¿Necesitas devolver el brillo a tus antiguas consolas? Te enseñamos cómo restaurar consolas, mandos ordenadores y periféricos amarillentos.
A poco que tengas en casa consolas y mandos de los años 80 y 90 que sean de color gris claro o blanco, probablemente habrás notado que se les ha quedado un horrible y grimoso color amarillento que poco tiene que ver con el lustre original. Si quieres recobrar la viveza del color de antaño estás de suerte, pues hoy te mostramos cómo restaurar consolas, mandos ordenadores y periféricos amarillentos.
¿Por qué se ha puesto amarilla mi querida consola?
El hecho de que tu consola/mando/ordenador se haya puesto amarillo es algo de lo más normal, si este procede del Siglo XX. Y es que por aquella época los productos electrónicos, o mejor dicho, las carcasas de estos cacharros, tenían un tratamiento químico especial. Este servía para proteger ese plástico de incendios, pues evitaba que se formaran llamas. Podía haber un cortocircuito y ese aparato se podría deshacer por el calor generado, pero gracias a la patina de químicos que se añadían en su fabricación, no había llama que pudiera crear una catástrofe mayor. La luz del Sol y el hecho de que se fumara en la habitación donde estaba el aparato tampoco beneficiaba su conservación.
Pues bien, este inventazo es el culpable de que con los años nuestras bonitas máquinas se pongan feísimas, pero no os preocupéis, que os mostramos cómo quitar el amarilleo a los plásticos. No es un proceso difícil, pero sí que nos llevará unas cuantas horas el dejar nuestras carcasas como nuevas.
¿Qué necesitamos para quitar el amarillo de los plásticos? Apunta…
- Film transparente
- Peróxido de hidrógeno al 40%
- Una brocha
- Guantes de látex
- Film transparente
- Jabón o lavavajillas
- Agua
- Un barreño
- Abundante luz solar y calor o, en su defecto, una lámpara ultravioleta y un calefactor
Pasos a seguir para restaurar la consola
- Desmonta los plásticos de la carcasa, sin dejar tornillos, cables ni circuitería. Esto es muy importante para no romper nada
- Lava bien los plásticos con jabón y agua tibia tirando a calentita en el barreño (cuidado si lo haces en el fregadero, que puedes perder alguna pieza por el desagüe). Esto servirá para desprender todo tipo de impurezas y guarrerías varias acumuladas en el transcurso de los años.
- Ponte los guantes e impregna bien las piezas de peróxido de hidrógeno. Ponlas en el barreño -ya seco y limpio- y tápalas con un pedazo de film transparente.
- Ahora tienes dos opciones, dejar las piezas al sol durante todo el día o montarte una caja de luz ultravioleta. (coges un tupper grande, lo forras de papel de aluminio, pegas en la tapa la luz ultravioleta y le añades calor con un calefactor). Tras unas horas nuestros plásticos quedarán como nuevos.
- Ahora solo has de volver a montar todo como estaba.
Como os he dicho al principio, el proceso es sencillo pero lleva un tiempo. El paso más dificultoso es el de desmontar y volver a montar todo, pero merece la pena.