Crítica de One Piece 812

One Piece 812 se toma un respiro (aunque no lo necesite) y nos mete trama a punta pala y en vena. Y de paso, nos deja con el corazón en un puño.

Dicen que tras la tempestad llega la calma, y eso es lo que ha pasado en One Piece 812. Hacía mucho tiempo que las cosas no se quedaban un poco paradas de cara a la locura que se desata normalmente con Luffy y los suyos. Y hoy ha sido uno de esos capítulos.

No es que la serie necesite que le den un parón así en plan descanso. El ritmo no es frenético. Pero nunca viene mal recordar qué narices estamos haciendo y, sobre todo, por qué lo estamos haciendo. Que esto no sale de la nada, culpables. Y a veces nos olvidamos.

La historia de los poneglyph

Hay varias historias de fondo en One Piece que … precisamente son eso. Están muy de fondo. La trama principal es, evidentemente, sobre la aventura de Luffy y sus nakamas. Sin embargo, hay algo detrás de todo eso que lo mueve todo y que, en un principio, debería de explicar por qué el mundo es como es.

Hablamos de ese siglo perdido (y otro día hablaremos del nombre «D.», que es el enemigo de los dioses). Ese momento de la historia de este loco mundo del que no se tienen registros y que nadie recuerda. Sobre todo después de que la Marina acabase de forma drástica con los habitantes de Ohara.

Pero ya nos han contado más de una vez que hay aún testigos o vestigios de esas cosas que pasaron por ahí. Son los poneglyphs. Grandes piedras que contienen la historia del mundo y que no han podido ser destruidos. Pero mira tú por donde, los que sabían leerlos son los de Ohara. Y la única superviviente es Nico Robin. Qué cosas.

Con esto de fondo y con la oscuridad que se cierne sobre la Marina por haber hecho esto, la trama de One Piece ha seguido adelante mientras los acontecimientos sobre los poneglyphs quedaban un poco relegados en el olvido. ¡Y eso que ya vimos el primero en Arabasta!

Ahora, tras mucho tiempo, parece que Oda ha pensado que ya estamos preparados para meternos un poco más en esta búsqueda de locos. Y ha empezado por explicarnos, un poco más de cerca, qué son las piedras estas y qué hacen exactamente.

Ya sabemos que necesitamos unos cuantos para llegar a la mítica Raphtel. Pero luego también nos harán falta los 4 rojos para poder llegar al tesoro que Barbablanca se encargó de confirmar antes de morir.

La liga de los Yonkou

Hasta ahora hemos visto un montón de aspiraciones dentro de One Piece. Tener países para ocultar oscuros legados y mercados, como intentó hacer Crocodile y logró hacer DoFlamingo. Fabricar ejércitos invencibles, como hizo Moria. O incluso simplemente hacer el mayor daño posible, como Caesar intentaba en su laboratorio.

Pero poco hemos sabido acerca de lo que quieren los Yonkou. Todo pirata siempre ha aspirado a más. A superar a sus rivales. Pero cuando eres un emperador del mar como son Big Mom, Kaidou, Shanks o ahora Kurohige… ¿qué aspiraciones tienes? ¿Qué buscas?

Pues aunque parezca que Luffy es el único que lo busca, hoy nos han insinuado que los grandes piratas sí que están detrás del puesto de Gold D. Roger. Y por eso, Big Mom ya tiene en su poder tres de los mapas que componen el intrincado camino hacia Raftel.

Si esto es así, posiblemente algún que otro poneglyph también esté en posesión de los demás Yonkou. Y como hemos visto hasta ahora, eso no va a poner las cosas nada fáciles a los Mugiwara.

Pero para qué quieren los road poneglyph

Si hay otra cosa que ha quedado clara es el porqué Luffy necesita esa piedra roja con garabatos. Si quiere llegar algún día a Raftel, la va a tener que descifrar. Pero no solamente eso. Todos en la tripulación tienen un objetivo en la vida. Y este de entender la historia y saber qué pasó en ese siglo vacío es el de Nico Robin.

Así pues, ante una situación tan particular como la de tener tres de estos objetos cerca, es evidente que no se puede dejar pasar. La cosa es ¿cómo narices se las van a apañar para llevarle los cubitos a la arqueóloga del grupo.

Esta es una de las grandes incongruencias de la saga. Entiendo que tenía que darle minutos a todos en el manga pero… Nico Robin era muy necesaria en esta parte de la historia. Sin ella, es necesario sacar los poneglyphs de Whole Cake Island. Y la seguridad no ha escatimado en gastos.

Sí, Brook puede atravesar paredes pero no puede hacer que otras cosas hagan lo mismo. Él no puede sacar las piedras por ningún lado. Así que ¿cómo lo van a hacer? Por mucho que usen a Pedro como reclamo.

Tiempo para los demás

Algo que sí que me ha gustado en el capítulo de hoy ha sido, también, el que le han dedicado tiempo a los demás miembros de la tripulación. Luffy se estará metiendo de leches. Pero no es el único que anda en problemas. Si bien Chopper y Carrot la están liando (y la van a liar más) en el mundo de Brulee, los que más me intrigan son Brook y Pedro.

Realmente ellos son los que están aquí haciendo la verdadera misión. Infiltrarse sin ser descubiertos. Por mucho que Luffy le haya dicho a Big Mom que solo se quiere llevar a Sanji. Da igual. A todos se les ha ido mucho la olla. Y esto no es la primera vez que pasa.

Pero dentro de las locuras, Brook es uno de los que mantienen la cabeza algo más fría. Así que, por lo menos, parece que alguien hace planes como Nami. Y al que tiene al lado no es un cabeza de chorlito, como Luffy. Es Pedro. Y por fin alguien le pone sentido común al asunto. Cosa que, por cierto, parece que no tiene Luffy.

Si realmente se planta delante de Big Mom… ¿podrá hacer algo contra ella con lo que le ha costado vencer a Cracker?

Nuevos personajes

Hay otra cosa que ha llamado bastante la atención en medio de esta pequeña pausa. Y ha sido el momento «nuevos enemigos». Tras conocer a Cracker, hemos visto a un nuevo general dulce. En este caso una de sus hermanas. Smoothie que… parece que tiene una habilidad un tanto jodidilla y sádica. No es que sea quisquilloso, pero eso de que me chupen el agua del cuerpo no es de mi agrado. Pero tampoco lo sería el beberme lo de otras personas. ¿Será el nuevo enemigo al que se enfrentará Luffy? Puede, pero desde luego no será el de Sanji.

El otro enemigo que hemos conocido es el primogénito de la familia. El… lengua viperina esa que ya nada más conocerlo me ha caído mal. Y no sé por qué, pero me recuerda ligeramente a Caesar Clown.

Está claro que estos dos individuos van a ser importantes en el futuro. Ellos y el resto de los hermanos que hay por ahí metidos y que tienen habilidades bastante peligrosas. Como por ejemplo, la cárcel de libros o el coleccionismo de Big Mom.

Nuevos personajes en medio de un capítulo lleno de nuevos elementos. ¿Habremos pasado la mitad de la saga? Lo dudo mucho. Esto está aún lejos de acabarse. Muchos enemigos, muchos problemas. Muchos objetivos. Y ni uno solo cerca de cumplirse. Eso va para largo, culpables.

 

Manu Mora

Friki de GuiltyBit. Colaborador, padre y fan incondicional de Sonic, todo al mismo nivel. ¡Ah! Y maestro absoluto del látigo, aunque ya no lo use mucho.

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