Análisis de Eekeemoo: Splinters of the Dark Shard para PC

Os ofrecemos el análisis de Eekeemoo: Splinters of the Dark Shard, un juego indie de aventuras y plataformas que resulta bastante peculiar. En el sentido más amplio del término. Y el más negativo.

Desde el escritorio de mi habitación me inclino sobre la pantalla del ordenador. Acabo de recibir un mensaje: Anastasio, director de Guiltybit, me ofrece distintas obras que analizar. El último me dejó con mal sabor de boca no hace mucho. Pero mi amor a los videojuegos supera mi escepticismo y acabo diciéndole con ilusión que haría el análisis de Eekeemoo: Splinters of the Dark Shard. Ilusión, sí, término del que deriva iluso. Me siento muy identificado ahora mismo con esa palabra.

Cuando pruebo un juego indie, lo cierto es que suelo escoger unos criterios no muy estrictos con los que juzgarlo. Es por pura lógica y empatía: no puedes tener grandes exigencias con equipos muy pequeños y sin presupuesto. Selma and the Wisp fue un claro ejemplo. Tenía muchos puntos flojos, pero valoré en mayor medida aquello que hacía bien y las sensaciones fueron positivas.

Es por eso que quizás las críticas que más me cuesta hacer son aquellas en las que me veo casi obligado a juzgar de manera implacable una obra. Con buenas intenciones e incluso alguna idea interesante, pero que no por ello deja de ser fallida. Y lamentablemente eso es lo que me he acabado encontrando en Eekeemoo – Splinters of the Dark Shard.

Análisis de Eekeemoo: Splinters of the Dark Shard y sus aventuras «peculiares».

Vacío, tan vacío…

Su aspecto es simpático y resultón. No hace falta ser un lince para percibir que no es precisamente un referente gráfico, aunque nunca se lo he exigido, ni es especialmente importante. Pero su aparente belleza deja entrever el germen del problema, pues su presentación visual ya desprende una sensación de vacuidad. Y este sentir no me abandonaría durante todo el juego.

Pero no adelantemos acontecimientos. Empiezo el juego. Me recibe un mensaje ambiguo: tienes que salvar a tu amigo. Se acabó, no hay más historia. No sé quién soy, no sé quién es él, no sé dónde estoy, no sé qué está pasando. Por no saber, no sé ni si quiero saberlo. No lo sabré nunca.

Avanzo por el bosque con un ligero toque sombrío en el que he aparecido. Salen enemigos a recibirme y descubro que con el botón izquierdo del ratón puedo atacarles y con el derecho protegerme. Primer gran problema. Los golpes de los enemigos son continuos y lo mismo se puede decir de las dos espadas que porta el personaje que controlo. No hay combos, ni tácticas, ni una batalla. Me limito a aporrear los botones para matar antes que morir.

Todos los movimientos se sienten toscos. No es solo cosa del ataque. Protegerte no guarda tampoco ninguna estrategia: pulsas el botón y aparece un escudo a tu alrededor. Saltar es también un ejercicio agotador. Todos estos elementos se combinan para generar absolutamente nada. De nuevo, encontramos el vacío.

Lo mejor llega cuando consigo liberar a mi amigo. Este señor, que es gordo, grande y torpe se convertirá a partir de ahora en otro personaje disponible. Así, cuando muere el que he estado utilizando hasta ahora es reemplazado por él.

Si al menos funcionase…

Horror. No hay otra forma de describir lo que sentí cuando tomé las riendas de este ser por primera vez. Se nota, y mucho, que todo el juego está concebido para el otro. Los movimientos de este son totalmente artificiales, lentos… y es incapaz de saltar. Apenas se levanta unos centímetros. En una obra que es en buena parte un plataformas. Confirmación final de las sensaciones: este juego es la encarnación del vacío.

Este análisis me ha provocado el mayor bloqueo que he sentido en mi vida escribiendo. Porque normalmente suelo describir a un nivel obviamente subjetivo mi impresión del juego a partir de las sensaciones que me transmite. Pero nunca anteriormente me habían transmitido una nada tan absoluta. ¿Qué puedo decir bueno en esta ocasión?

Lo único que podría conceder al respecto es que al menos funcionase. Lamentablemente, tampoco es el caso. La cantidad de fallos que llegaban a obligarme salir del juego me hicieron sentir como un betatester. Un juego puede errar en la animación, en los gráficos, tener algún que otro fallo… pero no hasta estos niveles. Lo siento por los creadores de Eekeemoo – Splinters of the Dark Shard, pero todo lo que tenía que decir ya lo he hecho.

Sí, en ese espacio vacío debería estar el personaje.
Jugabilidad
3
Gráficos/sonido
3
Historia/misiones
2
Diversión
1.5
Nota de lectores4 Votos
1.5
Otros aspectos
Música floja y repetitiva
Enemigos clónicos
Diseño de niveles repetitivo
2.5
La nada
Daniel Marichal

Por algún motivo me metí en Periodismo y allí sigo. Escribo sobre videojuegos porque si de algo hay que morir, al menos que sea pasándolo de puta madre. Si te gusta cómo escribo, vete al médico

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