Trine 3: The Artifacts Of Power es, como muy bien habréis adivinado los que sabéis contar, la tercera entrega de la saga de plataformas y puzles de Frozenbyte. Como diferencia principal con los dos anteriores, Trine 3 pasa a desarrollarse en un mundo completamente tridimensional. Y para ser justos con el juego, este análisis tendría que acabarse más o menos aquí.
Porque algo así es lo que se va a encontrar todo el que decida jugar a Trine 3. Un juego inacabado. El final es tan abrupto, tan «a saco», que aún habiendo leído que era un título corto y que precisamente tenía este problema, me ha pillado desprevenido. Pero es que hasta la cinemática «final» te dice que la aventura continua y cuando te preparas a ver la nueva zona, que ya te imaginas que será más pequeña que la primera, pero que al menos cerrará la historia y ¡BOOM! Aparecen los créditos.
Trinus interruptus
Y te descojonas. Porque una cosa es acabar un juego con prisas y otra es pegarle un hachazo y «p’alante». Luego te paras a mirar si es un juego episódico, de esos que están tan de moda ahora, pero ves que no. Entonces piensas, voy a buscar algo de información, que seguro que nos vamos a tener que tragar un DLC para saber como acaba. Pues tampoco. Frozenbyte se gastó todo el dinero que tenía para hacer Trine 3 y tuvieron que tomar la difícil decisión de lanzarlo tal cual para intentar recuperar algo de dinero. Y aquí ya entraríamos en un terreno escabroso de publicidad engañosa y todo eso, porque se suponía que el juego estaba terminado.
Por lo visto, según las declaraciones de uno de los responsables del estudio, el problema ha sido el salto a las 3D. La saga Trine se caracterizaba por ser un plataformas horizontal con gráficos en tres dimensiones, pero para esta tercera entrega decidieron crear un mundo mucho más ambicioso añadiendo profundidad a los escenarios. Y esta decisión supuso un impacto inmenso al presupuesto de Frozenbyte, pero también a la jugabilidad de Trine 3 y, de rebote, a su calidad final.
Trine 3 es bonico del tó’
No voy a descubrir nada si digo que lo mejor de Trine 3 son los gráficos, porque ya las anteriores entregas resultaron espectaculares, pero tanto los escenarios como los personajes y las animaciones están muy trabajadas y son una delicia para la vista. El sexto capítulo, por así decirlo, es una auténtica maravilla y no me importaría en absoluto pagar por un juego completo con ese look. Os dejo un vídeo para que lo veáis. También podréis apreciar que tanto la música como los efectos de sonido, y sobre todo las voces, cumplen de sobra con su objetivo.
Pero llegamos al punto polémico del juego: su duración. Lo he completado en seis horas, sin ser especialmente habilidoso en este tipo de juegos y con algún que otro quebradero de cabeza con algunos puzles poco intuitivos, además de una pantalla en la que deberemos enfrentarnos a varias oleadas de enemigos, algo que no tiene ninguna lógica en un juego de este tipo. También hay que tener en cuenta que no he hecho un speedrun, pues de los 1000 trineangles que se pueden recolectar he encontrado 981. Como mucho podría alargar media hora más el juego.
En cuanto al multijugador, un auténtico caos si no se juega con amigos, como en la gran mayoría de casos. Más que nada porque son tres personas jugando a la vez los mismos niveles que tiene el juego, por lo que cada uno puede ir a su bola y avanzar sin necesitar para nada a los otros dos. Vamos, que de cooperativo nada. Y divertido, pues según se mire, pero una vez conocidas las pantallas, pues que queréis que os diga.
En fin, una lástima de juego, porque la idea en sí, al igual que las dos anteriores entregas, es muy buena. Buenos gráficos, buen sonido y una historia interesante hasta que te dicen que se acabó. Y te quedas tal cual. Dormir, dormiremos igual de bien, pero creo que podrían haber maquillado el desastre de alguna manera o, al menos, avisar de lo que nos daban.