Después de retomar la cuarta temporada de Vikingos con un gran capítulo en el que observábamos cómo habían crecido los hijos de Ragnar, nos encontramos con un episodio muy bueno en el que la trama avanza bastante rápido.
En el capítulo anterior de Vikingos, se nos mostró la situación actual de Kattegat después de años sin su rey Ragnar Lothbrok. Fue un capítulo introductorio para esta nueva parte de la temporada con el que conocíamos a los hijos del rey, ya adultos, y las intenciones de cada uno de ellos. Antes de ver este episodio, pensé que alargarían algo más esta introducción de la vuelta de Ragnar en las vidas del resto de protagonistas, pero para mi sorpresa, este ha sido un capítulo en el que los acontecimientos suceden con mucha fluidez para el avance de la trama.
Bien, el capítulo arranca con Ragnar, en medio del mercado del poblado, buscando desesperadamente guerreros para su regreso a Inglaterra. Es muy importante este capítulo para conocer la situación de la que parte el Rey después de haber vuelto, y los primeros minutos del episodio nos lo muestra muy bien: ha tocado fondo, ni los habitantes le respetan que hasta se atreven a escupirle a la cara (literalmente). El hecho de que no le respeten ni le aprecien, provoca que no pueda contar con nadie más que con su hijo Ivar para su expedición de vuelta a Inglaterra. La verdad, es que parece tal y como dicen algunos personajes, que los dioses ya no están con él.
El ya mencionado Ivar, se muestra entusiasmado con poder acompañar a su padre. En el episodio, vemos cómo uno de sus hermanos se mofa de él, diciéndole que todos lo compadecen y sienten lástima por él, y no amor. Además, también vemos que la esclava le ha contado a este mismo hermano los problemas de Ivar para complacerla. ¿Por qué han metido estos hechos en el capítulo? Muy simple: Ivar, al igual que su padre, es mostrado cómo un perdedor.
Por tanto, en mi opinión, han querido enfatizar la diferencia entre las dos expediciones de vikingos: la de Bjorn, con los mejores guerreros y barcos, contando con aliados poderosos cómo el Rey Harald; y la de Ragnar con su hijo lisiado Ivar, viéndose obligados a pagar a sus tripulantes, que no son más que hombres viejos o lisiados, que cómo dice Ivar son los restos que dejó Bjorn en el poblado.
A grandes rasgos, el episodio ilustra eso, la marcha de las dos expediciones, la buena y la mala. Pero entre tanto, se muestran muchas escenas que para nada son de relleno, sino que enmarcan conversaciones o hechos muy bien traídos para construir un capítulo muy bien elaborado que muestra la complejidad de los personajes y sus acciones. Por ejemplo, tenemos las conversaciones entre Ladgerda y Asloug, en la que se nos deja ver que es muy probable que veamos entre ellas algún conflicto esta temporada. También tenemos las conversaciones de los hermanos a espaldas de Ivar, confesando que le tienen miedo, además de lástima.
Y, por otro lado, en este capítulo se nos vuelve a mostrar unas escenas fantásticas en las que Aslaug tiene una premonición, y otras en las que al final del capítulo, cuando se está cumpliendo dicha premonición, lo puede sentir. En todo lo que va de serie, estas escenas de «magia» están muy bien hechas, a mí personalmente me gustan mucho. El caso, es que se ve que la expedición de Ragnar ya ha fracasado al poco de empezar, o eso parece. Está claro, que quedarán muy pocos vivos, pero estoy deseando ver cómo se las ingenian Ragnar e Ivar para sobrevivir a la tempestad. ¡Lo veremos para la semana culpables!