Hoy veremos con el análisis de The Elder Scrolls Online: Elsweyr si la joya de Zenimax Studios sigue tan incombustible como siempre.
Bethesda y Zenimax Studios siguen apostando fuerte por su fantástico MMO. Tras tres expansiones cargadas de buenos contenidos y una revisión al completo del título -la conocida como Tamriel Unlimited– los chicuelos no se duermen en los laureles y nos meten de lleno en las tierras de los Khajiita. Veníos con GuiltyBit a desentrañar los misterios del sur de Tamriel con el análisis de The Elder Scrolls Online: Elsweyr.
Una reminiscencia de un Skyrim caribeño.
Para hablar de un Elder Scrolls, aunque se trate de un título de carácter multijugador, siempre hay que pararse con su componente narrativo. Aunque la base de TESO no es que haya sido demasiado buena, las expansiones que le siguieron hicieron una gran labor por rellenar y expandir su lore. Sin ir más lejos, Morrowind incluso mejora el universo planteado en The Elder Scrolls III, el mismo que se ambientaba en los parajes de los elfos oscuros.
Elsweyr nos traslada a los desiertos y junglas de los Khajiita, la raza felina que puebla Tamriel. Esta zona, como era de esperar, irradia su cultura en cada poro estético. Desde la escultura y la arquitectura, predominando la roca musgosa y la madera oscura a la hora de eregir las ciudades y templos de los felinos, pasando por los diseños de las armaduras, armas e incluso la atmósfera mágica que emiten sus suelos.
Pero a lo que trámites meramente narrativos se refiere, Elsweyr supone un paso atrás a lo visto en las otras expansiones. La historia se siente más MMO y menos Elder Scrolls, con un guión predefinido muy esquemático que se esfuerza por contextualizar la vuelta de los dragones y el auge de una sociedad de nigromantes con muy malos humos.
Los paralelismos con TES V: Skyrim son muy evidentes y sentimos que se ha tirado por la borda la oportunidad de conocer bien el pasado y el trasfondo de una raza tan especial como lo es la Khajiita.
La historia de un título que supo transformarse así mismo con cada expansión.
Que tiempos aquellos cuando TESO dio sus primeros pasos. El juego que era en sus inicios y el que vemos ahora mismo no tienen casi absolutamente nada que ver. Por aquel entonces, el sistema de misiones seguía el clásico esquema de recadero, los combates era imposible no mirarlos bajo el prisma de World of Wacraft y los oficios suponían más un tedio que una actividad satisfactoria.
Hoy en día, no es raro ver como los MMO más poderosos del momento se rediseñan para mantenerse frescos y actualizados. Final Fantasy XIV pasó por lo mismo, siendo casi juegos distintos su build inicial de la actual, la conocida como A Realm Reborn. En el caso de TESO, a cada nueva expansión que sacaban, las novedades que le inyectaban se contaban por cientos.
Tal es así que en Elsweyr tenemos ideas maravillosas como la gestión estética de todo el equipamiento, inclusive monturas y mascotas o seguimientos de quest que se dividen en arcos donde introducen fragmentos de lore, hasta cinemáticas en algunas ocasiones. El tratamiento del combate también pasó por un lavado de cara alucinante, asemejándose más al Hack & Slash en tiempo real, copiándose más de TERA Online y dejando en pañales las posibilidades que ofrecía Skyrim en 2011.
Tampoco olvidar el sistema renovado de crecimiento del personaje. Tal y como llevamos experimentando desde los primeros títulos de TES, cada acción que hagamos irá ganando experiencia para sí, dejándonos a nosotros, los jugadores, la decisión de experimentar con todo o centrarnos solo en algunas características. Esto significa que si apostamos por luchar más con espadas, desarrollaremos mejores aptitudes y estadísticas para esa arma, pudiéndole luego invertir los puntos de experiencia cuando subamos de nivel el personaje.
Dragones & Mazmorras, ahora con furris que invocan esqueletos.
Las novedades más importantes que guarda esta expansión son los dragones y la nueva clase, el nigromante. Respecto a los primeros, es una pasada verlos volar por los escenarios y su tamaño impone llegando a las cotas de majestuosidad que dejaron patentes en Skyrim. La historia de esta expansión está muy ligada a su vuelta y habrá un dragón en especial que será recurrente en los eventos de la trama.
En cuanto a interacciones se refiere, los encontraremos como jefes a lo largo de las misiones principales, estarán volando a sus anchas por todo el continente -pudiendo tener enfrentamientos aleatorios con ellos- y podremos combatir contra ellos en las raids. Dichas raids, conocidas como Trials, nos introducirán en templos antiguos Khajiita donde tendremos que ir solventando sus pruebas para acabar enfrentándonos a dragones de una complejidad apabullante. Por supuesto, la opción de completarlas en solitario es algo impensable y tendremos que aliarnos con hasta 12 jugadores para hacerles frente.
Hablando ahora de los segundos, esta nueva clase será una delicia para los jugadores que les chifle eso de invocar bichos a diestro y siniestro. Siendo duchos tanto en la magia defensiva como ofensiva, los nigromantes podrán especializarse en el uso de armas mágicas como las guadañas, con las que pueden realizar todo tipo de ataques variopintos. Y como no, poder invocar esqueletos y otras criaturas del Oblivion, añadiendo un plus de táctica a los combates muy agradecido.
Acercándose poco a poco al espíritu original de The Elder Scrolls.
Como ya hemos dicho, esta expansión goza de un panorama artístico delicioso. La cultura khajiita se transmite genial a través de los diseños que pueblan el continente. Esto es algo que celebro en lo personal, puesto que en el juego base y las primeras expansiones, el esfuerzo por verse diferente de los juegos troncales hacía que se perdiese un poco la noción de estar pisando un Elder Scrolls.
Lo mismo ocurre en el campo sonoro. Las primeras piezas musicales distaban muchísimo de la calidad vertida por Jeremy Soule en los anteriores títulos de la saga. No obstante, los que han recogido la batuta en esta expansión han sabido impregnarse del espíritu del maestro compositor. Poner el oído en Elsweyr es magnificarse de un ambiente enriquecedor y alucinante.
Tampoco obviar la calidad del doblaje. Pocos son los MMO que tienen una factura de doblaje exquisita pero los directores de TESO siempre han tenido buen ojo para escoger a los actores, incluso si hablamos de NPC tan secundarios como una mujer vendiendo pescado en una plaza. Elsweyr vuelve a gozar de un reparto interesante y que hacen de su labor una experiencia muy disfrutable para los oyentes.
Por último, comentar que en lo técnico el juego sí que ha tenido una mejora más que palpable. Los rayos de luz y las partículas nos embelesan durante nuestra travesía por las mesetas y ciudades, los efectos especiales de nuestras habilidades aumentan las cotas de espectacularidad y ver a bestias tan magníficas como los dragones volar libres y raudos generan estampas para el recuerdo. Además, alcanzar los 60 FPS estables es tarea fácil gracias a su amplitud de opciones configurables.
Eslweyr en todo su explendor al alcance de los jugadores.
The Elder Scrolls Online: Elsweyr nos trae el mundo cultural Khajiita, los dragones de Skyrim y la clase nigromante para dar un enfoque más táctico a las batallas. El volumen de contenidos y novedades es tan notorio como en las anteriores expansiones haciendo de TESO uno de los mayores referentes actuales del género.
Si quitamos ciertas asperezas, como una historia demasiado cliché con Skyrim y que ahonda poco en el trasfondo de los gatunos, la barrera que supone que estén los textos en inglés y algunos bugs momentáneos, Elsweyr hará delicias en tu paladar de culpable.