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Condenados al olvido – Eternal Sonata

Después de haber hablado en esta sección de grandes juegos de rol como Lost Odyssey, le toca el turno a otro RPG de corte más anime como es Eternal Sonata, una verdadera joya escondida en el catálogo de Xbox 360 y PlayStation 3 del que aún me sigo preguntando cuál fue el fallo que tuvo para que pasase tan desapercibido.

Eternal Sonata es el nombre que recibió el juego en Europa ya que fuera de nuestras fronteras el título era mucho más explícito a la hora de hablar de qué iba: Trusty Belly: Chopin no yume  (La verdadera armonía: el sueño de Chopin). Y desde luego así es ya que el juego ocurre en todo momento dentro de la mente del músico Frédéric Chopin mientras tiene el último sueño antes de morir. Sí, os he contado el final de la historia sin despeinarme pero vamos, que si habéis dado un poco de historia de la música, esto lo sabéis.

Chopin muere a los 39 años por culpa de la tuberculosis y tras caer en coma para no volver a despertarse comienza Eternal Sonata donde él mismo recorrerá su mundo interior buscando respuestas con la ayuda de Polka, una chica que es capaz de usar magia lo que, lejos de ser una bendición, es todo lo contrario. La magia solo la pueden usar aquellos que están cercanos a la muerte y nuestra protagonista, al igual que Chopin, tiene una enfermedad incurable.

La historia nos permitirá manejar un plantel de hasta 12 personajes que representarán muchas características de los ritmos y estilos musicales que tocó Chopin en su vida, pero no solo eso. Son también facetas de la personalidad del propio Chopin que tri-Crescendo ha querido plasmar por separado para que podamos entender la mente del pianista polaco. Desde la misma Polka todos los personajes tienen un simbolismo que ríete tú del ego de Esperanza Aguirre. Allegretto, Salsa, Marcha, Viola (que por motivos evidentes aquí se llamó Arpa), son algunos de los ejemplos que acompañarán a Chopin en ese mundo imaginario que se mezclará en su cabeza con la realidad hasta el punto de no saber cuál es real y cuál no y donde los planteamientos sobre qué significa la muerte estarán presentes en todo momento.

Precisamente por ello todo Eternal Sonata juega con la luz y la oscuridad de una forma bastante curiosa e interesante. Durante las batallas habrá en el escenario zonas de sol y de sombra. Depende de donde nos coloquemos tendremos una serie de habilidades que cambiarán. Así, si estamos a la luz, tendremos unos ataques y a la sombra otros. Pero esto ocurrirá también con los enemigos, así que habrá que tener cuidado con la ubicación de los personajes.

El sistema de combate es bastante simple de entender pero complicado de dominar aunque en el juego normal no tendremos excesivos problemas a la hora de pasárnoslo. En nuestro turno dispondremos de un tiempo determinado. Durante ese tiempo podremos andar, atacar, usar items, elementos especiales, etc. Tranquilo, no es un tiempo real sino que tendremos un contador de segundos que se irá agotando. Cuando llegue cero no podremos realizar más acciones, pero antes de realizarlas podremos ver el tiempo que nos consumirá, para planificarlo mejor.

Si quieres un reto, lo mejor es pasarse el modo encore, que es el «new game +» con una mayor dificultad. Pero cuando digo mayor dificultad digo mucho, mucho, mucho, mucho, mucho mayor. Así que vete preparando y vete, sobre todo bien preparado.

Pero aparte de una historia muy profunda a la que habrá que darle muchas vueltas para entender el verdadero significado (al fin y al cabo, la última batalla es el momento en el que el propio Chopin muere en el mundo real), otra de las grandes bazas de este juego es, sobre todo, su apartado técnico.

La maestría de Motoi Sakuraba haciendo versiones de las propias obras de Chopin que serían interpretadas por uno de los pianistas que mejor le conoce y lo toca (qué mal suena esto), Stanislav Bunin, le dan una carga épica y clásica a partes iguales que no nos dejará indiferentes. Es más, hay piezas originales que podremos escuchar en los cambios de capítulo donde nos contarán un poco de la vida de Chopin, sus esperanzas, sus sueños y sus pensamientos, así como sus obras.

Melodías como las de Piroxene of the Heart (el opening) o Scrap and Build Ourselves, tomada directamente de Revolutionary Etude, un tema maestro de Chopin que le viene que ni al pelo al momento en el que se escucha (y no pienso hacer spoilers), o la mismísima melodía de batalla que invita a combatir una y otra vez. No olvidemos quién es este señor después de todo, ya que es el compositor de juegos como Tales of, Golden Sun, Shining Force, Baten Kaitos, Star Ocean o Valkyrie Profile, entre otros.

En cuanto al apartado gráfico, el juego no se queda atrás. El mundo que imagina tri-Crescendo está lleno de color y de contrastes. Escenarios idílicos y personajes muy manga, eso sí, contrastan con la realidad de Chopin en su lecho de muerte. Las animaciones de batalla son más que bonitas y los efectos de luz y oscuridad, muy importantes en el juego, lucen a las mil maravillas. Durante los recuerdos de la vida del pianista se intercalan fotos de escenarios de la vida del artista, mientras nos cuentan su vida. Realmente queda bastante impactante ver este contraste entre el anime y la «realidad»:

La versión de PlayStation 3 salió dos años después de la de Xbox 360 y se llevó bastantes mejoras con ella como la inclusión de nuevas mazmorras tras derrotar al enemigo final  (sin empezar el encore) y algunos retoques gráficos también que le sentaron aún mejor si cabe.

Pero, si este juego es tan brillante, porqué pasó tan desapercibido. Sinceramente, no lo sé. Nos encontramos con un sistema de batalla algo novedoso (aunque dentro de los estándares de los combates por turnos), que incluye defensas en tiempo real y contraataques, así como la importancia de la situación en el escenario. Sonoramente es una verdadera joya de la pasada generación y gráficamente es un juego muy «tales of», con un motor gráfico que no desluce las escenas y que cumple muy bien su cometido (aunque Polka parezca que tenga menos movilidad que el muñeco de michelín).

¿Quizás una temática muy occidental para un JRPG? ¿Un tema que no interesa a nadie (música clásica)? Como comenté con un colega y él dijo muy acertadamente, parece que hubo una época en la que los RPG no tenían éxito simple y llanamente porque «no tocaban». Lost Odyssey y Eternal Sonata son algunos de los ejemplos que corroboran esta explicación que no deja satisfecho a nadie pero que es la única que se le encuentra.

Manu Mora

Friki de GuiltyBit. Colaborador, padre y fan incondicional de Sonic, todo al mismo nivel. ¡Ah! Y maestro absoluto del látigo, aunque ya no lo use mucho.

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