Análisis de Blair Witch para PlayStation 4

El universo de El proyecto de la Bruja de Blair llega a PlayStation 4. Veamos cómo ha ido con nuestro análisis de Blair Witch.

Innovar en el terreno de los juegos de terror es cada vez más difícil. Hemos visto algunas obras recientes, como P.T., que si bien no era un soplo de aire fresquísimo, introducía ciertas mecánicas que hacían valer su existencia. Esto no todos los juegos lo consiguen. Veamos con este análisis de Blair Witch si se ha logrado.

Un bosque perdido…

El punto de partida es de lo más sencillo. Somos un policía retirado que decide involucrarse en la búsqueda de un niño desaparecido, con la ayuda de su perro Bullet. Así pues, nos adentraremos en un gran bosque del que se cuentan infinidad de leyendas, a cada cual más macabra. Y, por cosas del destino, iremos solos con nuestro perro, porque así deben ser las cosas.

La historia, para no desvelar nada más de ella, diremos que tiene tramos fuertes y débiles, no es ningún gran alarde. Lo que sí es cierto, es que debemos señalar que explora temas muy relacionado con la psique humana, los problemas internos de las personas y la manera de lidiar con ellos.

Hay una cosa que el juego hace muy bien, y es la manera de narrar ciertas cosas. Por ejemplo, tendremos un wakie-talkie con el que nos comunicaremos con nuestros compañeros y un teléfono móvil (bastante antiguo) por el cual recibiremos llamadas y mensajes de texto, en una forma muy original de expandir la narración.

Perro, linterna y cámara

En cuanto al apartado jugable, encontramos algunas ideas buenas, pero nada destacable. El elemento más diferenciador será el perro, Bullet (al cual podremos personalizar, por cierto). El chucho nos servirá para buscar cosas por el escenario y guiarnos un poco.

De hecho, su ayuda será fundamental para enfrentarnos a los enemigos que hay. Esta parte, la verdad es que está resuelta de manera no muy buena. No sabremos nunca, de manera clara, como enfrentar a un enemigo. Habrá algunos de los que deberemos huir, mientras que con otros podremos acabar con ellos al más puro estilo Alan Wake: alumbrándolos con nuestra linterna. Esto no sería mala idea si supiésemos bien qué hacer, pero es un jaleo, ya que el perro nos señalará la posición del enemigo y nosotros deberemos mirar al perro para localizar al susodicho. Un poco caótico, en mi opinión.

Una parte más interesante del título, serían los puzles a modo de cintas de vídeo. En los primeros compases del juego encontraremos una cámara de vídeo, como no podría ser de otra forma, que formará parte de muchas mecánicas interesantes del juego.

Los puzles principales, pues, consistirán en encontrar unas cintas de vídeo que nos muestran un lugar y una situación concreta. Ya sea una pelota cayendo o un árbol siendo derribado, lo que veamos en la cinta de vídeo se trasladará a la realidad. Por ejemplo, si necesitamos un objeto que haya tocado el niño para que Bullet lo huela y lo rastree y tenemos una cinta de vídeo en la que se ve como el niño coge o deja un objeto, si paramos la cinta de vídeo en ese momento, podremos coger dicho objeto del suelo. Esta es una mecánica realmente interesante, porque fomenta la observación, tanto del momento en el que necesitemos para la cinta, como del entorno para encontrar el sitio al que queremos ir.

En cuanto a este apartado, poco más que añadir. El juego es bastante walking simulator con no mucha exploración del terreno y poco margen para desviarnos del camino. Podremos coger objetos y observarlos de cerca, girarlos y demás mecánicas que ya introdujo The Order: 1886 en su día. Como curiosidad, que sepáis que dentro del juego, en el móvil, encontraremos algunos mininjuegos, como el mítico Snake de la época.

Gráficos y sonido

En lo referente al apartado visual, encontramos un juego bastante irregular. Tendremos algunas estampas realmente bellas y bien recreadas, mezcladas con otras que destapan el corto presupuesto que pudo haber tenido el videojuego. Probablemente eso, el bajo presupuesto, es el mal endémico que lastra el título.

En cuanto al sonido, lo cierto es que tenemos mejores noticias. Sabe crear muy bien una atmósfera en la que sentirnos incómodos cuando escuchamos ciertos ruidos. El viento, las pisadas, y demás sonidos propios de la soledad en un bosque nos acompañarán durante toda la aventura. Además, los ladridos del perro están muy bien recreados, llegando al nivel de odiar al pobre animal cuando se pone pesado y no le hacemos caso.