Starfield

Análisis de Starfield – ¿Qué hay más allá de las estrellas?

El ser humano nunca dejará de soñar con el espacio infinito y en este análisis de Starfield te demostraremos que Bethesda ha querido cumplir ese sueño… con resultados cuestionables.

Todos estamos de acuerdo de que Bethesda es uno de los padres del rol occidental, con más de 30 años de experiencia a sus espaldas haciendo aventuras donde el jugador y su libertad son la clave para pasarlo mejor que en un parque de bolas. Es por ello que todo lo que rodeaba al lanzamiento de Starfield ha creado sensación y las expectativas de muchos alcanzaron el mismo espacio. No obstante, ya os adelanto que tener que realizar este análisis de Starfield me ha hecho darme cuenta de muchas cosas, nada positivas, que este estudio debe cambiar si no quiere convertirse en un recuerdo.

El escáner, además de registrar información y permitirnos minar recursos, nos indicará con unas flechas la distancia del objetivo más próximo.

Vayamos al grano: ¿Qué corchos pasa con Starfield?

Análisis de Starfield. La idea que Bethesda nos pone sobre la mesa está clara: explorar los confines del espacio en una aventura que recupere las sensaciones de los títulos más exitosos del estudio. Por tanto, ¿qué esperábamos? Libertad sin límites para otear planetas, conocer ciudades futuristas, viajar con nuestra nave personalizada y, en definitiva, sentir que cualquier mota de polvo estelar está a nuestro alcance.

Sin embargo, Starfield falla estrepitosamente en este frente (y muchos otros), quedándose en una aventura RPG espacial que no se distancia apenas de aventuras ya vividas como Mass Effect, estando muy limitado y siendo atizados por una sensación constante de que no somos tan libres como parece. Esto se debe a las imposibilidades del motor Creation Engine 2, una build parcheada de Gamebryo (motor con el que se construyó TES III: Morrowind), un motor con más de 20 años encima y que claramente ya no da para más.

Esto nos deja con una epopeya herida por innumerables tiempos de carga que acaban cansando al más paciente, donde un cambio de sala, planeta o incluso de habitación de la nave supone una transición de unos segundos muy molesta. Pero eso no es todo, pues el juego adolece de una optimización paupérrima que para nada va a acorde al potencial visual desplegado. Un juego así, que no alcance los 60 frames por segundo en una máquina como Xbox Series X carece de sentido, cuanto más si saltamos a la versión de PC y vemos que ni las gráficas más punteras pueden mantener 60 frames por segundos en la ciudad principal del videojuego aun con las opciones en lo más bajo.

Las ciudades gozan de mucha vida y una presencia artística sensacional. Hay cerca de una decena y las mismas están repletas de tiendas y localizaciones para investigar, incluso pueden llegar a estar separadas por diferentes niveles de altura.

Si hablamos de sensaciones, las de Starfield se quedan en una jaula aprisionada por tiempos de carga

Análisis de Starfield. Uno de los bastiones de los juegos de Bethesda es la exploración: poder salir de una ciudad y perderte por sus mapas sin rumbo, dejándote seducir por las localizaciones descubiertas y los eventos aleatorios que suceden en ellas, es de las mejoras cosas que podíamos vivir en sus títulos. Pero hasta eso hace mal Starfield, pues esa mecánica se intenta implantar en las superficies de los planetas con fatídico resultado, dejándonos en yermos donde poco podemos hacer más allá de registrar plantas, animales y minerales con nuestro escáner, además de visitar algunas localizaciones que se repiten hasta la saciedad: minas, laboratorios o bases militares donde matar piratas y saquear sus víveres.

Visitar esas localizaciones aleatorias están genial las primeras horas, pero llegan a hacerse repetitivas muy rápido, y si a ello le sumamos el inconveniente de los tiempos de carga, los problemas de optimización y los innumerables bugs que salpican al título, pues acabamos con la paciencia por los suelos. Y ojo, culpable, que la mayor parte del tiempo lo he jugado en PC con el juego instalado en un NVMe, con lo cual, los tiempos de carga no se dilataban más allá de los 5 segundos, pero claro, el problema no es lo que duran, es la cantidad de ellos que hay. Bien podemos toparnos con más de 20 pantallas de carga en una hora de partida, así que echad cuentas y entenderéis porque me parecen tan molestos.

Hay que sumarle los vicios arrastrados de la compañía. El juego tiene un buen motor de físicas, pero este se emplea en llenarte la pantalla de objetos «basura» para recoger o interactuar, algo que ya era completamente innecesario en juegos como Skyrim, cuanto más aquí. Los límites de inventario condicionan que pasemos de la mayoría de objetos y nos centremos en los que más impactan en la jugabilidad: munición, botiquines y equipamiento. Todo lo demás lo dejaremos de lado a espesas de algunos minerales y materiales de fabricación para mejorar nuestro equipo.

La versión de PC se enriquece de muchos atajos en el teclado para que la navegación por los menús sea casi instántanea. Nada que ver con la pesadez del Pit Boy de Fallout 4 o las listas del menú de Skyrim.

Navegar por el espacio con nuestro bólido espacial es más un chiste que otra cosa

Análisis de Starfield. La nave en Starfield resulta un recurso interesante pero a la vez muy desaprovechado. La necesitamos para poder viajar de planeta en planeta o de sistema en sistema, sin embargo, lo que es volar por el espacio es más un quiero y no puedo. La distancia entre planetas es en escala real, por lo que si quieres ir desde Marte a Plutón te llevaría una semana en tiempo real. Obviamente, eso hace que nos enganchemos a los saltos gravitacionales y a los viajes rápidos, haciendo que la nave sea simplemente una transición de un punto a otro, sintiéndose más como un nodo que un medio de transporte.

La citada podemos personalizara a nuestro antojo con un sistema bastante interesante que funciona por módulos. El sistema puede parecer algo angosto de entrada pero enseguida notaremos que es intuitivo y nos dejará rienda suelta a nuestra creatividad para hacer la nave que nos salga de las gónadas. Podemos equiparle hasta 3 sets de armamento, estancias internas con mesas de trabajo y literas, escudos, reactores, compartimentos de carga, propulsores… La oferta es bastante interesante y se irá ampliando conforme mejoremos nuestras habilidades pilotaje.

Pero quitando eso, poco más podemos hacer con ella. Es cierto que hay batallas espaciales, pero el sistema no está muy bien pensado y se queda muy por detrás en posibilidades y control frente a juegos como Halo: Reach, Battlefront II y ya no digamos juegos como No Man’s Sky o Elite Dangerous, donde le patean también en todo lo que atañe a la exploración espacial.

El modo foto no se pierde la fiesta. Está bastante desprovisto de opciones frente a los modos vistos en otros juegos, pero cumple con lo mínimo para sacar instantáneas personalizadas bien perronas.

Ideas que saben añejas y que lapidan a este análisis de Starfield

Análisis de Starfield. Ay, Bethesda, Bethesda… Skyrim es un juego que sentó cátedra y encantó a todo el mundo por igual, pero es un juego de su tiempo. Ya no estamos en 2011 y repetir los mismos tropos que de aquella es pegarse un flechazo en la rodilla. Casi todo en Starfield nos grita que es un juego obsoleto. Los diálogos, sin ir más lejos, recurren a los enfoques en primera persona de juegos de hace 20 años, siendo bastante desagradables por las animaciones faciales tan paupérrimas que se guisan los personajes. Otro ejemplo es el sistema de desarrollo de nuestro personaje, trayendo de nuevo las mecánicas de conseguir puntos de nivel a través de la ganancia de experiencia, pero bloqueando las habilidades con requisitos superfluos como mata X enemigos, roba tantas veces o gasta tal cantidad de objetos.

Es cierto que hay un poco de espacio para ideas que son inteligentes, como la barra de sprint. La misma es una dualidad entre nuestra capacidad de oxígeno y dióxido de carbono. Debemos ser consciente de la misma para que nuestro personaje no se ahogue a la hora de correr durante un largo periodo de tiempo o haciendo determinadas tareas. También me parece bien resuelto el cómo funcionan los trajes espaciales, con propiedades que pueden ser dañas por los ecosistemas de los planetas y por ello, brindándonos enfermedades o dolencias que funciona de una manera bastante realista.

Pero quizás lo más doloroso es que el juego sea una caja de arena con estancias separadas. Me explico. Si nos vamos a un juego de 2015 como es Xenoblade Chronicles X (Wii U), el mismo nos brinda el planeta MIRA, un ecosistema enorme, diferenciado por biomas y el cual podemos tardar casi 10 horas en explorar si vamos de una esquina a otra a pie. Bien, si comento esto es porque MIRA no tiene barreras de ninguna clase, desde incluso dentro de la ciudad principal podremos salir e ir a donde nos plazca sin muros invisibles, tiempos de carga o ninguna clase de impedimento. En la galaxia de Stafield pasa justo al revés, y eso nos rompe con la inmersión de estar ante un espacio infinito.

Es muy agravante el que para llegar a un planeta desde otro tengamos que pasar por varios menús, pantallas de carga y cinemáticas en vez de poder subirnos a la nave, tomar los controles e ir directamente (si queremos) nosotros. Separar planetas así es algo que ya hacía Mass Effect en 2008 y la diferencia con Starfield es que tenemos «libertad» para seguir la historia o ir a otros planetas a hacer otras actividades, pero, repito, si nos atañemos a sensaciones y posibilidades reales, no se queda muy lejos del título de BioWare.

En todos los diálogos podremos escoger qué decir. En muchas ocasiones lo que digamos no afectará a los resultados y ni a las reacciones del NPC con nosotros. Un mal arrastrado de Fallout 4, pero se compensa con algunas decisiones «tochas» de las misiones de facción.

Combate y misiones, todo lo que necesitas para condecorarte en el futuro próximo

Análisis de Starfield. No puedo reprocharle a Bethesda nada sobre la acción que nos dispensa. Lo aprendido con Fallout 4 y sus tiroteos se nota en este título. El combate de Starfield, si nos quedamos en las armas a distancia (el cuerpo a cuerpo es mejor que lo omitáis), funciona bastante bien, con un gunfeel interesante y muchas posibilidades de combinar armamentos balísticos y de energía. Cada arma se siente única y presenta cuerpos y animaciones propios muy trabajados, haciéndonos creer que son armas que perfectamente podríamos usar en la realidad.

Lo malo es que la IA de los NPC deja muchísimo que desear, haciendo que los bugs y sus problemas nos fastidien la inmersión y produciendo altibajos en la dificultad bastante molestos. Y esto pasa siempre independientemente del enfoque que queramos darle. Por ejemplo, el sigilo no funciona de una manera coherente, pudiéndote ver y escuchar los enemigos desde cualquier parte una vez matas a tu primera víctima, aunque uses silenciadores.

No obstante, la joya de la corona son las misiones del videojuego. Hay muchas, cientos de ellas, pero las de facción son las más trabajadas, donde conoceremos a personajes interesantes, podremos rolear con propiedad, viviremos situaciones molonas y seremos recompensados acorde a las hazañas. Mientas tanto, las de la historia principal se perciben bastante más aburridas que estas. Su planteamiento se nota que bebe sin disimulo de obras como El Quinto Elemento o Interestellar, pero valen la pena por su desenlace, uno que puede ser previsible, pero me ha parecido atrevido y bastante bien llevado, sobre todo para las repercusiones que atañe al NG+.

La mayoría de las misiones las encontraremos simplemente escuchando a los NPC hablando por las ciudades o encontrando tablillas de datos. Como digo, hay cientos (puede que miles), así que si sufrís del síndrome completista, Starfield puede atraparos cientos y cientos de horas intentando resolverlas todas.

Análisis de Starfield – Un infierno en el espacio

Análisis de Starfield. No puedo decir que yo sea uno de los miles de aficionados que esperaban Starfield con un hype desmedido. Realmente, aunque me encantan los juegos de Bethesda (suelo echar una media de 300 horas a cada título) a Starfield lo veía mal desde hace tiempo. A cada tráiler, más temores me creaba, hasta que al final llegó a mis manos y se volvieron fundados.

Starfield no es un juego de nuestra época, es un juego que tendría su propio brillo de haberse estrenado hace 10 o 15 años. La gran cantidad de problemas de optimización y bugs que presenta, sumado al abuso de pantallas de carga, la exploración de cartón y la cantidad de sistemas y mecánicas obsoletas que arrastra de títulos anteriores del estudio, hacen que esta obra sea una absoluta decepción en la mayoría de cosas que intenta.

Se salva del suspenso porque sus misiones consiguen cargar con el peso del desaguisado. Es cierto que aporta algunas ideas que me han parecido interesantes, y consigue tener una identidad visual propia, muy curiosa, que sabe jugar con ese hiperrealismo espacial científico tan desarrollado en el cine hollywoodiense. Pero vaya, viniendo de un estudio como Bethesda, sabemos que se podía dar más, mucho más, de lo que aquí entregado. Uno ya tiene una edad para tener que lidiar con bugs que estropean misiones, rompen con la inmersión o directamente te dinamitan el progreso de la aventura.

Aunque es probable que con el tiempo estos problemas más básicos se arreglen con sucesivas actualizaciones, creo que el mal principal, el que sea una aventura hecha en compartimentos y no un cajón de arena sin barreras, seguirá presente. Es una pena, la idea en la que se basa me parece sensacional, pero no han sabido darle la forma que necesitaba. De ser lo contrario, seguramente se habría convertido en uno de los mejores juegos de la última década.

Análisis de Starfield – ¿Qué hay más allá de las estrellas?
Devorado por su propia ambición
Starfield se erige ante una idea fascinante como es la exploración de lo desconocido en una galaxia sin límites, y es esa ambición la que nos ha puesto los pies en la tierra. El juego está herido por innumerables ideas y mecánicas que saben a rancio, problemas severos de optimización y cuestiones técnicas discutibles que nos hacen plantearnos si ya ha llegado el momento de que Bethesda se dedique a la distribución y abandone la faceta de desarrolladora.
Cunde
Interestellar: el videojuego.
La personalización del personaje y la nave, llenas de opciones, intuitiva y con una curva de progreso bien medida.
El final y las cuestiones que afectan al NG+, originales, sorprendentes y bien ejecutadas.
No Cunde
Optimización terrible, lleno de bugs y músculo técnico más que desfasado.
Tiempos de carga excesivos y numerosos, lastran completamente la experiencia
La exploración es una ilusión falsa: la nave un trámite y viajar es una gestión de menús. Decepcionante.
6.2
Agujero Negro
Marcos Casal

GuiltyBit y videojuegos, siempre de la mano. Como así lo voy yo también de los análisis y la actualidad. Aquí el menda es un apasionado de los videojuegos de rol, los shooters retro y los juegos de sigilo. Sueño con alcanzar el Valhalla y beber hidromiel con Hideo Kojima, Yoko Taro y Goichi Suda.

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