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Oceanhorn – Análisis PC

Bienvenidos al análisis de un Zelda que no es un Zelda, por mucho que a primera vista lo parezca. Hablamos de Oceanhorn y sé que comparar es odioso, pero es lo que tiene cuando usas una estética tan parecido a algo muy famoso: no vale quejarse. Sin embargo, el juego, además de prometer, cumple, y tiene algunos añadidos que le incluyen algunas sutiles diferencias con el título de Miyamoto.

Pero, no os engañéis. Si venís buscando un juego que se parezca a los clásicos de los 16 bits de los tiempos de Super Nintendo, habéis dado en el clavo. Si lo que buscáis es otra cosa, seguramente os llevéis un chasco. Estáis advertidos, así que, pasemos a darle al tema, culpables.

Uy… esto me suena

Vamos a empezar por el principio, y es que desde que eliges el bloque en el que guardarás la partida hasta que decidas apagar el PC vas a tener continuamente la sensación de estar jugando a un Zelda… más o menos.

Y es que Oceanhorn es todo un homenaje a The Legend of Zelda, por no llamarlo otra cosa. En él, nos pondremos en la piel de un muchacho que tiene que ir en busca de un monstruo llamado Oceanhorn que está ligado tanto a su destino como al de su padre desaparecido.

Para resolver el enigma que encierra esto tendremos que ir de isla en isla buscando los medallones que nos darán acceso a más información y nos pondrán tras la pista del hombre misterioso que está liándola parda por este bonito océano lleno de cosas.

El mapa del mundo será un inmenso mar azul que se irá abriendo conforme hablemos con gente o encontremos objetos que nos indiquen las localizaciones de las diferentes islas que hay en el mapa. De hecho, para cambiar de isla usaremos un barco que, si bien no tiene cara ni habla, sí que es bastante parecido al de Wind Waker. Sin embargo, no lo manejaremos, sino que en el mapa general, marcaremos la isla destino, y él solito nos llevará hasta ella.

Esto significa que no podremos explorar el mar, y las islas no serán accesibles hasta que no demos con la persona o el objeto que nos da su ubicación y en el camino, solo podremos eliminar enemigos y poco mas.

Quitando estos momentos de viaje, donde tendremos una vista en tres dimensiones del escenario, asemejandose al estilo de Wind Waker e incluso Phatom Hourglass, el resto del juego será en una vista cenital más similar a las del reciente A Link Betwen Worlds o A Link to the Past.

En estos momentos podremos llevar equipados una espada, un objetos y una magia, y cada uno de ellos se usarán con los botones del mando que le acoplemos al PC o bien con los botones asignados en el teclado. En cualquier momento podremos acceder al menú y cambiar el que queramos por otro que hayamos conseguido.

Estos objetos irán desde las bombas hasta el arco y las flechas pasando por otras muchas similitudes con los juegos de Zelda que nos harán sacar una sonrisa. El último botón es para correr (o embestir) y la cruceta servirá para pociones y similares.

Pero es que hasta las estructuras de los niveles son similares a los juegos de Nintendo. Habrá llaves pequeñas y llaves maestras; los objetos estarán en cofres y los de equipamiento, en cofres especiales y grandes; los puzles son de mover piezas y colocarlas en sus sitios, o eliminar enemigos, o subir y bajar el agua…

Y si queréis así podemos seguir todo el análisis, porque es que hasta las ropas del personaje, el barco que pulula por el océano saludándonos y los emblemas que tenemos que conseguir son exactamente iguales que los que hemos tenido toda la vida en Zelda.

Anda, pues esto no me suena

Pero pese a todo esto, Oceanhorn tiene cosas propias y nuevas que le darán ese toque distintivo que no tiene Link en sus aventuras. Para empezar, habrá niveles. Conforme derrotemos enemigos, superemos retos o consigamos cofres con experiencia, iremos recolectando unos cristales azules. Cuando alcancemos un determinado número de estos, subiremos de nivel.

Los beneficios de estas subidas son los que obtendríamos con la búsqueda e intercambio en los juegos de Nintendo, es decir un saco más grande para las bombas, más flechas, capacidad para disparar, etc.

También usaremos monedas en vez de rupias, y ya os avanzo que no encontraremos tantas como en los juegos de Zelda, en absoluto. ¡Ah! Y los personajes hablan y tienen voz, ya que el juego está doblado al inglés (y completamente traducido al castellano, ya que andamos con idiomas).

También incluye distintos minijuegos u otras habilidades, como la pesca, pero eso no es una diferencia porque también viene de «el juego al que vosotros os referís».

Los hechizos también son algo distintos a los que conocemos y se nota que están muy pensados para pantalla táctil. Hay que recordar que Oceanhorn está disponible para iOs desde hace tiempo, y que esto es una adaptación a PC. Precisamente, esta adaptación se hace bastante bien y, hasta la fecha, no he tenido problemas a la hora de realizarlos.

Una estética muy cuidada hasta cierto punto

Hay que reconocer que estéticamente, Oceanhorn es muy bonito. Los escenarios de bosque, desierto, hielo y acuáticos, están perfectamente detallados y tonterías como el hecho de que algunas vasijas (sí, hay vasijas), estén enterradas en el suelo y caídas, pero aún así podamos cogerlas, se agradecen.

Nuestro protagonista, aunque tiene una cara estándar tirando a sosa, también está muy detallado, y sus movimientos se realizan con bastante soltura.

Sin embargo, si nos fijamos en los enemigos y los personajes secundarios, no encontramos tanto mimo. Hay algunos que son para echarlos de comer aparte y, las escenas en las que vemos primeros planos, salta a primera vista que el juego no estaba pensado para esa resolución.

Sonoramente el juego cumple pero no sobresale. Hay melodías preciosas pero que no llegan más allá del momento en el que jugamos, es decir no serán memorables y las tararearemos por la calle al día siguiente.

Esto sumado a una dificultad basada únicamente en la resolución de puzles, ya que los enemigos apenas suponen un obstáculo si tienes algo de paciencia y maña (atacar, escudo, atacar, escudo, hechizo, escudo, bomba…) hacen que el juego sea muy entretenido, divertido y muy completo, sobre todo teniendo en cuenta su procedencia, pero en ningún momento un verdadero reto.

En definitiva, Oceanhorn es un juego que disfrutaréis mucho si os gusta el universo Zelda, y ayudará a quitarnos las ganas del Zelda que está por llegar, sin embargo, os advierto que si vais buscando un juego igual a A Link to the Past, os vais a quedar a medias ya que, para nada es tan completo como éste.

 

Manu Mora

Friki de GuiltyBit. Colaborador, padre y fan incondicional de Sonic, todo al mismo nivel. ¡Ah! Y maestro absoluto del látigo, aunque ya no lo use mucho.

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