Nos adentramos en un mar traicionero con nuestro amigo el balsero en este análisis de Olija. Escoge tu sombrero, probarán nuestro frío acero.
Ha florecido mi vulgar arte con esas rimas, intentando rivalizar con el apartado gráfico del juego que traemos en el día de hoy. Aunque claro, todos sabemos que si el resto de apartados no acompañan, poco puede hacer. Y por eso mismo hemos hecho este análisis de Olija para Nintendo Switch, en nuetro afán de mostraros si tenéis que lanzaros al agua a por él.
De Guatemala a Guatepeor
Imaginaos la situación: vuestro pueblo está al borde de la miseria, los comercios no funcionan y se están acabando las materias primas. Bueno, tampoco hay que imaginar tanto visto lo visto actualmente. Eso está pasando en el hogar de Faraday, el protagonista de Olija, el cual decide zarpar para encontrar una solución a todos estos problemas.
Pero… ¡sorpresa! Las cosas no salen bien, y un temporal algo extraño azota la embarcación de nuestro personaje. Resultado: varios muertos y náufragos. A partir de aquí tendremos que abrirnos paso con nuestros poderosos puños en una aventura de plataformas, puzzles y acción al más puro estilo metroidvania.
En Olija recorremos la tierra de Terrafagia, un mar compuesto de diferentes islas que iremos explorando a medida que avancemos. Siempre partimos de nuestra base, un poblado construido por los diferentes náufragos que han arribado en este lugar, el cual podemos mejorar. De esta manera añadiremos alquimista, modista y demás personajes que proporcionan diferentes cualidades.
La historia se nutre mucho de leyendas marinas, así como de un ambiente asiático que inunda muchas localizaciones del juego. Voy a aprovechar y hablar de sendos apartados antes del jugable, ya que estoy. Hay que aprovechar el momento, carpe diem.
Los escenarios, así como los personajes, están diseñados utilizando la técnica del pixel art. En este caso, al juego le sienta de maravilla esta forma, la cual nos deleita con multitud de localizaciones distintas, con sus respectivos ambientes. Además, los movimientos de los elementos en pantalla son fluidos y técnicamente exquisitos, algo importante en este tipo de juegos.
Por otra parte, la banda sonora y los efectos auditivos del título son correctos. Si bien es cierto que en algunas zonas la música se convierte en protagonista, acompaña más a la acción que otra cosa, con muchos silencios. Muchas de las melodías beben de las composiciones orientales, ya que una parte importante del juego se basa en esto mismo.
En el arpón confío
Ahora bien, pasemos a la parte jugable de Olija. Ya mencioné un poco más arriba que se trata de una aventura con muchos plataformas y acción pero claro, no he explicado el cómo. Para ello, hay que nombrar la herramienta clave de este título, que dota a Faraday de todo lo necesario para avanzar: el arpón.
Con esta mística arma seremos capaces de teletransportarnos donde la lancemos, dando a los puzzles y plataformas del juego otra vuelta de tuerca. Eso sí, tampoco penséis que el juego es muy complicado, ya que superar la historia principal puede llevar unas 8 horillas más o menos. Sin embargo, como ocurre en juegos como Celeste, para conseguir los coleccionables hará falta más.
Y es que Olija no busca ser un juego complicado, aunque sí que tiene zonas donde nuestra pericia es lo importante. Lo cierto es que gracias a su jugabilidad, este título llega a enganchar de lo lindo, pasando de un «juego porque sí» a «tengo mono de Olija». Creedme que en mi caso esto es un logro difícil de conseguir.
Conforme avanzamos en la trama iremos comprobando que el juego no es sólo plataformas y combates, sino que va añadiendo distintos toques, como una fase completamente de sigilo. Aquí, como toda la tónica de Olija, usamos el arpón para evitar que los enemigos detecten nuestra presencia.
Por otro lado, hay que hablar de los combates. El sistema es bastante sencillo, con un arma principal y otra secundaria con las cuales ejecutamos distintos combos. Además, las propiedades de cada una de ellas dotarán de más movimientos a Faraday, que se puede convertir perfectamente en un Goku utilizando la Transmisión Instantánea. Todo un espectáculo.
Por último, tenemos los sombreros. Sí queridos lectores, nuestro personaje es divino de la muerte, y recogiendo distintos componentes podemos pedir al modista que nos fabrique diferentes complementos. No sólo mejoran nuestra estética sino que nos dotan de poderes como invulnerable al veneno, secreción del mismo o plumas danzantes de la muerte.
Derrotando al mal con estilazo
Skeleton Crew Studio nos trae un título jugablemente delicioso que además consta de un apartado artístico sensacional. Una aventura interesante, entretenida y lo suficientemente adictiva para terminar con ella pronto, uno de sus pocos defectos que hemos encontrado haciendo el análisis de Olija.
Así pues, si eres fan de esos títulos metroidvania, échale un vistazo a Olija, ya que reúne los ingredientes perfectos para hacerte pasar unas buenas tardes. Puede que se haga corto, pero el camino para lograr la libertad de Faraday y los suyos es completamente disfrutable de principio a fin.