Análisis de Final Fantasy XV para PlayStation 4

Final Fantasy XV es un juego que seguramente será capaz de sacar las mejores sensaciones que puedas imaginar. Pero también será capaz de dejarte con una sensación agridulce.

Tras 10 años de desarrollo y muchos cambios en su estructura, Final Fantasy XV por fin está entre nosotros. Y lo hace para sorprendernos y decepcionarnos a la vez. No a partes iguales, por supuesto, pero sí en muchos momentos del juego.

Las sorpresas llegan por el magnífico mundo que han construido. Esa Lucis maravillosa que querrás explorar de cabo a rabo y que, encima, sabemos que va a tener más contenido con actualizaciones gratuitas.

Pero las decepciones también llegan. Y lo hacen precisamente por su nombre: Final Fantasy. Y es que, como fan de la saga, como amante de los JRPG y como jugador de rol en casi todas sus facetas (mesa, vivo, juegos, cartas, dados e interpretación) he sido incapaz de encontrar la esencia de un Final Fantasy más allá de en determinados nombres y algún que otro elemento.

Ojo, eso no lo convierte en un mal juego, para nada, pero creo que es necesario puntualizar y diferenciar estos dos aspectos ya que queramos o no, este juego se llama Final Fantasy XV y no Un viaje de pirados (menos mal).

Un mundo sobresaliente pero…

Empecemos por el principio. Final Fantasy XV posee uno de los mundos más bonitos que te podrás echar a la cara. Es extenso como él mismo y los detalles están cuidados al máximo.

El mundo de Lucis nos va a encandilar no solamente por su grandeza sino por el mimo que tiene a la hora de haberse recreado. Praderas, bosques, páramos, desiertos, lagos, mares, ciudad(es), colinas, montañas… todo en este mundo es impecable en ese aspecto. Tan impecable que acabará sobrecogiéndonos en muchos momentos.

La cantidad de cosas que hay que hacer en este universo de Final Fantasy XV nos pueden dejar algo descolocados, sobre todo al principio. Darnos tanta libertad desde un primer momento sin introducir apenas nada la historia seguramente os deje con el culo torcido.

Ya es vuestra decisión explorar Lucis ahora o luego, pero seguramente querréis hacer esto desde el principio. Sin embargo os voy avisando que ir a todos los rincones del reino os va a ser, cuanto menos, imposible. Sobre todo si algún día queréis pasaros la historia.

Por desgracia, no todo es tan bonito en este mapeado que nos ha preparado Square Enix. Cuando juguéis a él, seguramente tendréis la sensación de que falla algo en todo esto. Y es que el mundo está algo vacío.

Ojo, no me refiero a que haya pocos enemigos o pocas personas, sino que la interacción con ellos es bastante nula. Quitando el par de ciudades que hay y las zonas de abastecimiento o tiendas de carretera, la gente que nos encontremos por Lucis parecen fantasmas. No hablan, no interactúan, no nos dicen apenas nada. Solo una o dos hablan entre ellos para dar una falsa sensación de vida.

No serán ni una ni dos las casas abandonadas sin motivo que veremos o las granjas con gente que no hacen ni ruidos. En Final Fantasy XII, por poner un ejemplo cercano, casi cualquier persona de cualquier ciudad o zona hablaba y decía una frase tonta. Aquí no. Son, como digo, fantasmas que están ahí para hacer bulto, y esto estropea el magnífico diseño de un Lucis que podría haber sido genial.

Una historia que solo llega a interesante

Otro de los elementos que uno busca en un Final Fantasy es su historia. Final Fantasy VII va de aliens que quieren convertir el mundo en una nave espacial. Final Fantasy VIII de viajes en el tiempo y los bucles temporales que implican, Final Fantasy III… bueno, mejor no hablemos de Final Fantasy III.

La historia de Final Fantasy XV, sin ser mala, no es lo que esperábamos tras ver la de Final Fantasy XIII (pese a lo lineal que era). Noctis tiene que recuperar su reino, y para ello hará de recadero de un lado a otro conociendo a los que serán sus más fieles seguidores en el futuro.

No le faltan momentos épicos y espectaculares, no lo podemos negar, y la banda sonora es tan sublime que a veces solo con ella ya tenemos las emociones a flor de piel. Es el arte de Yoko Shimomura. Sin embargo, la forma en la que está contada y cómo se desarrolla a veces deja qué desear.

Para empezar, seguir la historia principal es un camino muy pero que muy corto. Hay capítulos que simplemente implican ir de un sitio a otro en coche y esto te deja la sensación de improvisación o de relleno. Para seguir, el mundo tan grande que hay, el explorarlo y las misiones que nos van dando secundarias no ayudan a que queramos seguir el hilo de la historia.

Es decir, no termina de enganchar y encima tanta misión y tanta exploración hace que se diluya la trama aún más. Esto me hace pensar que han gestionado mal los recursos de este Final Fantasy XV. La mayoría de las misiones será ir de aquí a allá haciendo recados o peticiones, y dejando de lado que somos el rey de Lucis (un respeto, «poh favó»), se echa de menos algo que nos enseñe más del mundo. Una misión que nos hable de unas ruinas, una trama que nos lleve al pasado de Cid, una historia que nos meta de nuevo en Altissia… Algo que no sea, ve, mata o recoge.

Sinceramente creo que cambiando un par de elementos esto habría quedado mejor. Y es que parece que hemos cogido un JRPG y le hemos dado la vuelta: hemos empezado por un principio muy abierto y hemos terminado por uno muy lineal.

Cualquier Final Fantasy o juego de rol, primero nos muestra un camino muy lineal. Nos enseña el mundo que tenemos, los personajes e incluso la trama. Luego nos da la libertad de explorar lo que queramos e ir a donde queramos. Aquí no. Aqui nos dan el mundo y luego nos lo quitan. ¿Por qué no mantener el esquema? Como digo, mi sensación es que la trama se diluye muchísimo, sobre todo al principio, y no es hasta que no nos quitan la «libertad» cuando se encamina hacia el verdadero golpe de efecto del juego.

Como digo, mala gestión de la trama, el mundo y sus elementos. Por separado todos son buenos o muy buenos, pero el orden que han decidido incorporarlos a mi me deja algo frío.

Un nuevo sistema de combate

La saga Final Fantasy lleva encaminándose desde hace mucho tiempo a algo más de acción en tiempo real. Ya lo vimos desde Final Fantasy XII con el sistema de gambits y un poco más cuadriculado en el de Final Fantasy XIII.

Final Fantasy XV nos muestra un sistema que podríamos llamar una mezcla entre Kingdom Hearts y Final Fantasy XII. Aquí manejaremos solo a Noctis ya que al resto del grupo solo podremos usarlo para hacer los ataques combinados o en determinadas circunstancias.

Sin embargo no resulta un estilo de acción al cien por cien ya que no requiere que hagamos una combinación de botones ni que nos compliquemos la vida. Pulsando un botón lo podremos hacer todo, y con la cruceta seleccionaremos el arma que queramos hacer. Cada una posee un estilo de lucha, una velocidad y un daño, así que ya es cosa nuestra encontrar las debilidades del enemigo.

Y estas debilidades ahora no son al fuego, hielo, rayo, agua o demás. Ahora son a los tipos de armas. Porque Final Fantasy XV, como tal, no tiene magias. Solamente encontraremos vestigios de estos elementos en la síntesis de magia. Y por desgracia, parece metida con calzador. Una vez avancemos en el juego, obtendremos otros elementos mágicos que ya andan toqueteando para que sean más entretenidos, pero por el momento, la magia es casi nula.

Desaparece todo lo que no  sea Piro, Hielo y Rayo. Magias como Bio, gravedad o lento son sustituidas por efectos adicionales a los tres primeros hechizos que os he comentado. Incluso cura es una magia que pasa a ser un elemento. Además, las invocaciones, cuando las consigamos, se reducen a 4 más una extra y encima no podremos ni decidir cuándo usarlas ni dónde usarlas.

Esto sumado a una preocupante falta de elementos de personalización en el tema equipo, ya que solo podremos cambiar los accesorios y algo de la vestimenta) hace que combatir sea mucho más simple que en otros Final Fantasy más clásicos.

Las mejoras de materias, el entrenamiento de espers, la masterización de equipo, los gámbits, la posibilidad de elegir a cualquier personaje… todo esto desaparece en Final Fantasy XV. De hecho, los árboles de habilidades son comunes para todos. No hay uno para cada personaje, sino que todo sale del mismo.

Por suerte, los combates en sí resultan entretenidos y adictivos, y aunque sea solo con Noctis, luchar es una gozada. No hay saturación de enemigos y, si no queremos, siempre podemos huir del campo de batalla. Buscaremos sin cesar enemigos que nos pongan a prueba, que nos saquen de nuestras casillas y que hagan que tengamos que usar todo nuestro arsenal. Y esa búsqueda del reto es algo simplemente brillante.

Eso sí, no os fiéis de los niveles, porque habrá veces que un enemigo de nivel 10 te pegue una paliza impresionante y otras en las que los de nivel 50 caigan como moscas. El tamaño importa. Solo os diré eso.

Además, conforme avance la historia tendremos que echarle más cabeza si no queremos caer a las primeras de cambio. Hay que estudiar a los enemigos y esquivar bien. No es todo tan sencillo. Y al menos se agradece.

Más allá del juego

Podemos analizar Final Fantasy XV como juego, sin embargo se hace necesario meter otros elementos que son imprescindibles para entenderlo todo. Y son las cosas que hay alrededor del juego de Square Enix.

Por un lado tenemos Kingsglaive que es prácticamente el opening del juego. Seguramente este será el Final Fantasy con el peor opening de la historia. O uno de los peores al menos. Terra andando por la nieve, Cloud en el tren, Squall peleando, Sin atacando, incluso e Final Fantasy XII mostrando Rabanasta es más espectacular. En Final Fantasy XV hay nada de esto… si no contamos Kingsglaive.

Tras el primer capítulo hace falta que veamos esta impresionante película hecha para fans. En ella entenderemos muchas cosas, sobre todo de nuestro villano y de Regis y su séquito. Sin ella empezaremos el juego perdidos y sin mucho conocimiento de lo que ha pasado.

Y lo mismo ocurre con Brotherhood. En Final Fantasy XV no se han tomado el tiempo de mostrarnos al grupo. Directamente nos lo dan hecho, y a pesar de que cuando jugamos les cogemos cariño a todos y vemos sus personalidades marcadas y definidas, si no vemos el anime no entenderemos de dónde salen y por qué siguen a Noctis tan ciegamente. Incluso Umbra se queda a medias si no lo hemos visto.

Si metemos estos dos elementos en la ecuación la cosa cambia sustancialmente. El viaje se convierte en algo más complejo y entendemos mejor la relación entre muchos personajes. Es difícil decidir si meter a Brotherhood y Kingsglaive en la nota de Final Fantasy XV porque el uno sin los otros no se entiende… pero tampoco es que nos lo den con el juego.

Por suerte, se pueden conseguir fácilmente y muchas cosas se complementan el el juego. Hay muchos viajes en el coche que gusta hacer por ver cómo se relacionan entre ellos, cómo hablan o qué se dicen. Además, la banda sonora ayuda a meterse mucho en el juego. No me equivoco si digo que realmente es lo mejor que tiene el juego. Yoko es mucho Yoko.

Dos análisis

Así que, para terminar, podemos hacer dos análisis de Final Fantasy XV. Podemos analizarlo como juego. En este caso, el título se lleva una buena nota. Tenemos una historia interesante, un mundo brillante y un desarrollo que podría haber estado mejor. Podríamos decir que de notable alto.

Sin embargo, si lo analizamos como Final Fantasy la cosa empeora. Simplicidad en el desarrollo de personajes; eliminación de magias e invocaciones tal y como las conocemos; imposibilidad de manejar a nadie más del grupo y de desarrollarlos como nos dé la gana; historia que se diluye en el enorme mundo que han creado…

Da la sensación de que el desarrollo del juego se ha centrado más en Lucis que en Noctis y su aventura, y en este sentido casi me atrevería a decir que como Final Fantasy se me queda por debajo del notable.

Aún así, la combinación de estos dos elementos, los clásicos de la saga y los nuevos que se introducen con el cambio y le dan un elemento innovador a la franquicia, consiguen un resultado más que aceptable. Interesante, entretenido y más grande que cualquiera que haya hecho Square Enix.

Podríamos decir que es un buen «comienzo» para cambiar. Le faltan muchos elementos, pero el conjunto está muy bien. Algunos de estos fallos se arreglarán con actualizaciones y con DLC, pero otros me temo que no cambiarán en el futuro.

Así que, si me preguntáis si os recomiendo jugar a Final Fantasy XV os diré que sí. Lo vais a pasar bien, lo vais a disfrutar y os va a gustar. Pero también os advierto que os va a decepcionar en muchos puntos. Sobre todo a los jugadores más veteranos de la saga.

Dos caras
Apartado Artístico
10
Jugabilidad
8
Historia
6.8
Final Fantasy
6
Nota de lectores16 Votos
5.4
Un mundo inmenso y detallado
El sistema de batalla es adictivo y fácil de usar
La banda sonora de Yoko Shimomura es para enmarcar
Los elementos de Final Fantasy deaparecen (magias, invocaciones) y la personalización es casi nula
La historia se diluye y las misiones secundarias son repetitivas
El mundo parece vacío en muchas ocasiones
Si no has visto Kingsglaive y Brotherhood la historia se te queda a medias
7.7
Dos caras
Manu Mora

Friki de GuiltyBit. Colaborador, padre y fan incondicional de Sonic, todo al mismo nivel. ¡Ah! Y maestro absoluto del látigo, aunque ya no lo use mucho.

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