Ryan Green se emociona al recibir un premio en los The Game Awards 2016 y agradece a todos los que apoyaron a That Dragon, Cancer.
Esta noche en Los Angeles se celebraron los premios The Game Awards 2016. Un evento en el que se premian a los mejores juegos del año y en el que además se muestran tráileres de juegos. A mi personalmente me parece más interesante lo segundo que lo primero, pues sin tráileres de juegos que están por llegar pasaría mucho de esta gala.
Le dieron el premio al mejor juego del año a Overwatch por encima de otros como Uncharted 4. Y no ya eso, si no que personalmente pienso que otros juegos del género están muy por encima de lo que ofrece Overwatch. ¡Ojo! Que mis palabras no se malinterpreten, porque en ningún momento estoy diciendo que Overwatch sea mal juego. Es que me veo venir al «Niño rata» de turno, también los hay que rozan los treinta, a decir ñardadas.
¡Pero a lo que vamos! Ayer That Dragon, Cancer se llevó un premio. El premio que se llevó fue lo de menos. Lo que nos dejó a todos tocados fue el discurso de su creador Ryan Green. Y es que se subió al escenario, empezó a llorar y dar gracias a todos por apoyar That Dragon, Cancer. Habrá quien no sepa a que vienen esas lágrimas y tanta emoción, pero es que telilla con la historia que tiene detrás That Dragon, Cancer.
El juego trata de la vida de un padre y de sus sentimientos desde que conoce la enfermedad de su hijo. Puta enfermedad como es la de un cáncer terminal. That Dragon, Cancer salió en enero de 2016 para PC, y luego más tarde visitó otras plataformas como iOS (Mac e iPad). Es un juego muy emotivo y solidario, pues todo lo recaudado va destinado a asociaciones benéficas como Morgan Adams Foundation y Family House SF.
«A veces en los videojuego tenemos que elgir cómo nos ven. Se supone que nuestros avatares y tuits y el trabajo que hacemos es para trasladar la historia que queremos contar, una historia sobre por qué nuestra vida importa. Pero a veces una historia es escrita encima nuestra, o es contada por nosotros, o a pesar de nosotros. Y esta revela nuestas debilidades, nuestros fallos, nuestras esperanzas y nuestros miedos.»
«Nos dejasteis contaros la historia de nuestro hijo Joel. Finalmente no fue la historia que nos habría gustado contar, pero elegisteis darnos vuestro amor en nuestro sufrimiento, estuvisteis dispuestos a parar, escuchar y no daros la vuelta. De dejar que la vida de mi hijo Joel os cambiara, porque quisisteis verle y experimentar lo mucho que le amamos. Tengo la esperanza de que nos veamos los unos a los otros no solo por quiénes queremos ser, sino por quienes somos y quiénes se supone que somos. Este acto de amor y gracia puede cambiar el mundo. Gracias.»