Las primeras impresiones de Dying Light: Bad Blood son buenas en cuanto al funcionamiento del juego, pero la competencia es feroz en el género.
Sí, todo juego de acción es susceptible de tener una versión battle royale. No, no siempre tiene por qué funcionar bien y conseguir una base de jugadores suficiente. Si tuviera que hacer un ejercicio de adivinación según las primeras impresiones de Dying Light: Bad Blood es que el juego tiene lo necesario para gustar a mucha gente.
Pero Techland va a tener que hacer algo más para llamar la atención de los que ya tienen una elección hecha. No voy a caer en la tentación de comparar este título con otros, ya todos sabemos más o menos por donde van los tiros y las comparaciones siempre son odiosas.
Así que me voy a limitar a explicar cómo ha sido mi mejor partida en Dying Light: Bad Blood y os podréis hacer una idea de lo que nos ofrece. De momento, empezar a jugar es rapidísimo. Iniciar el juego, menú principal, jugar, elegir modo y «pa’lante». No son más de 2 minutos hasta llegar al lobby donde se unen todos los jugadores. Sólo son 12 participantes, así que tampoco parece costar demasiado que se llene. Teniendo en cuenta que está en early access, no he tenido ningún problema para jugar. Aun así, no tienes que mirar una pantalla estática con tu avatar. Puedes calentar por así decirlo. Probar armas, correr, saltar, pelear…
Pero bueno, entrando en materia, empieza la partida. Te tiran en una zona cualquiera del mapa y lo primero que necesitas son armas. Excepto una pistola y un arco, todo lo que vas a encontrar son armas de cuerpo a cuerpo. Machetes, cuchillos, hachas, hoces, mazos, bates, lo típico. Si tienes suerte puede que consigas un par de granadas o algún tipo de mejora para tus armas. Pero por norma general, vas con lo que puedes y ya veremos qué pasa.
Más muertos que vivos
Como ya os he dicho, sólo juegan 12 personas, pero zombis hay por todos lados. Normalmente los encuentras alrededores de una «colmena» de la que tienes que extraer muestras. Una vez tienes las necesarias, puedes dirigirte al helicóptero de evacuación y ganar la partida. Y aquí empieza lo divertido. Allá voy con mi machete buscando un grupo de «comecerebros». Están señalados en el mini-mapa, así que no es problema. Lo malo es cuando vas hacía uno y ves que es de los difíciles. Con un pedazo de zombi gigante con pinta de ser duro. Media vuelta y a otra cosa.
Porque Dying Light: Bad Blood no va de matar más, si no de morir menos. Así que lo primero es la supervivencia y enfrentarse a un grupo no es buena idea sin un plan. Lo primero, hay que ir con cuidado con la resistencia del personaje. Puedes correr de punta a punta del mapa sin ningún problema, pero al tercer navajazo estás pidiendo oxígeno y no puedes pegar más. Y si llevas un arma pesada, sólo te da para un golpe. Por lo que lo de ir en plan berserker aquí no funciona. Total, que encuentras un grupito de zombis normalillos y los matas de nuevo, consigues el ADN y subes de nivel.
Perfecto, ganas un poco más de vida y haces un poco más de daño. Vamos a por el siguiente. Por el camino consigues más armas y te cruzas con alguien más perdido que tú. Lo matas y ya tienes un contrincante menos para el asiento. Si es tu día de suerte, él también habrá conseguido alguna muestra y te puedes quedar con ellas. Aumentando así tus opciones de ganar sin demasiado esfuerzo. Mientras tanto, vas viendo como otros van muriendo o van subiendo de nivel. Sin perder de vista que, al final, sólo puede quedar uno.
Pero primero tienen que quedar dos
Después de algún que otro enfrentamiento victorioso por mi parte, ya siendo nivel 3 y buscando el siguiente grupo de muertos, la partida cambia. No llevaré más de cinco minutos jugando, hasta ahora con relativa tranquilidad, pero de repente, sólo quedamos dos y el otro tiene suficiente muestras para reclamar el asiento. Lo que hasta ahora era una búsqueda más o menos estratégica, intentando no arriesgar más de la cuenta, se convierte en una persecución. Localizar la zona de aterrizaje en el mapa y salir disparado para intentar interceptar a tu rival.
Aquí es donde más se agradece la verticalidad del universo Dying Light. Parkour p’aquí, parkour p’allá, controlando el recorrido de tu contrincante. Todo para intentar interceptarlo y llevarte tú el gato al agua. Al final, llegamos a la vez a la plataforma de aterrizaje y empieza la pelea. Uno contra uno, cuerpo a cuerpo. Él tiene un arco, pero falla las pocas flechas que le deben quedar y cambia de arma. Yo machetazo a derecha, machetazo a izquierda, me quedo sin aire. Y mi personaje también. Aguanto como puedo y consigo darle alguna vez, pero es él el que consigue dar el golpe final y me gana.
Si alguno esperaba un desenlace diferente, siento la decepción, pero no doy para más. Quedar el segundo de doce ya es todo un logro, pero también habla bien del juego y deja claro que puede ser divertido para cualquiera. ¿Tiene alguna pega? Sí. Y teniendo en cuenta que aún no está terminado, espero que se corrijan algunos detalles. Como os he comentado, la resistencia es demasiado importante y, aunque la idea de no poder pegar sin límite esté bien, se podría mejorar.
Un DLC sin juego
Mis primeras impresiones de Dying Light: Bad Blood después de unas pocas horas de juego son muy buenas. El juego va fluido, aunque se nota un pequeño bajón en calidad de gráficos respecto al juego original. Supongo que precisamente para conseguir esa fluidez en el mayor número de ordenadores posible. Aun así, el juego se ve bien y cumple con su objetivo. A nivel de sonido también es correcto, pero considero que en títulos tan rápidos es algo totalmente secundario. Lo que realmente importa es la jugabilidad y también me parece muy sólida. Sólo hay un modo de juego y no tiene demasiadas variantes, pero aquí está el reto de Techland.
Podrían haberlo incluido como un DLC más de Dying Light, pero lanzarlo como un juego independiente y free-to-play será mucho mejor para conseguir un buen número de jugadores desde el principio. Tendrá las clásicas microtransacciones para elementos estéticos, pero no parece que vaya a suponer ninguna ventaja gastar dinero en el juego. De hecho, ni siquiera el hecho de pagar por el Founder’s Pack y así poder tener acceso anticipado implica ventaja alguna con respecto a los que jueguen gratis más adelante.
En resumen, Dying Light: Bad Blood es una muy buena opción si te gustan los juegos multijugador. Su fase de acceso anticipado acaba de empezar y no creo que termine antes del 2019. La promesa principal de Techland es que actualizarán varias veces al mes. En esas actualizaciones deberíamos ver nuevos modos de juego, mapas y cambios en la jugabilidad. ¿Serán para mejor? Os mantendremos informados, como siempre hacemos.