Le ha llegado la hora a King Lucas, un metroidvania español empeñado en traernos una experiencia clásica de guerreros y mazmorras con bastante humor y un concepto muy interesante: El castillo que exploramos tiene exactamente 1,223 habitaciones, y antes de empezar cada nivel dichas salas cambiarán de ubicación, generando así una experiencia de exploración diferente cada vez. Madre mía, como están los estudios españoles últimamente.
A continuación vamos a darle un buen repaso y comprobar si realmente este inmenso contenido está bien aprovechado, o si por el contrario, nos encontramos ante No Man’s Sky versión Dragones y Mazmorras.
Para la tranquilidad de los lectores, este análisis no contendrá spoilers, únicamente información básica que no desvela ninguna sorpresa.
En King Lucas seremos un caballero que anda corto de dinero, y acepta la misión que nos encarga el Rey Lucas de rescatar a una de sus hijas del interior de su propio castillo. Sus tres hijas, Micaela, Pía y Gracia están un poco despistadas desde que la reina dejó a nuestro amigo Lucas, y casi por la fuerza terminamos en un bucle de rescate y recompensa, con el obstáculo de que a cada nuevo nivel, el castillo (es decir, la zona por la que deberemos buscar) aumenta en tamaño y dificultad, tanto por tener enemigos más difíciles como por el suplicio que supone recorrer tantas salas buscando el premio.
Existen formas de buscar a la princesa con mayor eficacia sin tener que vagar por puro azar a través de cientos de habitaciones, pero hablaremos de ellas más adelante.
A nivel argumental, no es esta limitada historia todo que nos ofrece King Lucas. A parte de los ya mencionados, hay una decena de personajes secundarios, todos con sus peculiaridades e incluso algunas subtramas (es sorprendente lo concurrido que está el castillo para ser un lugar infestado de soldados esqueleto y monstruos gigantes). Quizás unos personajes se lleven muy bien, o quizás existan enemistades o sospechas entre ellos, eso lo tendréis que descubrir vosotros, pero definitivamente enriquece la aventura y la experiencia en general. A lo mejor solo descubrí una de estas tramas secundarias o puede que realmente no haya más chicha, pero al menos en mi partida, el misterio que desentrañé fue algo anecdótico y poco relevante para la trama principal (y eso que está profundamente relacionada con esta).
No podemos pasar por alto el sentido del humor del que hace gala. En este mundo que tanto recuerda a las películas de la saga Cube (os las recomiendo si no las habéis visto), encontraremos referencias a otros juegos, expresiones muy españolas y un continuo tono desenfadado que hacen de King Lucas un título que no se toma en serio a sí mismo, y que incluso se atreve a romper la cuarta pared alguna vez.
El gameplay es sencillo: Avanza a ciegas buscando a la princesa por un sin fin de habitaciones que tienen puerta a izquierda y derecha, y escalera arriba y abajo, permitiéndonos acceder así a cualquier sala colindante. Gracias al Herrero y a la Bruja podremos adquirir armas, escudos, pociones e incluso utensilios como una brújula que facilita la búsqueda, a cambio de una buena cantidad de dinerito por supuesto, dinerito que conseguiremos al vencer enemigos y saquear donde podamos. La salsa reside en la buena gestión, y no me refiero solo al dinero. ¿Por dónde me conviene ir? Existen muchas rutas con trampas, enemigos y sorpresas diferentes, y tendremos que decidir qué ruta es la más sensata.
En el terreno de la jugabilidad nos topamos con un control premeditadamente limitado, que busca esa sensación de aventura retro. Por desgracia considero que este planteamiento no beneficia al título, y que la simple posibilidad de bloquear con el escudo a placer, y no llevarlo como un utensilio pasivo, habría sido una vuelta más de tuerca que no habría llegado a adulterar la esencia clásica que los creadores deseaban.
También debo mencionar una mecánica que brilla por su ausencia, el upgradeo de personaje. Volvemos a lo de antes, no hace falta un sistema de mejora de todos los aspectos del protagonista, pero habría venido bien y comprar cosas más tochas no sería la única forma de mejorar.
¿Por qué este método no me parece correcto? Porque en cuanto ganas un poco de dinero y te compras la mejor espada y escudo, automáticamente el castillo se convierte en tu putita. Los objetos tienen un límite y al final se rompen con el uso, pero tras recibir un par de recompensas del rey ya tienes un fondo para ir siempre bien provisto a cada misión. ¿No encuentras a la princesa ni a tiros? Cómprate un par de brújulas y ya está. El dinero mueve el mundo.
El juego es fácil, tanto en conseguir mejor armamento como a la hora de enfrentarse a los enemigos. He llegado a matar a uno de los bosses en un par de segundos sin que me tocara solo por llevar un buen espadón, y los combates contra los enemigos normales se limitan a aporrear al otro más rápido y seguido, da igual qué arma lleves, la clave está en aporrear rápido.
King Lucas posee también un modo online que por desgracia no he podido probar, pero que promete misiones multijugador para hasta 16 jugadores basadas en la búsqueda de la princesa, y la gracia está en poder elegir cómo de grande será el castillo, qué inventario llevarán los caballeros, y por supuesto, el pique entre jugadores ya que solo uno puede ser el ganador.
A pesar de tener que decir que el arte de King Lucas deja un poco que desear al ver a algunos personajes de cerca, resulta que en su visión general luce bastante bien. Los escenarios son geniales, aunque con tantas salas es normal que algunas se parezcan demasiado entre sí (recordemos que no son procedurales, las 1.223 habitaciones han sido diseñadas a mano), el dibujo es muy personal y todos los elementos casan muy bien. Excepto el exterior del castillo, esa mezcla de fondo en 2D y el 3D del suelo cercano da un poco de cosa.
Cabe destacar el detalle de que al empezar un combate, arriba aparece la imagen del enemigo en cuestión con su barra de vida a modo de carta, lo que le da un toque más cercano al rol clásico de sótano.
Sobre el apartado sonoro solo puedo quejarme de la brusquedad con la que alguna vez una melodía empieza o acaba, y esa pausa silenciosa que sucede entre ambas, que no viene a cuento y solo remarca más dicho corte en la música. Pero en general, la banda sonora funciona bien, sin destacar ni flaquear.
Yo me he divertido un montón. Le puedo pedir muchas cosas, pero ninguna que realmente le falte para ser un buen juego. A pesar de la dureza de mis palabras en algunas partes del análisis, creo que es un juego sencillo y de calidad, que cumple exactamente con lo que promete. Es equilibrado, divertido y de esos que abres para una partida rápida, pero solo consigues despegarte cuando el tenue brillo de una farola te deslumbra de madrugada. El 1 de Diciembre lo tendréis ya a la venta en Steam, si os ha molado el análisis ya sabéis donde pillarlo.
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