nos muestra que retrocompatibilidad tiene fecha de caducidad. Mientras que los juegos digitales, ahí los tendremos, los descargaremos, nos divertiremos con ellos y todos será maravilloso.