Los auténticos protagonistas de Halloween sacan a relucir con todo su esplendor sus aterradores poderes en el mundo de los videojuegos.
Como sabréis por la cantidad de eventos, noticias y cosas últimamente, Halloween está cerca. Y como en Guilty somos muy rompedores, novedosos y con ganas de no seguir la corriente del mundo, vamos a escribir sobre ello. Preparaos para brujas, fantasmas, vampiros y… no. No, no no no. Un momento. Halloween se celebra, la gente se disfraza y cosas. Vale. Los espectros y los seres del averno ocupan el punto de mira, cuando no son los protagonistas. Demos un golpe sobre la mesa de una vez: los verdaderos protagonistas de Halloween son los caramelos. Y ellos son los que dan verdadero miedo. Ya os digo yo que sí.
Caso número 1: El problema en Pokémon
¿Recordáis eso que os decían vuestros padres (y el sentido común) de que no cojáis cosas del suelo? ¿Y de extraños? Pues Pokémon lo tira por la borda completamente en todas sus facetas. También tendrá que ver con eso de soltar a los niños a su suerte con diez años a un mundo peligroso. El cándido amor familiar brilla por su ausencia.
En los juegos originales, está el objeto carameloraro. No sé de qué estará hecho precisamente este azucarado ítem, pero con él nuestros Pokémon mejoraban un nivel. La cosa fue a peor, supongo que por la mano negra de la industria azucarera, y tuvimos Pokémon Go. Ahí la dieta equilibrada desaparecía por completo, obligándonos a atiborrar a nuestros animalillos con dosis ingentes de azúcar. Los casos de ataques por Slakings hiperactivos se quintuplicaron cuando este título llegó a Hoenn.
Por suerte, parece que en Nintendo se han dado cuenta de esta problemática, motivo por el cuál el curry ha sido añadido a los juegos de Pokémon Espada y Escudo. Esperamos que los cereales, carne y verdura ayuden un poco a estas pobres criaturas.
Caso número 2: Toma un caramelo para ese agujero del pecho
Imaginad que vais tranquilamente por el campo, cuando de repente, os asalta una jauría de lobos hambrientos. Os atacan, por poco no os arrancan un brazo y estáis en las últimas. Con vuestras últimas fuerzas, en un intento desesperado por sobrevivir, sacáis una cajita de caramelos de vuestro bolsillo y os lo coméis. Se forma un efecto Popeye, se os recompone el brazo que os habían arrancado los lobos y le metéis la paliza de su vida.
Pues esa es la lección que nos dan multitud de RPG. Secret of Mana, Tales of, Yo-kai… Un caramelito y hala, curado. Ni dormir en posadas ni tres gaitas. Métete azúcar en vena y ya aguantas. Y lo peor es qu estas curas son en pequeñas cantidades, para así crearte dependencia. Cuando ya tienes un estado de escándalo, y te bajan la salud los enemigos un poco, pero no quieres gastar, prepárate para atiborrarte con seis docenas de caramelos hasta tener la salud completa. Nuestros personajes no saldrán de ese círculo vicioso nunca.
Caso número 3: La fantasía de poder
Ya nos va quedando cada vez más clara la maldad intrínseca de los caramelos. Pero llegamos a uno de los puntos cruciales para que se vea esto de manera más clara. Y es que los caramelos planean tenernos a su merced. Y la prueba de ello está bien clara por Dragon Ball. Vale, Dragon Ball es un manga/anime, pero videojuegos tiene. Y en muchos de ellos, de hecho, vemos a la maldad redondeada.
¿Cómo? ¿Qué Vegetto sólo quería derrotar a Buu aunque lo transformase en este maléfico dulce? Nada de eso. Claramente el caramelo quiere mostrarse como superior a los seres humanoides. La metáfora está clara: estamos a merced de ellos. Buu ya estaba corrompido hasta la médula por culpa de comer tanto dulce, y ese caramelo supo aprovechar su debilidad. Los siguientes podríamos ser nosotros.
Caso número 4: La resistencia
Pero no todo está perdido. Aún tenemos esperanza. La esperanza nos la ha dado, claramente, Candy Crush Saga. Su propio nombre nos indica su cometido, aplastar los caramelos. Todos deberíamos seguir su ejemplo, aunque cueste horrores. El uso de esos colores tan vivos y esas formas tan sugerentes es para que podamos hacer frente a estos, vengan en la forma que vengan. Lo veo un acto de lucha sumamente apropiado. La rebelión ya comenzó, y debemos unirnos a ella. Gracias por tanto, perdón por tan poco, Candy Crush.
Como habéis podido ver, ya no tenéis que temer más a los seres de la noche en Halloween. Ellos, los caramelos, son el verdadero terror que nos acompaña en cada momento. Y como tal, hay que reconocerlo, por mucho que nos asuste la idea de mentarlos.