Los creadores de la saga Earthlock se sacan de la manga un spin-off cosy, en el que cuatro huérfanos tendrán que reconstruir una isla enterita. Os lo cuento en el análisis de Ikonei Island para PC.
El mundo de los juegos cosy, gracias a brillantes títulos como Stardew Valley o Animal Crossing, está muy de moda. Esto se traduce en que muchas desarrolladoras se animan a sacar títulos de este tipo, en el que tenemos que gestionar nuestra granjita, decorar nuestra casa y llevarnos bien rebién con los vecinos que nos rodean. El juego que hoy nos ocupa recoge muchos de estos ingredientes y, además, le pone algunas cositas interesantes que le dan bastante personalidad. Os lo cuento todo en este análisis de Ikonei Island.
De casta la viene al galgo
Ikonei Island está desarrollado por el estudio noruego Snowcastle Games. Si hacéis memoria, les recordaréis por haber publicado un RPG bastante majo, a lo Final Fantasy 7, llamado Earthlock. Por supuesto era mucho más humilde que la fantasía de Square Enix, pero nos dejaba ciertas pinceladas de calidad que nos hace recordarle con cariño.
Pues bien, Ikonei Island es un spin-off de la saga, aunque si te digo la verdad, prácticamente no hay impacto del RPG sobre el título que nos ocupa, más allá de alguna raza propia del univero y algún que otro detallito que no pesará sobre el desarrollo de la aventura.
Entrando ya en materia, Ikonei Island nos pone en la piel de cuatro huérfanos, Eva, Shaun, Edda y Jacob que escapan de unos terribles piratas, en su huida, se montan en una barca que les acaba llevando a Heartland. Allí conocen a un espíritu llamado Sariel, que les encomienda la restauración de la isla, otrora bella y floreciente y hoy sumida en el gris más oscuro. Y ahí comienza nuestro trabajo.
Diversión con la restauración
Podemos ir cambiando de personaje a nuestro antojo para poner en marcha nuestra reforma, que básicamente consiste en ir restaurando tótems, que a su vez nos permitirán avanzar y arreglar edificios. Estos tótems nos piden materiales, por lo que tendremos que craftear, construir, conseguir planos, cosechar, pescar y combinar elementos. Por supuesto también habrá enemigos que nos intentarán complicar la misión. Ah, y aliados, tendremos aliados.
Podremos domar y utilizar en nuestro favor a unas cuantas criaturas de las que habitan la isla. Para ello tendremos que tenerlas contentas, bien sea alimentándolas, bañándolas o simplemente dándoles cariñito. Ellas a cambio nos ayudarán a tareas específicas, como romper piedras, talar árboles, polinizar…
Una cosa muy interesante es que, si nuestras mascotas tienen a tope la barra de felicidad, podremos fusionarnos con ellas y manejarlas directamente. También son capaces de evolucionar y cambiar de forma, cual Pokémon, así que tendremos que prestarles atención para sacarles el máximo rendimiento.
Al margen de estas mascotas, tendremos huerto, telar, mesa de trabajo, herrería… Hay bastantes cosas que hacer, buscar y restaurar, por lo que hasta que tengamos todo a nuestro gusto vamos a tardar muuuuchas horas. He de decir que si eres un poco despiste, como yo, y no te ciñes a las misiones principales, vas a dar más vueltas que un pulpo en un garaje. Eso no es ni bueno ni malo, pero sí que es cierto que a veces he estado vagando más de la cuenta porque el juego no te deja muy claro lo que has de hacer para avanzar. Afortunadamente los materiales son abundantes y variados, por lo que es muy relajante dar vueltas sin rumbo mientras te llenas las alforjas de objetos. Para eso son estos juegos, ¿no?
Un apartado técnico más que convincente
Ya os he dicho que Ikonei procede de la saga Earthlock, pero gráficamente no tiene muchas similitudes. Dispondremos de una vista cenital para disfrutar de los diferentes paisajes de la ilsa. Personalmente, he de decir que me gusta el diseño de los personajes, los parajes y las bestias que nos acompañan, si bien el diseño de los enemigos no terminan de convencerme. Demasiados slimes y bestias con caparazón insulsas. Molan mucho, eso sí, las construcciones autóctonas. Monumentos, puentes y casas son de piedra, con un diseño entre tribal y colonial que le va de perlas.
He jugado a Ikonei en PC, tanto en sobremesa como en Steam Deck, y la verdad es que va de lujo. En Steam deck, eso sí, he tenido que trastear un poquito para conseguir unos 60 fps inestables con buena calidad gráfica. Si nonos importa jugar a 30 fps la cosa será más fácil de configurar, y si queréis algo intermedio, pues a hacer la vieja y confiable táctica de los 40 fps, que casi siempre va bien en la portátil de Valve.
¿Vacaciones en Ikonei? Sí por favor.
A pesar de que no todo es perfecto en la isla -he echado de menos algunos personajes secundarios más- hay que reconocerle el mérito al juego de Snowcastle. Es capaz de brindarnos todo lo que se le pide a uno de estos juegos cosy, y añade unas poquitas cosas de su cosecha. Los personajes están muy bien diseñados, el arte es exquisito y supera por mucho a muchos de sus rivales, como Hokko Island. No haré comparativa con Animal Crossing, porque os abalanzaréis sobre mí, pero tiene cosas muy guapas, como poder jugar con otros amigos teniendo uno solo el juego, que ya quisiera el cosy de Nintendo. En resumen, si te van este tipo de juegos, Ikonei Island te va a dejar un muy buen sabor de boca.