Anoche, mientras trasnochaba y veía la conferencia de Sony disfrutando de la compañía de amigos y redactores de la casa, vivimos un momento «raro». La conferencia estaba transcurriendo por los cauces esperados cuando de repente llegó el momento de la presentación de WonderBook. Al principio todos tuvimos una reacción de curiosidad hacia el aparato, que pronto se tornaría en indiferencia para la mayoría y tras demasiados minutos de promoción, colmaría de hastío a todos los presentes. A todos menos a mí.
Casualmente era el único de los que allí nos encontrábamos que es maestro y además ha vivido la alegría de tener un bebé, y a pesar de las muestras de asqueo y los intentos de suicidio colectivo de mis amigos y compañeros, a mi la idea de WonderBook me entusiasmó. No dejaba de imaginarme las posiblidades que podría tener un libro con ilustraciones chulas y la posibilidad de «jugar» con la realidad aumentada.
[youtube]http://www.youtube.com/watch?v=-rdSdcHGxto&hd=1[/youtube]
Imagina, los cuentos cobrarán vida, algunas lecciones educativas serán más amenas y, en cierto modo, la estimulación a la lectura podría ser mucho más fácil a través de gadgets como este. Por supuesto ya tenemos tablets que facilitan la vida a padres y docentes con aplicaciones estimulantes y divertidas, pero el libro de Sony va un pasito más allá.
Probablemente si el WonderBook hubiera hecho acto de presencia hace 10 años, se lo habría metido en el ojal a Sony, porque para nada me habría llamado la atención, pero a día de hoy representa una excelente baza para inculcarle a mi hija dos de mis grandes pasiones; la lectura y los videojuegos. Señor Tretton, cuente con un WonderBook vendido.
[youtube]http://www.youtube.com/watch?v=XNwivPTr8WE&hd=1[/youtube]