Análisis de Birthdays the Beginning para Playstation 4

En este análisis de Birthdays the Beginning hay mucho que decir por el tétrico mensaje que exhibe con desconocimiento, pero poco porque es precisamente lo que propone el juego.

Desde casi los albores de la humanidad como tal, nuestra especie ha tenido el creacionismo como explicación del origen del universo. En otras palabras, que un ser todopoderoso (o seres) fue el encargado de crear el mundo conocido. “En el principio, dios creó los cielos y la tierra”, que dice un libro muy gordo. El caso es que esta creencia derivó en una corriente denominada fijismo, que defiende que las especies no evolucionan. Realmente, es curioso como tengo tanto y tan poco, a la vez, que decir de esta obra en este análisis de Birthdays the Beginning.

Tanto porque, debajo de esa capa de modelos bonitos y colores alegres, esta obra esconde un mensaje que me aterra. Y tan poco porque es precisamente lo que propone el creador de Harvest Moon. Un juego que no aporta prácticamente nada y que, lo poco que hace, va en contra de su propio mensaje.

Creacionismo, fijismo y evolucionismo


Decía Jean-Baptiste Lamarck, un señor que estudiaba matojos hace mucho tiempo, que los seres vivos evolucionan adaptándose al medio. 50 años más tarde, Charles Darwin, otro señor que estudiaba monos, propuso que las mutaciones genéticas alteraban una especie, de manera aleatoria, y acababa sobreviviendo a los cambios del entorno. Ambas posturas, el Lamarckismo y la selección natural, son ramas del evolucionismo, una teoría que choca con el citado fijismo y casi por obligación con el creacionismo. En otras palabras, otra batalla más entre la ciencia y la religión.

El caso es que llega Birthdays the Beginning y se pasa este proceso científico por el arco del triunfo. La premisa, directamente, ya da que pensar. Somos un niño que sale a explorar al bosque, entra en una cueva donde se encuentra con una cosa cuadrada que habla y le lleva a un mundo artificial en la que él es el dios. ¿Y qué nos dice? Que creemos puñetera vida.

De primeras puede sonar bien, otro godgame donde somos un ser todopoderoso. El creacionismo sin mayores comeduras de cabeza. Pero el problema llega cuando ese cubo flotante nombra algo llamado “caldo primigenio”. Ese caldo, según Alexsander Oparin, un señor que estudiaba cosas muy pequeñas, es la fuente de la vida. Literalmente. Técnicamente no podemos decir que es agua, pero sí un aglomerado de elementos químicos que dieron lugar al primer ser vivo. Con muchos años de evolución de por medio, claro está.

Divulgación… a medias


Esta teoría que explica el origen de la vida es, a día de hoy, la más sostenible de todas. De hecho, Richard Dawkins (probablemente el científico vivo más importante del mundo), basa parte de sus estudios en ella. Volviendo a lo que nos concierne: Birthdays the Beginning es una especie de godgame. Nosotros creamos la vida y hacemos que evolucione. La inclusión de esta referencia es excelente como divulgación, pero va directamente en contra del espíritu del juego.

Y esto es, sin duda, lo que más me molesta del juego, que no es precisamente destacable en los demás aspectos. Su mayor valor es ese interés divulgativo que parece tener. Creamos estromatolitos, pikaias, coelacanthus y australopitecos. Todos ellos existieron en la vida real, fueron de suma importancia y además tienen una definición que por simplificada no deja de ser real. Es muy respetable que un juego se base casi por completo en una ligera divulgación científica.

Pero hay que ser consecuentes y no poner a un creador a cargo de hacer evolucionar a las especies. Sin querer meterme en camisas de once varas, la ciencia de la creación parece muy bonita, pero no respeta la tradición de las religiones y es un insulto para la ciencia. Sin embargo, la contradicción de Birthdays of the Beginning no se queda ahí: las mecánicas influyen directamente en el mensaje del juego.

Tedium the Beginnii


El objetivo final del juego es, oh sorpresa, crear a nosotros, los homo sapiens. Para ello tendremos que subir y bajar las tierras para manejar la temperatura global y hacer uso de objetos para ayudarnos. Esto hace que se pierda la naturaleza contemplativa, la más interesante del juego, para pasar a intervenir directamente. Eso sí, al menos los métodos están bastante simplificados, acorde al resto de contenido científico del juego.

Pero la pregunta clave es la de siempre; ¿funciona? Pues no. Al final acaba resultando un ejercicio frustrante, sin ninguna propuesta interesante, y tremendamente repetitivo y tedioso. Nos limitamos a movernos por el globo (cubo, en realidad) subiendo y bajando el terreno para cumplir los requisitos. Es más, a cada nuevo paso, para rozar el absurdo, tendremos que desandar los pasos que hayamos hecho para dar origen a otra nueva especie. Todo se cierra en un círculo vicioso sin pies ni cabeza que más que divertir parece un ejercicio preparado para aburrir.

Tratan de meter una mecánica a lo Pokémon teniendo que capturar a los bichos que creemos. Quizá como crítica sarcástica sobre la intervención del ser humano en la Tierra, pero parece más una burda excusa para alargar el juego y echarnos ahí a hacer algo más allá de pulsar dos botones. Cae de esta forma, además, en uno de los vicios del videojuego: mirar siempre los numeritos sin ver nada más. “Tienes que capturar a todas las especies del capítulo para conseguir las 5 estrellas” es un mensaje que rompe completamente lo que sea que trate de mostrar el juego. Sea como fuere, desde que se quiebra su apuesta por la contemplación, la obra comienza a perder en conjunto.

Posibilidades educativas


Por si todo esto fuera poco, el control es errático. Los objetivos propuestos son difusos y casi llegan a depender más del azar que de tu interesantísimo trabajo levantando pedruscos. Hay también por ahí una serie de retos que tratan de darle emoción a la mezcla. La idea, para darle cierta vidilla al juego, no estaría mal. No estaría mal si fuera divertido mecánicamente, claro. Pero lo de tener que crear un dinosaurio en x tiempo con una jugabilidad tan simple ya os adelanto que no es “divertido”.

Birthdays of the Beginning se propone muy pocas cosas a sí mismo, es cierto. Pero la mayoría las lleva mal y están mal ejecutadas. Es una virtud el querer ser una obra minimalista, pero se la juega todo a mecánicas que no funcionan. Y, para colmo, mecánicas que terminan con el espíritu inicial y el mayor valor que, al menos yo, le encuentro: la divulgación.

No recomendaría este juego como obra de aprendizaje, precisamente. Pero reconozco que para niños e iniciados en la ciencia puede tener valor comprender el proceso de evolución. Muchos de los datos, pese a ser simples, son reales. Y, al final, el proceso de evolución, deduzco que el fin último del juego, se muestra correctamente. Una serie enorme de procesos, acontecimientos y mutaciones que se suceden a lo largo del tiempo. Pero no había una mano creadora de por medio en esa teoría. Y no era necesaria introducirla pues el juego lo acaba padeciendo.

Esto es una foto que cogemos nosotros, el dios creador

Polvo


Al final, Birthdays of the Beginning es una obra con muy pocas aspiraciones que trata de luchar con ella misma. Las facetas más interesantes que pone sobre la mesa las retira de un plumazo con su tosca y para nada satisfactoria jugabilidad. Una jugabilidad que, además, con su única mecánica destroza el mensaje interesante que querría transmitir en un principio. Otro caso de disonancia que apuntar a la lista.

Birthdays of the Beginning es un videojuego que parece que no quiere ser jugado y hace todo lo posible para que el respetable se sienta incómodo. Su única virtud la podemos encontrar en la obra de Dawkins, Oparin, Darwin y Lamarck, por lo que quizá sea mejor pasar de largo esta vez. Y encima parece no guardarles respeto. Quizá yo le he dado más vueltas de las que merece y su mensaje definitivo es mucho más simple; “polvo somos y al polvo volveremos”.

Gráficos
6.5
Sonido
3.5
Historia
6
Jugabilidad
3
Diversión
4
Nota de lectores0 Votos
0
PUNTOS CLAVE
Mecánicas y propuesta enfrentadas con los temas que expone
Jugabilidad casi nula, aburrida, tosca y que desacredita su propio mensaje
Sus datos enciclopédicos es lo mejor del juego, pero están muy simplificados
Valor como juego educativo, mediocre en todo lo demás
ALTERNATIVAS
¿Creación de mundo? Saga Sims, Saga Civilization, Cities: Skylines...
¿Juego educativo y con creación? Minecraft
¿Un juego contemplativo sobre las especies? Everything
¿Teoría sobre la evolución? La Guerre du feu, de Jean-Jacques Annaud y la obra de Darwin y Dawkins. Pokémon también puede valer
5
Cerca del meteorito
Zebenzuy Duque

Estudio juntaletrismo crítico videojueguil. Lo que viene siendo Periodismo para ser crítico de videojuegos pero sin enterarse de nada. Estoy aquí porque me dejan soltar bilis y creerme importante a partes iguales.

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