Análisis de Detective Pikachu: El Regreso,

Un juego simple, sencillo pero que atrapa. Este es nuestro análisis de Detective Pikachu: El regreso.

Pese a que a todos nos chocase en su momento ver a un pokémon hablar con voz de camionero, tomar café y beber café, la verdad es que la fórmula resultó ser de lo más entretenida. Ahora, un tiempecillo después, The Pokémon Company nos trae una secuela para darle más lore a su mundo. Y como os contamos en este análisis de Detective Pikachu: el regreso, sin innovar demasiado y sin ser especialmente rompedor, el juego atrapa.

Eso sí, tenemos que tener muy claro qué tipo de aventura es. No estamos ante un Profesor Layto, un juego de puzles complejos y, ni si quiere, un título en el que los pokémon sean los principales protagonistas.

Nos encontramos en un título que se acerca más al público infantil y que pretende dar mucho más contexto a la vida entre pokémon y humanos. Y eso implica que veremos muchas cosas que no solemos ver en los otros juegos de la franquicia (los principales) y que son, curiosamente, mucho más «reales».

Dicho esto, comencemos a destripar un poco (con cariño) el juego.

Un nuevo «misterio» que resolver

A ver. Seamos sinceros. Hablar de misterios sin resolver en Detective Pikachu (el primero o el segundo) es algo bastante relativo. Pese a que vamos a encontrarnos con curiosos e inesperados giros de guión a lo largo de la aventura (sobre todo al final de los capítulos), ninguno inventa la rueda.

Desde un primer momento (o un segundo momento, vaya) empezamos a hacernos una idea de a qué nos estamos enfrentando en esta ocasión. Los sucesos ocurren dos años después del final del primer juego (no de la película) y con una ciudad un poco más tranquila. Pero, cómo no, algo sucede y se tuercen las cosas.

Tras un par de pantallas a modo de tutorial, entraremos en la linea argumental de Detective Pikachu: el regreso, y pronto veremos que las cosas son más obvias de lo que podría aparentar. De hecho, es bastante fácil querer sacar a Pikachu de la pantalla y estrangularlo un poco para decirle algo así como «¿pero es que aún no ves quién ha sido?».

Como os digo, no es complicado entender por dónde van los tiros y a dónde tenemos que dirigirnos para solucionarlos. Pero eso no quita que, en determinados momentos, la cosa se ponga intensa y pegue un giro que nos deje con una sonrisa en la boca. Eso sí, si sois un poco avispados, un minutejo antes de que pase seguramente ya os lo oleréis.

Lo gracioso es que, pese a ser una historia «sencilla» o previsible en muchos momentos, es capaz de engancharte y tenerte de la mano para ver si tus teorías son ciertas. La mayoría de las veces lo son. Pero (y yo no os he dicho esto) un par de veces me equivoqué.

Puzles, charlas y humor

Detective Pikachu: el regreso no es especialmente innovador con respecto a su predecesor. Hay algunas nuevas mecánicas con pokémon que sí que hacen su debut, pero la mayoría de las cosas ya las hemos visto en el anterior título.

Básicamente estamos ante una aventura gráfica (más o menos) en la que tendremos que hablar con la gente para sacar pistas. Nuestro querido Tim será el encargado de hablar con los humanos y sacarles sus cosas, y Pikachu intentará hacer lo mismo con los pokémon. Pero…. a veces son un poco difíciles de tratar. O mucho.

Esta combinación hace que tengamos una visión más grande del panorama de los misterios e iremos anotando en nuestro cuaderno todo lo que vayamos descubriendo.

En ocasiones, además de hablar, podremos echar mano de las habilidades de algunos pokémon. Olisquear, escuchar, usar la fuerza… depende de a qué criatura engatuse Pikachu sacaremos cosas diferentes y obtendremos más piezas del puzle.

Finalmente, cuando tenemos todas las pistas, se nos avisa y podremos «deducir» qué ha pasado. Y lo pongo entre comillas porque… bueno, realmente deducimos poco.

Como si de un final de episodio de Detective Conan se tratase, nuestros detectives expondrán sus teorías y nosotros elegiremos la que más nos cuadra de entre (normalmente) tres. Eso sí, si fallamos, no pasará absolutamente nada, por lo que, como os digo, es cuestión de intentarlo de nuevo y listos.

Pero vaya, que el juego se asegura de que algo sea tan suma y escandalosamente claro que fallarlo es solo para ver qué pasa si fallas algo o porque tu mando está roto. Porque si no, mejor que te tomes un café antes de seguir…

Como os digo, un sistema simple, sencillo y que no representa en ningún momento un punto de no retorno o de bloqueo. El juego está para que lo disfrutes y lo juegues sin preocuparte por fallar.

Un estilo bastante acertado

Entonces, resumamos. La historia es previsible, aunque tiene algún giro de guión. Los puzles son sencillos y fáciles de resolver. Las pistas y las resoluciones no penalizan si te equivocas…. Si todo esto es así ¿cómo es que dicho que el juego engancha?

Pues, dejando de lado que a mi me gusta casi cualquier cosa que tenga colorines, la verdad es que Detective Pikachu: el regreso, te va cambiando de estretegia cada dos por tres. Ahora habla, luego investiga, un par de minutos y pista… Y eso hace que la cosa sea más dinámica. Además, no suelen repetirse los sistemas de resolución.

Pero, sobre todo y ante todo, el juego gana enteros por cómo retrata al mundo y cómo se trata a sí mismo: con humor y con cariño.

Conforme vayamos avanzando en la historia iremos desbloqueando zonas y la gente nos pedirá más cosas. Muchas de ellas son tan obvias y sencillas que apenas tendremos que quebrarnos las cabezas. Pero ojo, porque las historias que cuentan son divertidas, bonitas y hasta emotivas.

Veremos esa parte de pokémon que, en caso de ser real, quizás serían así. Cómo se ven lo pokémon en un mundo donde no necesariamente tienen que luchar. Cómo son compañeros o cómo viven con los habitantes y cómo son realmente amigos o mascotas muy queridas. Y no simples máquinas de meterse de hostias.

Es un juego que mete mucho, pero que mucho lore a la franquicia. Y, al igual que hizo la película, ridiculiza muchas veces a la propia Pokémon Company. Pero siempre con cariño.

En serio, lo mejor del título son, sin duda alguna, sus conversaciones con la gente. No con Tim o Pikachu. A esos dos a veces es para echarles de comer a parte. Pero el resto, merecen la pena.

Una evolución pobre

Hemos dicho cosas bonitas, pero ahora llega la parte de meterle palos como un cagatió. Bueno, en verdad no seremos tan duros porque no nos ha parecido tan mal el juego en estos aspectos. Pero sí que se merecerían un tirón de orejas.

Como en casi todo juego de Pokémon, la verdad es que la compañía no apuesta por los gráficos punteros, ni mucho menos. Eso sí, al ser un título bastante más cerrado que los de la saga principal, la verdad es que no queda tan mal.

Los pokémon están muy bien detallados, y algunos escenarios también son cuquis. Pero en la mayoría de los casos nos vamos a encontrar con lugares y humanos muy pero que muy planos. Y mejor no hablemos de las animaciones… porque vaya tela.

No es que sea nada que te rompa el juego o te saque de él. Más bien es una apreciación al ver lo que se puede hacer con un poco de maña. Puedes tirar por estilos simples, pero hacerlo bien. Y casi ningún juego de Pokémon hace esto correctamente.

Por suerte, no hay caídas ni nada que interrumpa la jugabilidad. Así que por ese lado se salvan.

Conclusiones del análisis de Detective Pikachu: el regreso

Cerremos el análisis de Detective Pikachu: el regreso casi de la misma forma que lo hemos empezado. Es un juego para un público infantil o uno que quiere disfrutar, sin problemas y sin quebraderos de cabeza, de una historia interesante aunque sin más aspiraciones.

Es para darle en familia, aprender de pokémon y divertirse con un humor que, en ocasiones, va con doble sentido. No destaca en jugabilidad, ni en gráficos, ni si quiera en puzles. Pero sí que nos hace pasar un tiempo entretenido y divertido.

Si esto es lo que buscas, este es tu juego. Y si no, ponte a hacer Picross de 40×30 y luego hablamos.