El penúltimo capítulo de esta temporada de Shameless nos ha dado un soplo de aire fresco después de una temporada algo insulsa. Veremos si con el último capítulo son capaces de salvarla, aunque mucho me temo que no.
El capítulo 11 de Shameless nos ha dejado un sabor de boca agridulce. Ha sido un episodio que me ha recordado a capítulos de antiguas temporadas, en las que nos hacen reír y nos daban una pequeña dosis de realidad de lo fastidiadas que pueden ser las vidas para una familia cómo los Gallagher (que aunque parezca que no, existen).
Las tramas principalmente se dividen en dos: por un lado la de Mickie e Ian intentando cruzar la frontera y la del resto de la familia lidiando con sus problemas particulares. Los dos primeros, continúan el viaje que emprendieron en el anterior capítulo. Una travesía un tanto loca, de la que todos sabemos que Ian debería huir para no volver a recaer en uno de sus brotes psicóticos.
La verdad es que le ha costado darse cuenta, me imagino que sería por el amor que siente por Mickie, aunque sinceramente no estoy tan seguro de que sienta algo tan fuerte cómo siente el fugitivo. Gracias a dios, el capítulo remata con Ian echándose atrás a pesar de lo que siente, dándose cuenta de que esa ya no es su vida.
Por otra parte, tenemos a Lip y Debbie, los cuales no aportan mucho a la trama. Únicamente Lip, que hace un nuevo amigo alcohólico que le pinta de forma muy claro cómo son las cosas: ¿Quieres dejar de beber?, la única solución es no hacerlo, y hacer cualquier otra cosa antes que eso, aunque sea hacer calceta.
Podíamos pensar que la etapa de empresaria de Fiona había rematado después de hacer un buen negocio con la lavandería, pero no. Todo va encaminado a una nueva aventura en la que comprará un bloque de edificios. Mi pregunta es, ¿La estarán timando?. No sé, me ha parecido todo muy fácil. También vemos que finalmente, ingresa a la pobre anciana Etta en una residencia, puede que esto fuera lo mejor al fin y al cabo, por duro que se le hiciera.
El toque de humor lo ha dado Kevs en este episodio. Ha encontrado de nuevo curro como camarero, y seguramente vaya a conseguir unas mejores propinas que en su anterior trabajo. Ya veremos cuanto le dura el trabajo, esperemos que siga un tiempecillo, que ha estado muy simpático.
Y por último, los dos que sin duda son los principales de este capítulo: Frank y Mónica. A pesar de su continuo desfase, en este episodio han conseguido volver a unir un poco a la familia para una última fiesta para Mónica. Para conseguirlo sólo tuvieron que drogarlos, pero bueno, lo consiguieron.
Y, a la mañana siguiente, ocurrió lo que estaba destinado a ocurrir en este o el siguiente episodio: Mónica los ha dejado, y esta vez para siempre. El pobre Frank tendrá una etapa dura para la siguiente temporada, eso seguro.
Tendremos que esperar hasta la próxima semana para saber que final otorgan a esta temporada. Por el momento, pasado mañana nos tocará hablar de Vikingos, que si todavía no la habéis visto o no os sabéis puesto al día, os recomiendo que lo hagáis.