WRC 6 – Análisis Playstation 4

Los rallies oficiales vuelven a nuestras consolas de la mano de Bigben con este WRC 6. Sin embargo, no cumple con el objetivo y el resultado dista mucho de lo esperado.

WRC 6 vuelve a nuestras consolas con su sexta entrega a toda velocidad. El problema es que la entrega de Bigben, por muy oficial que sea, tiene fallos de motor bastante serios.

¡Trata de arrancarlo Carlos!

WRC 6 es un híbrido entre simulación y arcade, más o menos. Si cogemos el mando y nos ponemos a conducir, tendremos la sensación de estar más hacia lo segundo que lo primero. Por desgracia, los rallies deberían enfocarse más hacia la simulación y, si no tocamos ningún parámetro, podremos comenzar a ganar carreras fácilmente.

Si jugamos en difícil y tenemos cierto hábito a estos juegos será bastante fácil lograr la victoria, y hablo de un modo de conducción «profesional». Si ya pasamos a simulación lo único que cambiará es que la caja de cambios será manual en vez de automática. Estoy seguro de que una simulación de rallies es mucho más que únicamente realizar los cambios como solemos hacer en la vida real.

Pero es que… es que no. Tenemos un techo altísimo con DiRT Rally, en el que un solo fallo te penalizaba toda la carrera. Ahora sin embargo los controles son más sencillos y más permisivos para hacernos ganar. Basta con corregir el joystick un poco para no salirnos, frenar un poco más fuerte… No sé cómo es conducir un coche de rally de verdad, pero creo que frenando solo fuerte sin controlar el volante, el coche se va. Cuestión mecánica simplemente.

Y ojo, porque los circuitos no es que cambien mucho entre sí (los terrenos). Obviamente conducir en nieve es diferente a asfalto, estaría bueno que fuese igual. Pero a la hora de conducir y de pulsar botones hay muy pocos cambios. Y repito, hablo de simulación: si escogéis el modo arcade, lo váis a nota exactamente igual.

La conducción de los coches tiene unas lagunas del tamaño de la Laguna Grande del Peñalara. Los coches son un calco los unos de los otros: podemos manejar a Dani Sordo y su Hyundai I20 que tampoco notaremos si utilizamos a Ogier y su Volskwagen Polo. ¿Qué sentido tiene entonces ofrecer tantas escuderías?

La personalización de los coches tampoco está mal: es completa, sí, pero insisto en que es una absoluta tontería si no modificamos los parámetros de simulación hasta el nivel más alto. En dificultades altas se puede ganar fácilmente sin tocar nada, justo como no sucede en la vida real. Ya en esferas mayores puede variar, sí. Pero no esperéis un DiRT Rally…

A modo de resumen, me duele decir que la conducción, que es lo fundamental de este tipo de juegos, no es lo que esperaba. Tiene que ser mucho más real, sentir que estamos en carrera. Golpear un quitamiedos debería hacerlo saltar por los aires y no bloquear nuestro coche, al igual que un arbusto minúsculo. Necesita mejorar.

Derrapando por el mundo

Si algo hay que darle a esta franquicia de una marca es, precisamente, eso: pertenecer a una marca y ser un juego oficial. Por ello, disponemos de las categorías WRC, WRC 2 y WRC Junior y toooodo lo que ello conlleva.

Lo primero, los rallies. Están todos: Barcelona, México, Suecia… Todos con sus respectivas etapas y climas variables. También lo están los equipos y los pilotos aunque, como decimos, apenas hay diferencia (más por sentirnos identificados con nuestro piloto que por hechos puramente jugables).

Los modos no están mal tampoco: clásico Modo Carrera donde creamos a nuestro piloto y vamos ascendiendo de categorías hasta llegar a las más altas esferas. Efectivo. También hay campeonatos, carreras en solitario… y ojo: carreras a pantalla partida. Esto sí es un gran punto verde a su favor.

Brrrrum brrrrum…

¿Qué podemos decir del apartado técnico? Muy a medias. El sonido está bien, las voces en español son obligatorias siempre. De no ser así, perdería mucho público y, qué narices, que nos saldríamos todo el rato.

Un pequeño apunte del sonido: el copiloto habla mucho y no demasiado claro. Introduce muchos conceptos (una mayor escala de curvas del 1 al 9, números debajo de la curva que no se sabe bien qué significan) que quizá sean innecesarios. Encima a veces no dice el final de una curva o el principio de otra y te la tragas, literalmente. No para de hablar y, aunque sea necesario, requiere un esfuerzo grande de concentración para captar toda la información (como en un rally de verdad, vaya).

Si del sonido tengo poca queja, más lo tengo en el apartado gráfico. No me ha gustado nada, para qué mentir. El coche está bastante bien logrado y pierde piezas si nos chocamos, cierto. Pero tiene unos fallos gráficos garrafales. Ojo.

Lo primero y más liviano es el popping: de repente van apareciendo elementos de la nada, como puestos por el ayuntamiento. Pero lo que me parece insalvable es que los coches no levanten apenas grava o nieve cuando se conducen. Por el amor de Dios, ¡¡es que los rallies son puro barro y nieve!!

En serio, ¿cómo no pueden hacernos sentir que estamos dentro de un rally con lo más característico, que es el coche lleno de mierda y que salpique un poco a la cámara? Fallazo imperdonable.

Hay horas

Si te gusta el género de los rallies como a mí quizá te interese echarle un vistazo. Tiene todas las licencias, todos los circuitos… pero no es lo que esperábamos. Está muy limitado técnicamente y se ve eclipsado por DiRT Rally, el rey actualmente.

Pero ojo, una cosa es inherente: el juego tiene horas. Muchas horas. Si nos engancha (que no ha sido mi caso) hay mucho que jugar, los modos están bien y el tener la licencia de WRC le da un gran plus.

Conclusión

A modo de resumen diré que este juego no es el mejor ni lo va a ser en el futuro a no se que se vuelquen totalmente en la simulación, porque eso es un rally puro. Sin embargo, si os gusta el género y os lo regalan… no le hagáis asco.