Slap Village – Reality Slap – Análisis PC

Yo de pequeño vi Shrek, la película de animación de DreamWorks, sin pararme a pensar en todo lo que decía. Simplemente, la veía y me reía con sus referencias y bromas. Pues 15 años más tarde resulta que me veo en la tesitura de tener que hablar sobre Slap Village, un juego similar en muchas facetas a la película del ogro de la ciénaga.

El juego

Este título es una aventura gráfica de point & click desarrollado y editado por, y mucho ojo con esto, el estudio de animación español Monkey Toons y la editora española Tizona Interactive. Eso es en lo jugable, pero si de mi dependiera, la única etiqueta con la que nombraría al juego sería la de “Humor”.

Y es que así las cosas y siguiendo el rastro de nuestro verdoso amigo, el juego vive sumergido en un ambiente humorístico. La historia, sin ir más lejos, transcurre en un Antiguo Oeste donde hay aliens, indios que en vez de someterse a los vaqueros se alían con ellos para rodar “Pocatontas” en su aldea y referencias constantes a Star Wars y Regreso al Futuro. Vamos, que de Antiguo tiene poco, y bien se le podría llamar Anacrónico.

El argumento en sí mismo es, al igual que en Shrek, una soberana tontería que está para dar una base a lo demás. Manejamos a Lurditas, una chica de pueblo que se va a la gran ciudad a pasar sus vacaciones y al llegar descubre que su abuela ha desaparecido. Una historia con una premisa ridícula, con giros tremendamente obvios (para su universo) pero que es fluida y ligera, acorde a su duración nada extensa. Al menos, el juego es consciente de sí mismo, y sabe perfectamente cuál es su objetivo final: el humor, como ya he dicho.

El caso es que, probablemente, esta sea su única arma. El argumento desde luego no es nada del otro mundo (ni aspira a serlo, que esto es siempre importante) y recuerdo: estamos ante una aventura gráfica de point & click. No hay apenas jugabilidad. Hay unos minijuegos de por medio que merecerían no existir, directamente. Tienen un control nefasto, apenas tienen un sentido dentro de la historia (quiero decir, el hecho de que haya que jugarlos, pues son fragmentos como otros cualesquiera) y no aportan nada, más que restan. Menos mal que son pocos y muy cortos.

Aventura gráfica clásica

Quitando eso, lo esperable de un juego de point & click está ahí. Tenemos un inventario que llenaremos de objetos a medida que avancemos, los podremos combinar para tener acceso a otros, los puzles son sencillitos y fluidos… El gran triunfo en este apartado de Slap Village es haberse parado a pensar. Salta a la vista que no intenta ser “una revolución” ni “el juego del año”. De hecho, sus autores lo dejan bien claro: Slap Village se basa en los clásicos del género, como Day of the Tentacle. Y punto, no hay que aspirar ser más porque, para el juego que es, vale. Es correcto, y ya.

Vuelvo a decir, entonces, lo que decía antes: el humor es su única arma. Una aventura gráfica de point & click, obviamente, nunca destacará por su jugabilidad profunda y compleja y con mil variantes, y además en este caso tampoco tiene una buena historia. Pero el juego es tremendamente disfrutable gracias a su humor (que por cierto, si no conoces la cultura española puede perder bastante). Y, menos mal, el juego está bañado completamente y de arriba a abajo con su humor y su toque tan carismático.

Primero lo que salta a la vista, y lo más evidente: el apartado visual. Monkey Toons no solo es una desarrolladora de videojuegos, sino también de animación y de series (de hecho, Slap Village es también una serie multiplataforma). El estilo es muy carismático y animado, con colores vivos y en general con una estética muy alegre que puede llegar a trasladarte de verdad al Antiguo Oeste por momentos. Por otra parte están los diálogos y el doblaje que están cargados de humor y bromas que hacen el juego mucho más llevadero. Por favor, jugad este juego con el doblaje español porque de verdad que no tiene desperdicio.

El humor…

Lo siguiente y, probabablemente, más importante dentro de este punto son las referencias. Si el punto fuerte de Shrek era el mismo con distintos cuentos de la cultura popular y su transformación, como el Espejo Mágico haciendo de presentador de una oscura teletienda, aquí lo es el entrar en una iglesia y que Lurditas diga “Todo esto son diferentes Santos”. Lo aceptas, pero al fijarte, ves que en realidad son Superman, Thor y Obi-Wan Kenobi, con una fuente de un Gremlin y un símbolo Illuminati. O el abrir una caja y que veas el casco de Darth Vader y Lurditas diga: “¡Eh! ¡Ese es el casco del padre de Luke!”.

Todos estos detalles demuestran que el juego está hecho con cariño. No un cariño con el juego en sí, sino con todo por los que los creadores sienten devoción y les atrae. Y no está nada mal llevarte de vez en cuando una sorpresa que te puede sacar una sonrisa donde menos te lo esperas, como que los desarrolladores aparezcan en el juego como un club secreto que responde a la llamada de: “¿Por qué maulló el gato?”.

Esto es, en primera instancia, lo visible de Slap Village. Lo que vi cuando vi Shrek de pequeño, que me llevó a reír y reír hasta llorar al ver las distintas referencias de tantos cuentos y las situaciones tan ridículas que pasaba el ogro. Pero después crecí. Después crecí y vi toda la crítica que la película del ser verde guardaba detrás. Y este juego también tiene eso de Shrek.

… como crítica

Resulta que, aún con toda la simpleza del juego, Lurditas es un personaje tremendamente coherente y bien montado. Es una chica de pueblo, cuya madre se fugó con su profesor de pádel, cuyo padre murió “por una terrible mala suerte crónica” y cuyo hermano es piloto profesional de carromatos. Pero junto a esta sarta de cosas que es lo esperable del juego, resulta que Lurditas es una amante de la física cuántica, los sucesos paranormales y una defensora nata de los animales y la naturaleza. Y precisamente por este último punto van los tiros de su crítica.

Tras todo lo dicho, resulta que Slap Village es una crítica hacia las altas esferas, los ricos que tienen el poder y el destrozo que supone sus malas prácticas para el medio ambiente. Uno de los arcos del juego es, precisamente, evitar que un magnate consiga dar luz verde a un proyecto de cría de hámsters para que sean el motor de un generador eléctrico. Además se pueden dar diversas situaciones (dependiendo de cómo actúes con el entorno) que dejan ver la personalidad de Lurditas, como liberar a unos pájaros enjaulados, a un mono, o discutir con una señora por llevar pieles de animales.

Es una crítica social que deja ver claro cómo el dinero puede acabar con lo natural sin apenas esfuerzo, y solo por el bien de unos pocos beneficiarios que son los que se pueden permitir afrontar barbaridades. Un tema serio de narices que se deja ver en algunas ocasiones (menos de las que me gustaría, por cierto) pero que ante todo está bañado con humor. El proyecto del magnate es domesticar y criar hámsters para que corran en una rueda. Está tanto la crítica social como el objetivo final del juego: el humor. Shrek también es así, y si la recuerdo, es por eso mismo.

Conclusiones

Slap Village no viene a ser una revolución, y menos con este comienzo. Es un juego, dicho mal y pronto, del montón. Una aventura gráfica como otra cualquiera que quiere recordar a las grandes creaciones de Tim Schafer y compañía. Una jugabilidad simple y correcta, una historia ridícula salpicada por algunas situaciones curiosas, un estilo artístico muy particular, con una crítica social detrás y unos temas que tratar y un humor muy marcado y que si da en la tecla, te sacará algunas carcajadas. Nunca supe si realmente Shrek quería ganar un Oscar, pero desde luego, parece que Slap Village no quiere hacerlo. Y es lo mejor que hace.

El juego, con su historia y demás, está sin cerrar, y el final del juego es, literalmente, “El comienzo del plan.” Veremos con qué más nos sorprende Monkey Toons y si son capaces de sacarnos la sonrisa de nuevo.